Todavía no está claro el origen del enfrentamiento entre hinchas de los equipos egipcios de fútbol Al-Ahly y Masry, tras un partido en la ciudad de Port Said, que provocó la muerte de 73 personas y dejó centenas de heridos. Sin embargo, la rivalidad no parece haber sido la principal motivación.
Al-Ahly es uno de los equipos más grandes de Egipto, junto con el Zamalak, ambos de la ciudad de El Cairo. En el día de la masacre, 1º de febrero, perdió por 3 a 1 ante el equipo local, Masry, considerado “chico”. Según testigos entrevistados por las agencias internacionales, apenas terminó el partido, centenares de hinchas del Masry invadieron la cancha, armados con botellas, cuchillos y piedras, corriendo en dirección a los jugadores y al equipo técnico del Al-Ahly, que se refugiaron en el vestuario. En seguida, hinchas de ambos clubes se agredieron mutuamente en la cancha.
“Eso no es fútbol. Es una guerra, y las personas están muriéndose delante de nosotros. No hay seguridad y no hay ambulancias”, reclamó Mohamed Abo Treika, jugador del Al-Ahly.
Sin embargo, el enfrentamiento no parece haber sido fruto de una simple rivalidad entre hinchadas. Fueron muchas las declaraciones, de organizaciones, activistas y periodistas, que apuntan a que hubo una motivación política.
El periodista Aldo Sauda, que vive en El Cairo afirmó en las redes sociales que la hinchada del Al Ahly, la más grande del país, es bastante politizada y “pacifica en relación a otras”; además, que “estuvo presente desde el comienzo en las movilizaciones en la Plaza Tahir”. Llegaron a unirse con parte de los seguidores de su mayor rival, el Zamalak, para crear el grupo “Ultras Freedom”.
Antes del partido en Port Said, la hinchada del Al-Ahly había, incluso, gritado por la salida de la Junta Militar del gobierno del país. “Muchos compañeros dicen que eso es una punición colectiva, organizada por fuerzas policiales, para vengarse de la hinchada del Al-Ahly, que estuvo en la primera línea en los enfrentamientos con la policía”, relata Sauda. El corresponsal de la red británica BBC, Jon Leyne también confirmó que la hinchada de Al-Ahly representa una fuerza política en las manifestaciones, chocando innumerables veces con la policía.
Videos de la televisión egipcia disponibles en la internet muestran que la policía no intentó detener las agresiones. El presidente del Masry, Mohamed Sein, levantó más sospechas en el día siguiente a la tragedia. “No entiendo como los seguidores del Masry podrían haber hecho eso después de una victoria. Creo que había sicarios infiltrados que los incitaron”, dijo a la prensa.
El partido era por el campeonato nacional, que fue paralizado. La Junta Militar ordenó la salida del actual presidente de la Federación Egipcia de Fútbol. Los Hermanos Musulmanes, mayoría en el Parlamento, atribuyeron a los seguidores de Hosni Murabak la responsabilidad del incidente.
Los Hermanos Musulmanes también exigieron la renuncia del Ministro del Interior y afirmaron que el gobierno actual fue “cómplice” de la masacre al no ordenar que la policía frenara la violencia.
El 3 de febrero, miles de egipcios volvieron a la Plaza Tahir para protestar contra la tragedia en Port Said, muchos de ellos, parte de los “Ultra Freedom”. En la multitud se vieron muchas banderas del Al-Ahly. La policía reprimió a los manifestantes y 400 personas, por lo menos, resultaron heridas.