En Amaicha del valle y Tinogasta la policía desalojó por la fuerza los cortes de ruta contra la mega minería. La presidenta Cristina Fernández conversó con un curioso defensor de la minería y las Cámaras empresarias del sector festejaron sus comentarios.
Las madrugadas habitualmente son silenciosas en Amaicha del Valle, provincia de Tucumán. Aunque no puede decirse que un corte de ruta contra la minera Alumbrera sea algo habitual en esta zona, mucho menos lo es que en el día de ayer la policía provincial irrumpa y avance contra manifestantes pacíficos, pasadas las tres de la madrugada. Ante la violencia policial quienes sostenían el corte desde hace 14 días se replegaron a una propiedad lindera a la ruta y allí aguardaron que la policía se retirara, lo que sólo ocurrió varias horas después.
El mismo viernes, sólo un rato más tarde, en la localidad de Tinogasta, provincia de Catamarca, el accionar policial fue más violento. Producto de las balas de goma y los gases lacrimógenos numerosas personas fueron heridas, una de ellas con varios impactos de goma en el cuerpo. Los vecinos cortaban la ruta nacional 60 impidiendo el paso de los camiones que iban hacia la mina desde hace veinte días. Mientras tanto la radio comunitaria de Andalgalá “La voz del algarrobo” (FM 105.3), que se encontraba transmitiendo lo que ocurría en el corte de Tinogasta, era interferida. De todos modos, en asamblea, los vecinos decidieron continuar con el corte.
La Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), por su parte, convocó a escrachar la casa de la provincia de Catamarca en Buenos Aires en repudio de la represión en la tarde del viernes, y fue acompañada por organizaciones sociales, ambientales y políticas. Además se declaró en estado de alerta y movilización ante la posible represión en Andalgalá y en un comunicado afirmó que “La brutalidad y las amenazas provenientes del Estado nacional y los Estados provinciales, no cesan. Las empresas mineras pretenden avanzar sin más, imponiendo su política de ganancias y destrucción.”
Este panorama de resistencia popular y movilización contrasta con el entusiasmo de las Cámaras empresarias mineras que en un comunicado del día de ayer afirmaron que “Todos los que formamos parte de la Industria Minera saludamos y vemos con beneplácito los conceptos de la Sra. Presidente de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, pronunciados en el día de ayer (jueves) en ocasión del diálogo con operarios mineros de la localidad de Olavarría”. “Las palabras de la Primera Mandataria son más que oportunas, en momentos en que desde sectores minoritarios se pone en tela de juicio la legitimidad de una actividad que ha sido fundacional en el país. Más aún, cuando los cuestionamientos se traducen en cortes de rutas y piquetes que atentan contra la paz ciudadana y el trabajo de miles de argentinos.” En efecto durante la teleconferencia por la inauguración de obras en la localidad bonaerense de Olavarría, la presidenta Cristina Fernández se refirió el jueves a la necesidad de “exigir calidad ambiental a las empresas” pero también “responsabilidad sobre los planteos” de quienes se oponen a la minería a cielo abierto. Lejos de esta presunta ecuanimidad, el discurso fue interpretado por las Cámaras mineras como un respaldo a su actividad, mientras que los asambleístas lo vivieron con preocupación y como un apoyo tácito a la represión que se desataría. Ningún funcionario nacional de primera línea se pronunció sobre los desalojos de los cortes de ruta e incluso la Ministra de Seguridad Nilda Garré, encargada de llevar adelante la política de no represión de la protesta social, se negó a contestar preguntas sobre ese tema cuando fue consultada por un periodista.
En la teleconferencia la presidenta pidió hablar con un trabajador de la industria Cementos Avellaneda allí presente, de nombre Antonio, y tras escuchar su testimonio defensor de la actividad minera lo consideró “emotivo” y una expresión de “la lógica del pueblo”. El hombre reclamó que “nos dejen trabajar en paz” y se quejó de las protestas de “cuatro o cinco pseudoambientalistas” que “tienen en vilo a cientos de trabajadores porque no se podían entrar elementos básicos como alimentos, comida y medicamentos”. Si esta es la “lógica del pueblo” se cae de maduro que entonces los manifestantes del noroeste argentino están por fuera de ella, es decir que defienden intereses antipopulares, siempre según el discurso de la presidenta, que caracterizó sus posiciones como “dogmáticas y cerradas, que se resisten a cualquier discusión o matiz”. Cristina consideró en conclusión que “Vox populi, vox dei”, es decir que la voz del pueblo es la voz de Dios. Fue curioso enterarse más tarde que el tal Antonio, un simple obrero de Olavarría, la momentánea encarnación del espíritu del pueblo, también es el actual presidente del Partido Justicialista local y primer vocal titular de la Asociación Obrera Metalúrgica Argentina (AOMA), con su nombre real Armando Domínguez. Ya no sorprende tanto que un hombre sensato como él haya sido interventor de AOMA en San Juan en momentos en que junto con la empresa Barrick Gold presentaron una demanda judicial contra la Ley de Glaciares. No casualmente esa ley fue vetada por la presidenta tras haber sido aprobada por ambas Cámaras legislativas nacionales y más tarde recién pudo ser promulgada tras una gran presión popular. Sin dudas, como comentó la presidenta, “a vos no pueden acusarte de ser hombre de la Barrick [Gold], Armando”.