Por Diego Fina. El entrenador de River tiene una larga historia apadrinando y haciendo debutar en Primera a jóvenes promesas. El último es Federico Andrada, que anotó el gol del triunfo contra Central.
Una de las marcas registradas de Ramón Díaz en su rica historia como entrenador del club millonario recae en su marcado interés por la inferiores del club. En todos sus pasos por la institución le dio posibilidades y protagonismo a los chicos, de los cuales muchos se acentuaron en la máxima categoría en lo que fue el inicio de una exitosa carrera. Un caso muy recordado es el de Javier Saviola, quien con tan sólo 16 años saltó a la cancha por primera vez ante Gimnasia de Jujuy en la Tacita de Plata y anotó para darle la victoria parcial a River en lo que fue un 2 a 2 final.
Federico Andrada es el futbolista del semillero número trece promovido por el riojano que marca un gol. El primero fue Julio Rossi en 1996. En este caso el tanto del máximo anotador histórico de las inferiores en la segunda fecha no sólo sentenció la victoria, sino que le sirvió a Díaz para estirar su racha y llegar a los 41 partidos sin perder como local (la última vez fue ante Racing en 1999. Lleva treinta triunfos y once empates en esa condición). Otros que hicieron su presentación oficial con Ramón fueron Germán Lux, Joaquín Irigoytía, Martín Demichelis, Ariel Franco, Gustavo Lombardi, Mariano Juan, Guillermo Pereyra, Pablo Aimar, Santiago Solari, Damián Álvarez y Maximiliano López, entre los más destacados. En su momento Américo Gallego y Daniel Passarella como técnicos y Delem desde su lugar en las categorías menores también promovieron jóvenes talentos.
Además, el actual entrenador del conjunto de Núñez supo consolidar a otros jugadores que no hizo debutar, como sucedió con Andrés D’Alesandro, Fernando Cavenaghi, Ariel Garcé, Celso Ayala y Ricardo Rojas. También por lo general mostró un buen ojo a la hora de incorporar: Juan Pablo Ángel, Marcelo Salas, Julio Cruz, Cristian Ledesma, Eduardo Berizzo, Diego Placente, Juan Pablo Sorín, Marcelo Escudero y Roberto Monserrat terminaron siendo decisivos y rindiendo en gran nivel.
Se sabe que River históricamente cuenta con uno de los semilleros más nutridos a nivel mundial, aportando cantidad y calidad de futbolistas a la selección argentina en todas las épocas. Ahora asoma una nueva camada integrada principalmente por Éder Álvarez Balanta, Andrada, Giovanni Simeone, Matías Kranevitter, Tomás Martínez y Juan Cruz Kaprof. El desafío será saber llevarlos de a poco para que no suceda lo que pasó por ejemplo con Rogelio Funes Mori y Daniel Villalba, quienes deslumbraron con sus apariciones pero luego no lograron asentarse ante la enorme presión que se generó sobre ellos. Para esto será fundamental el trabajo de los jugadores más experimentados del plantel como guías, es el caso de Leonardo Ponzio, Ledesma y Marcelo Barovero.
Días atrás Simeone expresó que “veinte minutos de Primera son como un partido entero de inferiores”, admitiendo el cambió drástico que implica saltar a la máxima categoría. En tanto, Andrada se ilusionó en grande al comparase con un ídolo de la banda: “me gustaría ser el Cavenaghi de Ramón. Fernando es mi ídolo, un espejo. Tuve la oportunidad de decírselo cuando me tocó compartir una pretemporada con él. Lo observaba y trataba de copiarle cosas”, a tiempo que sostuvo que su sueño más grande es “meterle un gol a Boca en la Bombonera y gritarlo con todo”.
No es tarea sencilla consolidarse en Primera, son muchos los factores que deben alinearse: continuidad, rendimiento, estado físico, resultados, compromiso y una cuota de suerte. Será cuestión también de hacer valer ese fuego sagrado para poder sobrellevar los momentos, algo de lo que Ramón entiende y mucho. Que se vengan los chicos.