A 100 días de gobierno del presidente peruano Ollanta Humala y en medio del primer “escándalo” por el alejamiento del vicepresidente ante una investigación por tráfico de influencias, entrevistamos al analista peruano Gustavo Espinoza.
Hace poco más de 3 meses, cuando ganó en segunda vuelta Humala en Perú, los interrogantes eran muchos. En un país donde hace años gobierna la derecha más rancia, un ex militar nacionalista llegaba al poder. Se presumía un cambio geopolítico en la región al manifestarse un mayor acercamiento a los países progresistas del continente y un alejamiento del eje de países del Acuerdo del Pacífico.
Esta semana Ollanta presentó su informe “Perú en 100 días de gobierno”, mientras las encuestas lo ubican con más de 60% de aprobación popular.
Gustavo Espinoza, director de la revista Nuestra Bandera, del Centro de estudios marxistas José Carlos Mariátegui en Perú, conversó con Vanessa Gutiérrez y Gerardo Szalcowicz, colaboradores de Marcha en Venezuela, sobre los primeros 100 días de gobierno de Humala en Perú.
¿Cuáles son las tensiones políticas que atraviesansal Perú por estos días?
Hay dos elementos que hay que señalar. A 100 días de gestión presidencial evidentemente se han agudizado y avivado las tensiones sociales. Por un lado hay una cantidad de conflictos que vienen de mucho tiempo atrás y que son casi normales y constantes en al sociedad peruana, como el conflicto en Madre de Dios con los mineros ilegales o el conflicto de Cajamarca entre campesinos y la empresa minera estadounidense Newmont Mining que explota oro y cobre en Minas Conga. Esto ha generado paroa, movilizaciones y marchas que a nadie deben sorprender. No se trata de actos orientados a desestabilidar all gobierno del presidente Humala sino que son expresiones del combate popular. Es natural que, en la medida que se profundicen los cambios, se aviven las tensiones sociales ya que las capas sociales no permanecen pasivas mientras se producen los cambios en la estructura económica, social y política del país. Al contrario, a medida que avanzan las transformaciones o la voluntad de hacerlas, se agudizan y despiertan intereses y motivaciones y ello se expresa en conflictos en el área política.
El otro elemento es que hay una ofensiva muy fuerte de la derecha que ha tomado como bandera lo sucedido con el vicepresidente Chehade, distorsionando los hechos. El error del vicepresidente fue haber hecho una reunión pública en un restaurante para tratar temas relativamente importantes con jefes policiales. Es claro que se trataba de un ambiente absolutamente inadecuado pero esto no constituye ningún delito o, en todo caso, es algo a ser investigado. Cuando Ollanta Humala le pide a Chehade que de un paso al costado, no le plantea que renuncie sino que le pide su alejamiento del cargo. Entonces Chehade pidió licencia, pero hay muchos que ahora sostienen que no puede pedir licencia de una función que no ejerce porque la vicepresidencia es un cargo nominativo. Pero con esta lógica tampoco podría pedírsele la renuncia. Aquí lo que hay es un intento de meter cuña entre el presidente y su vice, de mostrar al país que el vicepresidente no responde a Ollanta y que, por lo tanto, éste tiene que destituirlo. Lo que intentan es fracturar al núcleo dirigente del Estado para desmoralizar y desorientar al pueblo.
Respecto de la gestión gubernamental, ¿cuál es el balance de los 100 días de gobierno?
El balance de los 100 días de gobierno muestra que efectivamente hay un proceso en marcha en Perú. Un proceso de corte democrático, popular y antiimperialista. Hay principalmente 4 cambios significativos.
El primero de ellos es el cambio de actitud oficial ante los trabajadores. Ha habido voluntad del gobierno de entenderse con los trabajadores, de buscar un camino de concertación con el movimiento sindical y obrero en general, de tratar con respeto las demandas laborales. También de alentar la organización sindical de los trabajadores, con el ánimo de convertir al movimiento sindical en una base social de apoyo. Esto es bien importante porque es algo que no ocurría en Perú desde los años del gobierno de Velasco Alvarado.
Otro elemento es la actitud frente a la inclusión social, el deseo de incorporar a la sociedad a las personas que están más desvalidas. En este sentido se inscriben la iniciativa de pensión a los 65 años y la iniciativa de aumento salarial del mínimo y vital. En este camino también va la propuesta de consultas a la opinión de las comunidades y las poblaciones acerca de los proyecto de desarrollo. Esta ley de consulta previa es muy importante y forma parte de ese contexto.
El tercer punto es la lucha contra la corrupción, iniciativa que tiene varios planos. Uno de ellos es la lucha contra la corrupción durante el gobierno de Alan García, que alcanzó ribetes muy grandes. Después están los asuntos pendientes del régimen de Fujimori, que son sumamente graves. Por ejemplo, se acaban de descubrir camiones de droga que llevaban pasta base a Bolivia por la frontera del sur, con gente del fujimorismo involucrada. Pero hay también cosas que están surgiendo ahora mismo, porque evidentemente el Partido Nacionalista y el movimiento de Ollanta Humala son ríos caudalosos que, como tales, traen también elementos negativos. Así se plantea la necesidad de ajustar cuentas con algunos congresistas que están metidos en diversos estropicios, de un lado o de otro. Todo esto revela una situación en la cual se evidencia la voluntad del gobierno a no dar tregua al acordeón.
El cuarto elemento fundamental es la política exterior. Por primera vez en el Perú se dice que Estados Unidos no es el socio prioritario y que el país no tiene porque depender de la política norteamericana. Aquí se está hablando de un mundo multipolar donde la Unasur, la Unión Africana y la Unión Europea tienen importancia mucha en las condiciones actuales y, por lo tanto, es fundamental ver el escenario latinoamericano para establezcer buenas relaciones con nuestros vecinos; los de la comunidad andina pero también los de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Argentina y Brasil, porque es evidente que en estos países hay cambios sociales, trasformaciones y avances en materia educativa, social y política y esto resulta trascendente para nuestro país.