Por Juan Manuel De Stefano. El Barcelona de Martino perdió el invicto y algunos medios españoles no tuvieron piedad.
Tenía que pasar, era lógico. Tuvieron que pasar 21 partidos oficiales para conocer la derrota. El Tata ostenta un derrotero fantástico: ganó la Supercopa de España, clasificó al equipo para los octavos de final de la Copa de Campeones y está puntero en la Liga.
El equipo de Martino venía dejando rivales en el camino con una convicción y una contundencia asombrosa. Las criticas despiadadas, malintencionadas y sin argumentos sólidos que las respalden, acudían del lado del periodismo, en realidad de una buena parte de el. Ni que hablar luego de la derrota por 2 a 1 ante el Ajax de Holanda que selló el final del invicto. “Es cierto que estamos clasificados, pero no nos podemos permitir jugar así como en el primer tiempo. La autocrítica sirve siempre, perdiendo y ganando. Hay que aprender de estos errores. Debemos revisar qué paso en el inicio. Nada nos podía hacer presumir que íbamos a jugar tan mal”, aseguró el entrenador luego de la derrota.
Por su parte, los diarios ABC, Marca y As se hicieron un festín con el traspié del conjunto culé. Lo cierto es que los reproches para el entrenador y para el juego del Barca se suceden desde el comienzo del ciclo Martino. Se habla de falta de identidad, de un cambio en el estilo de juego del equipo, e incluso se llegó a mencionar la palabra crisis. Suena increíble en un equipo que si bien cambió, en cierta forma, su manera de jugar y de pararse en el campo de juego, viene recogiendo resultados que rozan la perfección.
La exigencia en un club de este calibre es constante y, más aún, con el pasado reciente lleno de logros, títulos y juego lujoso. La historia del Barcelona es testigo de grandes equipos que marcaron una época y una manera de sentir el fútbol. Martino le está imprimiendo su impronta a un plantel plagado de figuras y de jugadores que se cansaron de ganar todo.
No es fácil la tarea del entrenador argentino, pero su andar denota que está a la altura de las circunstancias. En la actualidad el equipo español trata de ser más vertical que en otros tiempos, sin prescindir de la pelota pero evitando “abusar” de la posesión del balón. Esto es; llegar al arco rival con menos pases laterales y profundizar y agilizar el juego, con más presión y velocidad. Ni más ni menos que lo que impuso en Newell´s, un juego atildado, ofensivo y arriesgado. Se llegó a demonizar la actualidad del Barcelona cuando en un encuentro tuvo menor posesión de pelota que su rival. Fundamentalismo puro. Como si tener la pelota fuera sinónimo de jugar bien y ser mejor que el rival. No siempre es así, el oponente puede disponer de campo y pelota y esto no quiere decir que juegue mejor. Lo explica mejor Martino: “la belleza del juego no viene determinada por el número de toques. Cuando hay que hacer un gol con 18 toques los hacemos, cuando hay que hacerlo en 2 también”, aclaraba antes del encuentro ante el Milan.
En fin, una discusión que no terminará nunca.
El Tata manejó todo con una diplomacia notable, como si no le pesara la responsabilidad. Con educación, explicando de manera detallada cada cambio y cada decisión. Con una franqueza que asombra y una tolerancia marcada ante los ataques. Y con una fina ironía para dejar en claro que la crítica es -a veces- sin argumentos. “Estoy viendo películas de guerra para estar preparado para cuando suceda la derrota”, destacó ante la consulta de un periodista, siempre con una sonrisa implacable, pero al mismo tiempo, sincera y amable. Será como dice Martino: “no se consigue armar el mejor equipo de la historia cada año. Ojalá encontremos la mejor versión pero no tenemos que estar comparando constantemente con otras épocas, esta es distinta. Dentro de 20 años habrá comparaciones”. Que la historia y el fútbol así se lo demanden.