La economía europea parece haber encontrado un buen aliado en la política china. Como de costumbre, Angela Merkel es la que oficia de representante.
La locomotora alemana de la economía europea contará con ayuda de China para enfrentar la crisis. Esa parece ser hoy la noticia más destacada de la visita que mantuvo la cancillera alemana Ángela Merkel en Beijing, donde fue recibida por el primer ministro Wen Jiabao, y por el presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (APN, máximo órgano legislativo chino), Wu Bangguo.
Durante estos encuentros, Merkel logró obtener el compromiso del principal socio comercial de la Unión Europea de seguir invirtiendo en el viejo continente, y firmó ya una serie de contratos con empresas del país oriental. “La crisis de la deuda europea siguió agravándose recientemente, causando fuertes inquietudes en la comunidad internacional. Francamente, yo también estoy preocupado”, explicó Wen Jibao en una conferencia de prensa conjunta.
En la situación actual, la cooperación con el gigante chino es fundamental para los sectores empresariales europeos. Las principales firmas alemanas y europeas enviaron representantes junto con la delegación que acompañó a Merkel para subscribir contratos de inversión y foratelecer las relaciones comerciales, obteniendo el acompañamiento del influyente sector empresarial chino. “El hecho de haberla escuchado -a Merkel- me ha dado confianza, pero debo decir que la aplicación de esas medidas no será un remanso de tranquilidad”, prosiguió Wen. “Hay dos preocupaciones principales: primero saber si Grecia va a salir de la zona euro. Luego, saber si Italia y España van a adoptar medidas de rigor completas”.
Negocios y política
Los acuerdos firmados ayer representan una bocanada de aire fresco para la economía europea. Sin embargo, se comienza a vislumbrar el establecimiento de nuevas relaciones de fuerza en el bloque continental, inclusive en este tipo de viajes. Alemania, mantiene una postura muy rígida hacia lo interno de la UE, deteniendo el título de “locomotora” de la economía continental, y perfilándose ya no como país referente, sino ya en un plano de verdadero mando.
Lo deja en claro la evidente ventaja que lleva sobre sus socios políticos a la hora de establecer relaciones comerciales con la principal economía en crecimiento a nivel mundial. La Unión Europea es el socio comercial prioritario para China, pero las dificultades del último año provocaron una caída del comercio bilateral en un 8,9 por ciento -unos 48 mil millones de dólares en julio-. Sin embargo, las relaciones chino-alemanas tuvieron un andamiento exactamente opuesto en el mismo periodo. El comercio bilateral entre las dos potencias alcanzó los 169.000 millones de dólares en 2011, lo que representa un aumento del 18,9% con relación al año anterior. Por otra parte, Alemania detiene cerca de la mitad de las exportaciones europeas hacia China. Y una cuarta parte de las exportaciones chinas hacia la UE tienen por destino Alemania.
Si bien China está viviendo un periodo crítico, en el que se avecinan decisiones importantes con respecto a la renovación de dirigentes que tendrán en sus manos el futuro del estado -algo que desencadenó una puja política interna ante el riesgo de caer en el vórtice de la crisis económica mundial-, se mantiene como el principal mercado a nivel global, y actor de peso en las delicadas ecuaciones internacionales. Gracias al exponencial pero estancado crecimiento logrado en base a condiciones de sobrexplotación laboral en un contexto fuertemente regulado por el estado, Pekín sigue manteniendo en su poder una importantísima parte de los títulos de estado de los otros dos bloques dominantes, Estados Unidos y los principales miembros de Unión Europea, así como se ha convertido en una potencia con el poder de decidir sobre las tendencias comerciales mundiales en la manufactura.
Bajo el ojo atento de Merkel, los empresarios alemanes sellaron una serie de acuerdos largamente esperados. Los grupos Volkswagen y EADS -gigante aeronáutico europeo- firmaron acuerdos por un total de 2.000 millones de dólares para la construcción de sucursales en territorio chino. Asímismo, la alemana Airbus consiguió la venta de 50 aviones por valor de 3.500 millones de dólares.
Merkel se puso entonces a la vanguardia de un nuevo proceso comercial vistiendo la camiseta europea, pero sirviendo los intereses alemanes. Mientras en la UE mantiene una fuerte negación a la ayuda directa con sus partners, espera que la reactivación comercial con aliados estratégicos pueda levantar la situación europea, y sobre todo sostenerla en el mando en vista de la reconfiguración política en acto en el viejo continente.