Por Gerardo Szalkowicz, desde Caracas. La contundente reacción de los distintos actores del chavismo y su cohesión interna comenzó a desbaratar la arremetida desestabilizadora de la derecha venezolana. Aunque no hay que descartar ningún escenario, todo indica que la vía golpista quedó neutralizada.
La firmeza del gobierno bolivariano, la respuesta del pueblo en las calles y en los barrios, la lealtad de las Fuerzas Armadas y la correlación de fuerzas en el ajedrez internacional armaron el combo perfecto para que la oposición desande el plan que comenzó a aplicar luego de que Henrique Capriles desconociera su derrota electoral y llamara a tomar las calles.
Lo dinámico y vertiginoso de los acontecimientos en la coyuntura venezolana impide dar un pronóstico inequívoco. Lo cierto es que, si bien se mantienen algunos focos de protesta y hostigamientos, la ofensiva virulenta del lunes que dejó un tendal de ocho chavistas asesinados debió dar marcha atrás. Salvo episodios aislados –sobre todo en el interior del país-, su presencia quedó reducida a los golpes de cacerola puertas adentro a las 8 de cada noche.
Al menos cuatro razones explican la pacificación del escenario. La primera tiene que ver con la contundente reacción del gobierno y la institucionalidad. Nicolás Maduro se negó a negociar y pasó a la ofensiva: anunció que impediría la movilización pautada para el miércoles que pretendía llegar al centro de Caracas (posteriormente suspendida por la oposición) y que desconocería a los gobernadores que no lo reconozcan como presidente; se mantuvo hiperactivo y con permanente presencia mediática.
La Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, confirmó las cifras de 8 muertes (Rosiris Reyes, militante del Partido Socialista Unido de Venezuela, falleció ayer tras resultar herida el lunes mientras festejaba la victoria de Maduro), 71 heridos y 170 detenidos. Aseguró que “el denominador común es que los fallecidos y lesionados son afectos al chavismo, mientras que no contamos con un solo caso de un opositor herido o muerto por los hechos ocurridos entre lunes y martes”. En tanto, la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estella Morales, responsabilizó directamente a Capriles por los hechos y sentenció: “No habrá impunidad en ningún caso”.
Comando anti-golpe
El pueblo chavista entendió que la mejor forma de contrarrestar la avanzada era ocupando las calles. Se conformaron comités de defensa de la revolución que realizan caravanas permanentes por los barrios, se mantienen ocupadas las plazas céntricas y los sitios emblemáticos de cada ciudad con actividades culturales; todos los colectivos y movimientos populares organizaron operativos de contingencia. A los cacerolazos se responde con “cohetazos” (fuegos artificiales) y música. “Rumba mata cacerola” es una de las consignas.
La tercera arista que explica el freno de la intentona es la lealtad con el proceso mostrada por las Fuerzas Armadas. Salvo algunos oficiales detenidos días pasados (próximamente se estarán brindando más detalles de la participación de militares en la estrategia opositora), el alto mando militar mantuvo la fidelidad, reafirmando la fortaleza de la unidad cívico-militar impulsada por Hugo Chávez.
Por último, el contexto internacional y los posicionamientos tras el desconocimiento de los resultados por parte de la derecha fueron determinantes para generar las condiciones que revirtieron la situación. Todos los gobiernos de Latinoamérica reconocieron la victoria de Maduro y los movimientos populares se movilizaron en apoyo a la revolución bolivariana. Lo mismo se espera que suceda hoy en la reunión de la UNASUR. José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, y el gobierno español tuvieron que rectificar y también aceptar la realidad. Abrazado a Capriles quedó en soledad el gobierno de los Estados Unidos.
Este viernes, cuando se conmemore un nuevo aniversario de la firma del acta de la independencia venezolana, Maduro juramentará como primer presidente post Chávez. Se espera que una multitudinaria manifestación desborde las calles de Caracas, lo que significaría la estocada final para terminar de desmantelar la maniobra golpista.