Por Facundo Di Filippo y Jimena Navatta. Un acuerdo a favor de la especulación inmobiliaria en la legislatura de la Ciudad. El modelo extractivista que comparte el gobierno porteño y el nacional tiene su máxima expresión en el accionar de las fuerzas policiales y el poder judicial.
En las últimas semanas surgieron dos claros ejemplos que ponen nuevamente de manifiesto el Pacto PRO-K que se viene denunciando desde fines del año 2012, cuando en la legislatura los dos oficialismos sellaron juntos un primer paquete de leyes que permitieron la entrega de la Ciudad a las corporaciones y a los negocios privados. Dos caras de una misma moneda. Por un lado, el violento desalojo del barrio “Papa Francisco” que sólo pudo ser llevado adelante por la Policía Metropolitana con apoyo activo de la Gendarmería; y por el otro, la presentación del opulento proyecto urbanístico del Polo Audiovisual de la Isla Demarchi que vienen gestando Mauricio Macri y Cristina Kirchner hace dos años.
La misma moneda paga el negocio inmobiliario
Setecientas familias del barrio Papa Francisco vieron pasar a las topadoras sobre sus casas, perdiendo todo cuanto tuvieron hasta hoy. Las topadoras recordaron los días negros de la última dictadura cívico-militar Argentina y alertaron sobre el recrudecimiento de esa violencia tan propia de los procesos de desposesión que son constitutivos e intrínsecos a la lógica de la acumulación del capital. Para lograrlo, fue necesario que la Metropolitana y la Gendarmería cerraran filas en acuerdo para reprimir y dejar en situación de calle a más de 2.500 personas que hoy siguen luchando por un lugar para vivir. La tierra donde estaban asentados, se dispuso hace 9 años por ley que fuera descontaminada y utilizada para la urbanización de la Villa 20. Casi una década después, el saldo es el incumplimiento y la emergencia habitacional creciendo desmesuradamente.
La otra cara de la moneda, es el anuncio de Cristina Fernández de Kirchner respecto del proyecto del Polo Audiovisual que ocupará 162 mil m2 de la Isla Demarchi. El proyecto ganador fue el de la empresa Riva S.A., en sociedad con el Estado, que realizará una inversión para construir una torre de 335 metros de altura (será la más alta de Latinoamérica). Tendrá un hotel, departamentos lujosos, estudios de TV y además se harán un estadio para 15.000 personas, parques y restaurantes. Todo para los negocios privados de los grandes especuladores inmobiliarios que siempre se favorecen por el acuerdo de los dos gobiernos.
La idea del proyecto es extender Puerto Madero hacía el Sur, para abarcar el barrio de La Boca con el distrito de las artes. De esta manera, se produce el desmantelamiento de la industria naviera de la Isla Demarchi en favor de emprendimientos inmobiliarios y comerciales, sin tener en cuenta la participación de los trabajadores de la Dirección de Vías Navegables, que actualmente desempeñan sus tareas en ese predio. Para poder realizar este emprendimiento, la Legislatura de la Ciudad tiene que votar sendas leyes que modifiquen la zonificación del área, por lo que nuevamente se está gestando un acuerdo entre los 2 bloques mayoritarios.
Cabe señalar también que RIVA S.A. es uno de los mayores beneficiarios de obra pública en Argentina siendo denunciado en el Juicio Ético y Popular a las Corporaciones en una audiencia pública y abierta realizada en el Parque Lezama el pasado noviembre de 2013.
Consideramos que este proyecto en particular, como otros que estuvieron en discusión en la Legislatura, tal el caso del master plan de la comuna 8 y la rezonificación de la ex ciudad deportiva de La Boca (terreno lindero con la Isla Demarchi) comparten las siguientes características:
I- Apuntan a elevar aún más el valor de la tierra: Los proyectos tributan a la concepción que sostiene que la ciudad debe ser sólo para quienes puedan pagarla. Estos proyectos buscan revalorizar la tierra en diversas zonas de la ciudad y convertirla así en aún más inaccesible.
II- Generan procesos de expulsión de habitantes: El aumento del valor de la tierra redunda en un aumento del valor de los alquileres, desplazando a los actuales pobladores de la zona en favor de aquellos que puedan pagar los nuevos valores de mercado. En general aumentan los impuestos y el costo de vida en la zona. Todo apunta a desplazar población de ingresos bajos por otra de mayores recursos, proceso que se conoce como “gentrificación”.
III- Favorecen a grandes corporaciones: Todos los proyectos tienden a favorecer a grandes corporaciones inmobiliarias y de la construcción indiscriminada. La concepción subyacente es que sólo el mercado puede resolver las situaciones de abandono y degradación de ciertas zonas de la ciudad. En consecuencia, se busca facilitar desde el Estado situaciones que permitan la mayor rentabilidad posible para grandes empresas como IRSA o RIVA en este caso, seduciendo la posibilidad de que sean quienes inviertan en las zonas en cuestión. Se omite el rol del Estado como posible impulsor de la mejora de determinados barrios.
IV- Profundiza el déficit habitacional: Una ciudad cada vez más cara es una ciudad con cada vez menos gente que puede resolver su situación habitacional. Si cada vez se construye más, y la población es la misma, quiere decir que se está construyendo para la mera especulación.
V- Suponen la entrega de las tierras públicas al servicio de la especulación privada: La tierra es el gran recurso escaso con que cuentan las ciudades. Así como los minerales son el recurso de la cordillera, o la explotación agrícola es el recurso de la pampa húmeda, la tierra urbana es el elemento estratégico de una ciudad. Por eso este “remate” de las tierras públicas es equivalente al saqueo de la megaminería, y a la explotación salvaje del monocultivo en el campo.
VI- La ciudad planificada por la especulación inmobiliaria: Estos proyectos suponen un renunciamiento a la potestad de planificación urbanística por parte del Estado, delegando ese rol en los grandes desarrolladores inmobiliarios. Quien en verdad planifica la ciudad, no es su Poder Legislativo ni Ejecutivo ni la población en general, sino las grandes empresas y corporaciones.
VII- Falso enfrentamiento mediático PRO-FPV: Detrás de las disputas mediáticas en los grandes temas que aparecen ante la opinión pública, el acuerdo en estos proyectos desnuda que la concepción de ciudad del macrismo y el kirchnerismo tiene grandes similitudes. Sobre todo cuando se trata de favorecer negociados.
Las zonas periféricas son los espacios donde la desposesión adquiere su imagen más cruel y se conoce que el avance de la acumulación por despojo en las periferias posibilita la reproducción en los territorios del centro. En este caso, el despojo de las villas de la Ciudad es condición de posibilidad para la concentración de la propiedad de la tierra, el desarrollo creciente de la especulación inmobiliaria que se gesta en las zonas más ricas de la Ciudad de Buenos Aires y el extractivismo urbano en toda su dimensión. Tierra para negocios y no para vivienda, es el lema que sella este pacto por medio del cual se administra para ricos y se excluye a los pobres.