Por Guido Turdera. Primera parte de la entrevista realizada a Diego Rojas, periodista y autor del libro “¿Quién mató a Mariano Ferreyra?”. El juicio por el asesinato de Mariano, el rol del gobierno, la movilización popular y los medios de comunicación.
Nadie se imaginaba que el 20 de octubre del 2010 iba a suceder un acontecimiento que implicaría una bisagra en la historia del sindicalismo argentino. Fue Mariano Ferreyra quien, con su militancia en el Partido Obrero y a los 23 años, logró sacar a flote los vínculos que mantienen sectores del gobierno, la burocracia sindical y barrabravas. Fue Mariano quien, por acompañar una lucha de los trabajadores tercerizados de la línea Roca para ingresar a planta permanente, fue asesinado de un disparo en el estómago en manos de una patota.
El periodista Diego Rojas es el autor del libro “¿Quién mató a Mariano Ferreyra?”, el cual obtuvo una re-edición en septiembre de este año, como fruto de su éxito. Allí no sólo reconstruye mediante una rigurosa investigación de campo cómo transcurrió el asesinato, sino que describe minuciosamente los lazos entre funcionarios gubernamentales, dirigentes sindicales y grupos de choque conformados por barrabravas. A la vez, narra aspectos de la vida íntima de Mariano, mediante testimonios de sus amigos y familiares. Gracias a su exhaustivo seguimiento de la causa, fue convocado como testigo para declarar en el juicio iniciado el 6 de agosto. Allí es donde, entre los 17 imputados, se hallan José Pedraza y José Carlos “Gallego” Fernández, principales dirigentes de la Unión Ferroviaria (UF). Aquí su opinión sobre distintas aristas que dan forma al caso.
-¿Cómo ves que se está desenvolviendo la causa hasta el momento?
– Me parece que es un momento histórico en general. Hay un juicio donde por primera vez se está juzgando a los responsables políticos de un crimen político, a los ideólogos. Eso es algo que no había sucedido nunca en la historia argentina y es algo muy positivo. Me parece que la causa se está desarrollando muy bien, cada testimonio hasta el momento va hundiendo cada vez más a los imputados: no hay manera que puedan demostrar su inocencia en todo este crimen, están cada vez más cerca de la condena. Creo que debería terminar de ese modo, aunque faltan algunos imputados ahí: faltan los empresarios que licenciaron a los miembros de su empresa, los trabajadores que formaron después la patota y Guillermo Luna, responsable de las tercerizaciones del ferrocarril y que sabía que iba a haber una movilización ese día. Salvo esto, creo que se está avanzando hacia que haya justicia.
– ¿Cuál es rol del gobierno en este contexto?
– Respecto a la causa judicial, el gobierno plantea una cuestión de prescindencia, de dejar hacer. Esto me parece positivo ya que el gobierno en general es adicto a los jueces adictos, entonces digita la justicia de acuerdo a sus conveniencias. La jueza López no es una jueza muy conocida, no tiene tantas causas importantes y se la dieron a ella, lo que creo que es un buen gesto. Pero el gobierno sigue teniendo lazos. Es más, este viernes hay un recital que está organizado por la Secretaría de Cultura de Jorge Coscia y la UF, lo quiere decir que después del crimen y hasta el momento de la detención de Pedraza seguían los lazos entre ambos y luego se mantuvieron con los pedracistas de la UF. Coscia es un hombre muy cercano a Pedraza: cuando yo lo entrevisté lo mencionó un par de veces. Carlos Tomada, 3 meses después del asesinato de Ferreyra, asesoraba a Pedraza y Noemí Rial, la viceministra de Trabajo, el día de los allanamientos en la casa del sindicalista en Puerto Madero, lo llamó preocupada para solidarizarse y decirle “mira, llamame cuando quieras, te doy mi celular, llamame a casa”. Este es uno de los últimos vínculos que unen a sectores del gobierno con el pedracismo o con Pedraza mismo, esto sigue existiendo. Pese a esto, el juicio se desarrolló.
– ¿Qué papel tiene la movilización popular que hubo?
– Esto es muy importante. Los jueces no son la expresión corpórea de lo escrito en los libros de la ley: son personas que intentan aplicar lo que está planteado por la legislación. Deben ser conscientes de que la movilización por este juicio plantea que se tienen que condenar a los culpables. Me parece que es fundamental para que la causa se desarrolle de la mejor manera.
– ¿Cómo consideras que fue cubierto por los medios?
– En un primer momento fue tremendo, en el sentido negativo. En Radio Nacional decidieron hacer circular que no se refiriera a Ferreyra como militante sino como manifestante, separándolo de su militancia política y de la organización donde militaba. Esto es interesante porque plantea la conciencia del peso de las palabras para quienes irradian el discurso kirchnerista. En 678, se le echó la culpa a Duhalde por una reunión con Pedraza inexistente… creo que el kirchnerismo mediático vivió momentos de gran impudor, en los primeros momentos de la cobertura del caso. Cuando comenzaba el juicio, Mario Wainfeld de Página/12 escribió que “no se podía condenar a Pedraza todavía”, no se podía hablar de él como un “culpable”. ¡A mí eso me parece absolutamente terrible!, es decir, Página/12 en los 90’ no esperaba que la justicia dijera “Menem es corrupto” sino que decía, ¡“Menem es corrupto”!: ¿cuál es el prurito en decir que Pedraza debe ser condenado porque es culpable del asesinato? Ese prurito me parece que respondía a que todavía no se sabía cuáles iban a ser las órdenes del gobierno respecto de este juicio. El periodismo kirchnerista se convirtió simplemente en una cadena de transmisión del discurso del Estado, acabando con su rol en tanto periodismo.
– Hablando de discursos, ¿pensás que el caso de Mariano Ferreyra pone en jaque la consigna de “no represión a la protesta social” del gobierno?
– El caso de Mariano evidencia las distintas maneras de ejercer la represión que no son las convencionales, esto es, ejercidas por el aparato represivo del Estado, las Fuerzas Armadas, etc. De todas maneras, el gobierno ha reprimido con este aparato y de esta manera convencional: no hay que olvidar los muertos en Jujuy o los muertos Qom en Formosa, o incluso en el Parque Indoamericano donde participaron las fuerzas de Macri y la Federal en conjunto, matando a 2 ocupantes. Entonces, es un verso que no repriman. De todas maneras, a esto se liga un aparato no convencional de represión, que es la “represión tercerizada”. Se ejerce por los sindicatos o por patotas, conformadas por barrabravas de manera sistemática. Ha sido el modus operandi de reprimir la protesta social, no sólo en el caso de Ferreyra: también en el Hospital Francés o la UOCRA golpeando a los docentes en Santa Cruz, hasta hubo un muerto en Atilra Rosario de estas características. Lo que pone en evidencia es que la represión sigue existiendo aunque con formas quizás no tan convencionales.
Este sábado 20 de octubre familiares y compañeros de Mariano marcharan de Congreso a Plaza de Mayo a las 15 hs, junto a organizaciones sociales y políticas, al cumplirse dos años de su asesinato.