El parlamento chipriota rechazó el proyecto de ley propuesto por la Unión Europea, con Alemania a la cabeza, para imponer el primer corralito del viejo continente en esa pequeña isla del Mediterráneo.
Ni siquiera el partido de gobierno se animó a votar a favor del primer corralito europeo en Chipre. Con 36 votos en contra, 19 abstenciones -del oficialismo- y un diputado ausente, el parlamento de Nicosia -capital de Chipre- rechazó ayer el proyecto de ley redactado en Bruselas que preveía ‘quedarse’ con hasta el 10% de los depósitos de los chipriotas depositados en los bancos. La propuesta, presentada el sábado pasado, había hecho temblar a los poco menos de 800.000 habitantes de la pequeña isla del Mediterráneo, al sur de Turquía. Los gobiernos centrales de la Unión Europea y la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional) exigían que Nicosia bloqueara unos 5.800 millones de euros en las cuentas privadas de los bancos chipriotas, a cambio de la entrega de 10.000 millones de euros provenientes del fondo de rescate europeos para paliar la pésima situación económica del país.
Por temor a una enorme corrida bancaria, el gobierno dispuso desde el mismo sábado el cierre de todos los bancos, medida que se extenderá hasta el próximo lunes. También quedó cerrada la bolsa de Nicosia, hasta nuevo aviso. Una suspensión de todo el sistema financiero del país hasta encontrar una solución que evite el default. Y el salvavidas de plomo lanzado desde la UE, que parecía ser la única solución real antes de la quiebra, también fracasó ante la negativa del Poder Legislativo.
Desde el pasado fin de semana, los ahorristas chipriotas vienen protagonizando manifestaciones en en las puertas de las entidades financieras y edificios públicos. Los defensores de la propuesta de Bruselas desestiman estas manifestaciones escudandose en el hecho de que el “corralito” no afectaría a todos los ciudadanos. En efecto, el proyecto preveía el cobro de un “impuesto” a los depósitos bancarios del 9,9% a quienes tuvieran más de 100.000 euros en las entidades financieras y del 6,7% para los depósitos de entre 20.000 y 100.000 euros. Esta era la negociación lograda por el gobierno de Nicosia en los últimos días. Sin embargo, las organizaciones sociales y partidos opositores aseguran que de prosperar la iniciativa ésta podría expandirse a otros países de Europa, y por ello la férrea movilización.
“Sin la ley no hay plata”, tronaron los alemanes al conocerse el resultado de la votación. La canciller alemana Ángela Merkel veía en el acuerdo una victoria de la línea dura de la austeridad europea, pero también una estocada indirecta a sus competidores comerciales. Chipre es considerado por las principales potencias europeas un país con una reglamentación bancaria “flexible” y “blanda”, lo que lo convierte en un potencial paraíso fiscal para inversiones extranjeras, que encuentran en el bajo control -en los bancos chipriotas es posible a través de algunos vericuetos legales depositar dinero en forma anónima- y la mínima carga impositiva que grava sobre su sistema financiero, un atractivo para sus ahorros. Quienes se han aprovechado mucho de la situación son los inversores rusos, quienes, según una investigación del servicio de inteligencia alemán publicada por el diario Dier Spiegel, mantienen la mayoría de los depósitos registrados en las cuentas de Nicosia.
Algo que en buena parte explica el posible plan B que el gobierno chipriota está comenzando a implementar. Caída la posibilidad de un rescate a través del fondo europeo, el ministro de economía Michael Sarris estaría viajando hoy mismo a Moscú para estudiar soluciones alterativas que ayuden a evitar una crisis de liquidez del sistema financiero. Ya en 2011, el Kremlin destinó 2.500 millones de euros para ayudar a sus aliados chipriotas, y en los últimos días accedió a estirar los términos de devolución de ese pequeño fondo. En cambio, Chipre cuenta con el reciente descubrimiento de un enorme yacimiento gasífero e pocos kilómetros de sus costas, evaluado en unos 80.000 millones de euros según medios de prensa europeos. Moscú es uno de los principales exportadores de gas hacia Europa -hecho que ya ha generado fuertes conflictos en los últimos años- y el viejo continente es el mayor cliente ruso en esta rama. Con lo cual, el interés de Putin en la situación de Chipre es más que entendible.
Hace días circulan por los diarios de todo el mundo las comparaciones con la restricción de la libre disposición de dinero impuesta por el gobierno de Fernando de la Rúa en Argentina. Y aunque la propuesta que se iba a aplicar en Chipre iba a ser más suave -enmascarada detrás de la figura de un ‘impuesto’-, para muchos se trataba simplemente de la punta de lanza para aplicar este tipo de mecanismos en otros países de la UE en crisis, tales como España e Italia.