Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, es reconocido como el nuevo presidente de Egipto, una semana después de los comicios. La Junta Militar sigue en el parlamento.
Centenares de miles de egipcios fueron hasta la Plaza Tahir a celebrar el resultado de las primeras elecciones tras la caída de Mubarak.
Morsi obtuvo un 51% de los votos. Su opositor, Ahmed Shafik, candidato vinculado al ex dictador Hosni Mubarak – fue su primer ministro – alcanzó un 47%.
Los comicios se realizaron la semana pasada, el 17 de junio, y la difusión de los resultados se esperaba para el 21 de junio. Sin embargo, la Comisión Electoral los dio a conocer tres días después, sin dar muchas explicaciones.
El retraso aumentó el clima de tensión en el país, intensificando los rumores de que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) pudiera hacer fraude sobre el resultado de las elecciones – o incluso no reconocerlos.
La desconfianza ocurre en el contexto de la disolución del parlamento egipcio por el CFSA, el 14 de junio. La decisión se dio en virtud de un fallo judicial, que descalificó un tercio de la Cámara baja por supuestas inconstitucionalidades en su elección. Con base en ese veredicto, decidieron la disolución de las dos cámaras legislativas.
La mayoría pertenencia a los Hermanos Musulmanes, electos en los comicios el fin del año pasado. Con eso, el CSAF ganó poderes para legislar en la última semana, e hizo aprobar una ley que aumenta el poder del Ejército, a la vez que disminuye el del Ejecutivo nacional. Hasta que un nuevo parlamento sea electo, los militares controlaran el legislativo – lo que les permite, entre otras prerrogativas, controlar el presupuesto de la nación-.
Según informaciones de la agencia de noticias Al Jazeera, el retraso del anuncio de la victoria fue motivado por las negociaciones entre el CSFA y los Hermanos Musulmanes, durante toda la semana.
Khairat al-Shater, jefe político de los Hermanos Musulmanes – que institucionalmente se presentan como Partido Libertad y Justicia – se habría encontrado por lo menos una vez con el CSFA para negociar los poderes que tendrá el Ejecutivo, afirma Al Jazeera.
En principio, la organización islámica rechazó la decisión del CSFA. Saad el-Katatni, el vocero del parlamento disuelto también se encontró con representantes de la Junta Militar y les avisó que los Hermanos no aceptarían la presencia militar en el legislativo. Sin embargo, se especula acerca de cómo se dieron las negociaciones y si los islámicos aceptaron esas condiciones por la presidencia.
Por eso, a pesar de la victoria de Morsi – celebrada por decenas de miles en todo Egipto – el clima en el país es de incertidumbre. Por ahora, los militares lograron mantenerse en la escena política.
Morsi hizo su primer discurso tras el anuncio de su victoria la noche del domingo 24 de junio. El nuevo mandatario afirmó que será presiente de “todos los egipcios”. También saludó a los “900 mártires” de la revolución de febrero de 2011, que derrocó a la dictadura militar.
“Agradezco a todos los egipcios que pagaron con sus lágrimas, sangre y sacrificios. Sin esto yo no podría estar acá como el primer presidente electo en la historia de Egipto”, dijo.