Por Leandro Albani. El Ejército israelí atacó a un grupo de pescadores palestinos y el alto el fuego acordado hace una semana corre peligro. La represión de Tel Aviv contra las y los pobladores de Gaza sigue siendo una constante.
Apenas transcurrida una semana del alto el fuego acordado entre Israel y las organizaciones político-militares palestinas, encabezadas por el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás, las Fuerzas Armadas de Tel Aviv rompieron esa tregua al abrir fuego contra un grupo de pescadores que se encontraban frente a las costas de la Franja de Gaza.
La agencia de noticias Maan recogió el testimonio de los palestinos, quienes denunciaron que “barcos de guerra israelíes dispararon sus armas automáticas contra sus botes mientras estaban faenando en las seis millas náuticas permitidas” por Israel. Desde 2006, la población de Gaza sufre un férreo bloqueo impuesto por el gobierno hebreo que, entre otras restricciones, no permite que los pescadores palestinos sobrepasen el límite de seis millas en las propias aguas palestinas.
Israel justificó el ataque a través de un portavoz del Ejército, citado por la agencia Europa Press, que explicó que “los pescadores palestinos se desviaron de la zona de pesca acordada”, por lo cual las Armada efectuó “varios disparos de advertencia al aire”. Al ser consultada sobre cuánto se desviaron los pescadores, la portavoz se negó a responder.
La colaboradora de la cadena Telesur en Gaza, Noor Harazeen, difundió en su cuenta Twitter que con este hecho se produjo la “primera violación del cese al fuego”. La periodista agregó que los “buques de guerra de Israel abrieron fuego contra pescadores palestinos que estaban dentro de las seis millas náuticas permitidas mar adentro de la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza”. Harazeen confirmó que “no hubo heridos” pero que sus botes fueron afectados por el fuego israelí.
En tanto, la agencia Prensa Latina informó que “fuerzas israelíes dispararon” y dejaron “gravemente herido al conductor de un vehículo en el punto de control de Qalqiliya, mientras al interior de un hospital de Gaza otro palestino murió a consecuencia de las graves heridas sufridas en la agresión de los 50 días”.
Alcanzado el acuerdo entre Israel y Palestina, Tel Aviv se comprometió a reducir el bloqueo impuesto contra la población. Esta medida punitiva corta toda posibilidad de que ingresen alimentos y medicamentos a Gaza, como también materiales de construcción, a lo que se debe sumar el permanente control militar sobre los pobladores de la franja y Cisjordania.
La operación militar “Margen Protector” que desató Israel contra Gaza dejó como saldo más de 2.100 palestinos muertos, de los cuales 500 son niños. Además, un total de 100 mil personas quedaron sin hogar y 18 mil casas fueron destruidas por las bombas hebreas, según informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU). El organismo internacional agregó que el total de viviendas que han quedado inutilizadas representa el 13% del total en Gaza, sin tomar en cuenta que antes de la invasión israelí la población gazatí sufría de un déficit de 71.000 unidades habitacionales.
El portavoz de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU, Jens Laerke, explicó que los servicios de agua y electricidad funcionan con enormes dificultades. A finales de julio, la única planta eléctrica en territorio palestino dejó de funcionar después de ser bombardeada por Israel. Laerke señaló que la usina no puede ser reparada debido a que varios técnicos en electricidad, así como en estaciones de suministro de agua, murieron por los ataques israelíes. El funcionario indicó que por esta razón sólo el 10 por ciento de la población cuenta con agua corriente a diario y en la mayor parte de Gaza sólo hay electricidad durante una parte del día.
Finalizada la operación “Margen protector” contra Gaza, 106.000 palestinos han quedado desplazados, de los que 55.000 ahora viven recintos de la Agencia para los Refugiados Palestinos de la ONU.
El ataque contra los pescadores palestinos ocurre un día después de que Israel anexara de forma ilegal 400 hectáreas de tierras cisjordanas de la zona de Gush Etzion, entre las ciudades de Belén y Hebron. Ante este hecho, que viola el derecho internacional, Hanah Ashrawi, miembro del comité ejecutivo de la Organización por la Liberación de Palestina (OLP), declaró que la nueva ocupación representa la clara voluntad de Tel Aviv de rechazar a la creación de dos Estados, como lo estipula Naciones Unidas.
Conocida la noticia, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió sobre el peligro de la anexión de las 400 hectáreas y manifestó que “la toma de esa franja de tierra tan grande representa un riesgo que allana el camino para que haya futuras actividades de asentamientos”.