A más de diez años de iniciada la invasión contra Afganistán, las tropas extranjeras en ese país oscilan entre el número creciente de soldados muertos y una posible retirada en 2013.
El mes de agosto fue uno de los más mortíferos para las fuerzas militares extranjeras que ocupan Afganistán desde 2001, luego que el ex presidente George W. Bush desatara la guerra global contra el terrorismo.
La violencia contra los uniformados afganos como extranjero ha aumentado en el trascurso de las semanas y sólo Estados Unidos perdió 69 militares, a los que se suman soldados españoles y australianos que han caído por atentados y ataques del movimiento talibán. Treinta de esos marines fueron ultimados por los insurgentes mientras se trasladaban en un helicóptero Chinook en el este de Afganistán.
Según datos del Departamento de Defensa estadounidense, la cifra revelada supera la del mes de julio, cuando los soldados muertos fueron 65. De acuerdo con cifra del Pentágono, desde el inicio de la invasión 1.643 militares han sido abatidos en territorio afgano, aunque el sitio independiente http://icasualties.org/, registra la muerte de 2.109 uniformados norteamericanos.
Entre la principales causas de la muerte de militares extranjeros se encuentra los atentados de la insurgencia mediante bombas de fabricación casera, pero en el último tiempo también se acrecentó la infiltración de rebeldes en las propias filas del Ejército afgano, algo que genera tensiones crecientes. La propia Organización del Tratado para el Atlántico Norte (Otan) reconoció que en el trascurso de 2012 se produjeron más de 30 ataques de los propios soldados afganos contra militares de las fuerzas extranjeras, provocando 45 muertos. Uno de los problemas más frecuentes que se registran en Afganistán es el alto grado de desconfianza y de descoordinación entre los uniformados locales y los soldados extranjeros.
El portal http://icasualties.org/, señala que el total de soldados extranjeros muertos en Afganistán asciende a 3.169.
Formamos o no formamos
Debido a las infiltraciones en las filas afganas y los desacuerdos con las tropas extranjeras, Estados Unidos anunció que suspenderá temporalmente el programa de entrenamiento a la policía del país asiático. Conocida la noticia, el portavoz de la Otan, Oana Lungescu, señaló que la alianza militarista continuará con los entrenamientos, luego que un representante de esa organización señalara lo contrario desde Kabul.
“Nuestros comandantes están haciendo todo lo necesario para reducir el riesgo de ataques internos. Estamos revisando medidas todo el tiempo y continuamos trabajando estrechamente con nuestros socios afganos para tratar el problema”, reconoció el portavoz.
Tanto los gobiernos de España y Australia coincidieron que sus tropas en Afganistán continuarán con los programas de entrenamiento. En tanto, Nueva Zelanda anunció que retirará a sus soldados en abril de 2013, en su mayoría desplegados en la provincia afgana de Bamiyan. El control de la seguridad de esa zona pasará a manos de la Otan. Nueva Zelanda envió en 2003 a sus tropas a Afganistán, donde han muerto diez soldados, cinco de ellos en agosto.
Hasta ahora, el objetivo de Estados Unidos de “estabilizar” el país cuando desató la invasión, parece un lugar lejano. El gobierno afgano no solo debe lidiar con las operaciones de la insurgencia, sino con desavenencias internas que han mellado la gobernabilidad de la nación.