Por Mariano Pacheco. Entrevista a Fernando Aiziczon, miembro del Consejo Editorial de “Ideas de izquierda”, una revista mensual de reciente aparición.
En el editorial del número uno de esta nueva publicación, junto a la presentación de las notas aparecen mencionadas cuatro ideas que, “todas anudadas bajo la directriz de que los cambios históricos van de arriba hacia abajo, bajo la mirada atenta del Estado”, esta revista se propone “poner en cuestión”, a saber: 1. La premisa de que el Estado puede encarar un interés general de toda la nación sin diferencias de clase; 2. La idea de que el máximo horizonte de lo posible está en las reformas que puedan lograrse en los marcos de este régimen social; 3. El supuesto de que los trabajadores no pueden tener su propia representación política y menos protagonizar acciones revolucionarias, y 4: Que la clase trabajadora no puede acaudillar a otros sectores populares porque está abocada a su interés particular entendido en términos sindicales.
Sobre el surgimiento de este nuevo emprendimiento conversamos con Fernando Aiziczon, historiador, docente de la Universidad Nacional de Córdoba y miembro del Consejo Editorial de la publicación.
–¿Por qué una revista con el nombre de “Ideas de Izquierda”?
Creo que en Argentina no existen revistas de izquierda. Digo esto en el sentido más preciso del término, es decir, no existe una publicación que debata claramente y sin imposturas qué es el pensamiento de izquierda y cuál es su nexo con las prácticas revolucionarias tanto en el pasado como en la actualidad: las ideas de izquierda, las que remiten al núcleo histórico del marxismo, se ocupan de analizar críticamente al capitalismo para lograr derribarlo, y no la manera de hacerlo mas “humano” o de conformarse con la miseria de lo posible que ofrecen los “avances” de tal o cual gobierno progresista en el marco de una democracia burguesa que ni por asomo esos gobiernos se proponen superar. Eso no es más que el histórico (y utópico) reformismo con ropaje de “izquierda progresista”, un atajo que otorga nuevos aires a fenómenos reaccionarios como el kirchnerismo en nuestro país. No hay experiencia histórica que demuestre la posibilidad de abolir el capitalismo a través de reformas que “suavicen” la opresión de clase.
Por otra parte, las ideas de izquierda, al menos las que en esta revista proponemos difundir, no comparten ese pesimismo o ironismo sin fondo tan de moda hoy que permite a muchos militantes o simpatizantes de izquierda recostarse en la aparente imposibilidad de un cambio revolucionario, razón por la cual sólo se entusiasman cuando convierten a la izquierda y a sus corrientes históricas en inocuos “objetos de estudio” limitados a revistas científicas especializadas o que circulan en ámbitos de élite académica. Las ideas de izquierda se formularon justamente para vencer esa inercia humana partiendo de una crítica global y sin concesiones al capitalismo, simplemente porque lo considera un sistema social inhumano basado en el encubrimiento de la explotación, en la dominación de clase, la alienación, etc.
La denuncia inclaudicable del capital no puede disociarse de una práctica que busque derribarlo, y para ello hay que organizarse y no esperar plácidamente en el sillón del eclecticismo teórico el momento en que las cosas cambiarán con el paso del tiempo. Marx decía que las ideas pueden transformarse en fuerza material si se encarnan en las masas, por ello la lucha ideológica no puede separarse del movimiento real. “Ideas de izquierda”, como revista, es parte de esa lucha porque nace de la experiencia de la izquierda clasista que hoy se articula en el FIT, que como sabemos se trata de una izquierda combativa y por eso perseguida duramente por este gobierno y sus aliados: la burocracia sindical, el aparato del PJ, los empresarios, las fuerzas represivas, la Iglesia, etc., una izquierda que tampoco se calla la boca con los escandalosos acuerdos con Chevron o el negocio de la megaminería, con los asesinatos de aborígenes Qom, que denuncia el doble discurso oficial respecto de los derechos humanos y tantos otros ejemplos que desnudan la verdadera política del gobierno “nacional y popular”. Ideas de izquierda asume ambos registros: crítica teórica y denuncia política del sistema, sin medias tintas. Los artículos que el lector encontrará contienen esa perspectiva.
–¿Por qué ahora?
En mi opinión, y aunque suene trillado, es indudable que hoy apremia debatir con y desde las ideas de izquierda. Hay una situación política mundial de grandes movilizaciones que sacuden a casi todos los continentes: Medio Oriente, la vieja Europa, Latinoamérica vienen acumulando procesos políticos interesantísimos. Sin embargo, esto trae dos cuestiones novedosas: primero, que la democracia capitalista implantada en casi todo el planeta está siendo cuestionada en diversos planos y de diversas formas e intensidades (luchas por la salud, educación, trabajo, medioambiente); y segundo, todos estos movimientos si bien entusiasman y cobran mucha vitalidad al inicio, luego experimentan una deriva política que los debilita enormemente frente a los Estados que, lejos de debilitarse, los reprimen sin dudar, restaurando con nueva fuerza al capitalismo. Ahí se encuentra claramente un notable déficit estratégico, fruto a su vez de un desamparo teórico sin precedentes. Y esto también es válido para aquellas experiencias que se autodenominan “Socialismo del siglo XXI” que luego de una década o más ocupando el aparato de Estado -y esto hay que remarcarlo- no muestran vocación de avanzar hacia el socialismo, al contrario, las estructuras económicas, sociales y políticas de poder permanecen intactas junto a la consagración de liderazgos al viejo estilo, casi místicos…
Finalmente, en nuestro país ha llegado la hora del balance de 10 años de kirchnerismo, luego del 2001. Si ojeamos el panorama político, existe una polarización conservadora entre “populistas” (o kirchneristas, con permiso de Laclau) imperturbables frente al pronunciado giro a la derecha del gobierno versus los republicanos liberales, preocupados por la inseguridad, la ética, la honestidad, el “país normal”… Oficialistas dogmáticos o defensores de las instituciones del estado burgués, son falsas opciones, al igual que aceptar que el relevo del estalinismo debe ser el socialismo del siglo XXI. La izquierda no tiene por qué condenarse a estas opciones, y para renovarse puede perfectamente apelar a su legado más crítico y polémico: allí está el lúcido legado de Marx, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Gramsci, por nombrar clásicos. Decir que están fuera de época, que son eurocéntricos, que el marxismo nada tiene para decir a nuestro tiempo no es solo un acto de desconocimiento absoluto sino fundamentalmente una invitación al pesimismo y al fracaso estratégico, dos monedas corrientes de nuestro tiempo.
–¿Tienen expectativas de ampliarse a otros sectores de izquierda o lo tienen planteado como un órgano del FIT?
Como dice la editorial del primer número y como lo demuestra la composición del consejo editorial, la revista se conforma con intelectuales independientes referenciados en el programa y la perspectiva del FIT pero que no están agrupados en sus partidos, y a otros tantos intelectuales que son militantes del PTS. Por lo tanto, no es un “órgano” del FIT, en el sentido estricto de aparato cultural partidario. Además, Ideas de Izquierda tiene una sección abierta destinada a desarrollar diversas polémicas, por ejemplo en el número 2 participa Maristella Svampa, referente de Plataforma 2012, también hay una nota del escritor Martín Kohan en la sección de cultura y un reportaje al reconocido historiador Daniel James. Lo mismo ocurre con las figuras internacionales que también colaboran: Antunes, Barot, Callau, Chomsky, etc. Así que, ¡están invitados a leerla!