En entrevista a Marcha, el sociólogo franco brasileño Michael Löwy hace un mapeo de las elecciones presidenciales francesas y comenta cómo la izquierda ha reaccionado a la crisis en Grecia y España.
A veinte días de las elecciones francesas, las encuestas parecen confirmar lo que el sociólogo Michael Löwy ya apuntaba hace dos años, tras la crisis instaurada en el gobierno de Nicolás Sarkozy después de la aprobación de la reforma de jubilación: el mandatario francés difícilmente será reelecto.
El socialista François Hollande lidera las intenciones de voto con un 28,5% de los votos, contra 27,5% del actual presidente francés. El Frente de Izquierda, encabezado por Jean-Luc Melenchon obtendría un sorprendente 15%, y la ultra derechista Marine Le Pen, 13%. En una segunda vuelta entre los dos primeros, el socialista contaría con un 54%, contra un 46% del rival.
“Si todo sale bien, podemos tener un gobierno de centro izquierda con una izquierda radical en la oposición”, afirma Michael Löwy.
El sociólogo considera que el desarrollo de la crisis en el continente sirvió de excusa para que el gobierno “neoliberal” de Nicolás Sarkozy llevara adelante una serie de reformas que representaron retrocesos para los trabajadores franceses. “La crisis ha servido sobre todo como pretexto para que el gobierno reaccionario y neoliberal de Nicolás Sarkozy imponga medidas de austeridad”.
En Grecia, dónde la crisis se mostró más aguda, también los partidos de la izquierda esperan una buena votación en las próximas elecciones. A continuación la entrevista con Löwy.
Es común encontrar comparaciones entre lo que pasó en Argentina en 2001 y lo que está pasando ahora en Grecia y en menor grado, en España. Sin embargo, la rebelión social argentina impuso una derrota al neoliberalismo. ¿Por qué eso no está ocurriendo en España o Grecia?
De hecho, hay una gran semejanza entre lo que ocurrió en Argentina en 2001 y la situación actual de Grecia. El caso de España es un poco distinto, aunque es posible que apunte para una situación como la de Grecia. El grado de revuelta social es comparable a lo que se dio en la Argentina en 2001: huelgas generales, protestas en las calles, enfrentamientos violentos con la policía, edificios incendiados, etc. La movilización popular griega alcanzó un alto nivel de combatividad. ¿Por qué no pudo vencer? Tal vez porque, hasta ahora, no pudo encontrar una expresión política adecuada. En la Argentina, un hábil político reformista tuvo el coraje de decir no a los bancos y al Fondo Monetario Internacional e imponer una negociación de la deuda. Nada equivalente a lo de Grecia. Los neoliberales de derecha y los reformistas de centro izquierda se arrodillan todos a los pies del ídolo “deuda externa” y se someten a las ordenes de la Troika capitalista (Banco Mundial Europeo, FMI y la Comisión Europea), aplicando una brutal política de recesión. La izquierda se fortaleció bastante, es probable que obtenga entre un 30 y un 40% en las próximas elecciones, pero está totalmente dividida y no sería capaz de proponer un programa y un gobierno alternativo.
¿Las movilizaciones impulsadas por la crisis están proporcionando el surgimiento de una nueva izquierda en países como España y Grecia?
Existe una nueva izquierda radical sobre todo en Grecia, alrededor de la coalición Syriza, las iniciales griegas para Coligación de la Izquierda Radical. Ellos ya existían antes de la crisis, pero se han fortalecido últimamente. Pero el evento más importante tanto en Grecia como en España fueron las asambleas de los “indignados” en la Plaza del Sol en Madrid y en la Plaza Syntagma (Constitución) en Atenas. Decenas de millares de manifestantes ocupando plazas, protestando, discutiendo, de forma democrática y horizontal. Esa movilización sin precedentes, con amplia participación de la juventud es una novedad bastante promisora, pero hasta ahora no encontró una expresión política adecuada.
Por la prensa, parece que la crisis no afectó a los países centrales de Europa. ¿La crisis no afectó a Francia?
Por supuesto que sí. El desempleo viene aumentando y la deuda se acumula. Pero obviamente no llegó al nivel de los países periféricos. La crisis ha servido sobre todo como pretexto para que el gobierno reaccionario y neoliberal de Nicolás Sarkozy imponga medidas de “austeridad”: cortes en los servicios públicos, reforma retrograda de la previdencia, etc.
Hace dos años, usted decía que Sarkozy pasaba por un mal momento, con baja popularidad en razón de la reforma de la previdencia. Su evaluación era que él difícilmente se reelegiría. ¿Hoy, mantiene esa posición? ¿Hay nuevos elementos que llevarían Sarkozy a una derrota?
Además de lo que ya mencioné, la serie interminable de escándalos que han aparecido gracias a la red de información alternativa Mediapart. Como ejemplo está lo de Bettencourt, el nombre de una multimillonaria – la fortuna más grande de Francia – que tiene su dinero en Suiza, no paga impuestos y colabora generosamente con la campaña de Sarkozy de forma nada transparente. Quien intermedió esa transacción ilegal fue el señor Woerth, ministro da Previdencia que impuso la “reforma” neoliberal. Él actualmente es investigado por la policía. Sarkozy ya está definitivamente identificado como el “presidente de los ricos” por la población, como el autor de una reforma fiscal que tiene como objetivo proteger la oligarquía de millonarios con el llamado “escudo fiscal” que limitaba la cantidad de impuestos a ser cobrada. La posibilidad de que se reelija es pequeña, felizmente.
¿Cómo evalúa un futuro gobierno del partido socialista?
Será una variante más “social” del liberalismo. François Hollande representa el “centro” blando del Partido Socialista, especialista en el arte de agradar a griegos y troyanos. Sin duda es preferible a Sarkozy, pero en muchas cuestiones, como el pago de la deuda, la austeridad, el sistema de jubilaciones, los servicios públicos y las privatizaciones, las diferencias serán más de intensidad que cualitativas. Por supuesto que existe una izquierda en el Partido Socialista, pero en el cuadro del régimen francés, quien manda es el presidente, o sea, probablemente, François Hollande. Solamente lograremos algún avance o impediremos algún retroceso con movilización popular, lucha, organización y autonomía en relación al gobierno.
¿Cuáles son los distintos posicionamientos de la izquierda francesa en esas elecciones?
En la primera vuelta cada uno corre en su pista. François Hollande por el Partido Socialista, representa la centro izquierda. Las encuestas apuntan que saldrá ganador en una segunda vuelta con Sarkozy. Menos mal. La izquierda anti neoliberal es representada por Jean-Luc Melenchon, ex dirigente socialista que rompió con el PS, por la izquierda. Creó un nuevo partido, o Parti de Gauche (Partido de Izquierda) e hizo una alianza con el Partido Comunista y otros más pequeños para formar el Front de Gauche (Frente de Izquierda). Melenchon tiene un estilo muy personalista, nacional populista, pero el programa del Frente de Izquierda es bastante avanzado en el campo social y ecológico. Los sondeos apuntan que obtendrá un 13-14%, lo que sería inédito para la “izquierda de la izquierda”, hace mucho, bastante marginal. Hay una ola de simpatía y movilización alrededor de la candidatura de Melenchon. La izquierda revolucionaria, como siempre, está dividida. Los trotskistas “clásicos”, Lutte Ouvrière (Lucha Obrera) presentan a una profesora, Nathalie Arthaud. El NPA, Nuevo Partido Anticapitalista, que en las elecciones pasadas fue representado por Olivier Besancenot, muy popular, tiene como candidato este año a un obrero de la industria automovilística desconocido del público, Philippe Poutou, con un programa claramente anticapitalista. Una importante minoría del NPA prefiere apoyar a Melenchon. Arthaud y Potou probablemente no pasarán del 1% de los votos. Para resumir: si todo sale bien, podemos tener un gobierno de centro izquierda con una izquierda radical en la oposición.