Por Laura Loredo Rubio. The eternal return of Antonis Paraskevas (2013), ópera prima de Elina Psykou, estuvo nominada en la Competencia Internacional del Festival de Cine de Mar del Plata. No ganó pero tampoco pasó inadvertida; según su directora, es una metáfora de la crisis social e intelectual griega.
Antonis Paraskevas, un famoso conductor de un informativo griego en el descenso de su carrera, finge su secuestro en un gesto de desesperado narcisismo mediático. Su plan es avivar las aguas y volver triunfante. Durante semanas, lo único que hace es mirar un dvd de gastronomía molecular, cantar con un karaoke y observar cómo la televisión lo evoca y lo reemplaza. Es una buena interpretación la de Christos Stergioglou, el actor que encarna al presentador. En él se observa el progresivo deterioro físico y mental de Antonis, víctima del no estar frente a la pantalla luminosa y efímera de la televisión.
La película está a tono con el estado de su protagonista. Ella transcurre casi toda en silencio, con planos largos y detenidos que lo siguen por el hotel abandonado en el que se refugia. Hay dos Antonis en el film, aquel que vemos vagabundeando en su aislamiento y el que nos llega mediatizado por la televisión. Debido a su desaparición, la comunidad mediática no hace más que hablar de él y repetir fragmentos suyos. Desde imágenes de su programa matutino hasta los años nuevos que condujo. El observa atentamente el seguimiento que le brindan. Así, los beneficiados son él y los medios; Antonis espera que la atención concedida haga más fuerte su regreso, y los medios masivos esperan que las soluciones amarillistas que proponen aumenten los ratings.
El encierro y aislamiento al que se somete el protagonista serán para él la garantía de su inmortalidad. El que hecho de que no retorne le asegura un regreso constante pues siempre lo buscarán y hablarán de él. Como afirmó la directora en la ronda de preguntas luego de la proyección, el nombre de la película remite a la idea de Nietzche del “eterno retorno”. Pero la ecuación no es tan simple. Si todos los hechos se repiten, nunca vuelven al principio, no hay una lógica circular ni de copia sin más. Es por eso que el retorno nietzchiano tiene una cualidad trágica.
Antonis no podrá volver a ser el mismo. Luego de que ha pasado un tiempo de su desaparición él es reemplazado. La televisión rápidamente entierra a sus mitos. Incomunicado en un hotel grande y vacío pero aún así agobiante, él desespera y en una de las pocas veces que se escucha su voz le dice a su productor y único cómplice: “El retorno de Antonis Paraskevas tiene que ser un evento histórico, se tiene que convertir en una leyenda, un mito” El deja el hotel y se traslada al pueblo más cercano. Allí seguirá su camino entre comidas sacadas de la basura y robos para poder vivir.
Su último intento para reactivar el debate será cortarse un dedo y dejarlo en un banco público para quién lo encuentre. Es la prueba de que aún sigue vivo. La fama pide sacrificios.
Basado en
El argumento de The eternal return of Antonis Paraskevas se basó en el caso real de Wallace Souza, un diputado y productor de televisión brasileño que encargaba asesinatos para el programa que presentaba. Para Elina Psykou este fue un hecho ejemplar que demuestra cómo funcionan los medios masivos hoy. Si bien morbosa, la situación da cuenta del afán y la obsesión de muchos periodistas de ser portadores de una primicia e instauradores de un universo de sentido único.
Así, no es de extrañar que se tergiversen los hechos porque al fin y al cabo lo que interesa es estar ahí, en la primera plana. No importa la fidelidad al hecho sino el efecto que genere. Es por eso que la directora sostuvo que su film es una metáfora de la crisis social e intelectual de Grecia antes que reflejo de la recesión económica. De hecho, si bien se filmó durante la crisis griega la idea le surgió desde antes. A pesar de ello, puede leerse entre líneas a aquella. La película es un retrato de un hombre que quedó fuera del sistema mediático sin quererlo, y que desesperadamente intenta retornar pero desconociendo el cómo. El anda vagando casi como un muerto en vida por las habitaciones frías y vacías de un hotel que no tiene nada para darle. Así, Grecia intenta recuperarse sin poderlo, deambulando como un espectro sin que el resto de Europa le de una ayuda real. El retorno tal vez se concrete pero lo que surja será otra cosa.