Por Diego Fina. El equipo de Martino se consagró en el Torneo Final 2013 a falta de una fecha tras consumarse la derrota de Lanús ante Estudiantes. El plantel recibió la noticia en Chaco, en la previa a su sorpresiva derrota ante Talleres de Córdoba por la Copa Argentina.
No es un campeón más. Hay campeones que no brillan, que cumplen pero que no generan melancolía futbolera al recordarlos. Y están los otros, aquellos que cuentan con unanimidad en los veredictos y un respeto generalizado. Newell’s cuadra perfecto en esta última clasificación: buen juego y trato del balón, búsqueda del arco rival, compromiso y fuego sagrado. Todo obra de un titiritero de la casa; Gerardo Martino volvió con el objetivo de dejar al club en Primera, y terminó obteniendo un título con holgura y logrando el pase a semifinales de la Copa Libertadores.
El trabajo a conciencia, combinado con algunos gestos de grandeza, da sus frutos y así son varias las claves a través de las cuales se puede definir a este campeón. El mérito inicial de Martino fue transmitir un estilo y una idea de juego a sus dirigidos, sacándole el máximo a un plantel corto como para pelear a varios frentes. Además del entrenador, fueron determinantes las vueltas de referentes experimentados con ganas de sumar y dejar su marca. Es el caso de Maximiliano Rodríguez, Gabriel Heinze y Lucas Bernardi, lideres dentro y fuera de la cancha. Y todo gran equipo tiene que tener un crack que marque la diferencia: Ignacio Scocco es tal vez el mejor futbolista del último año a nivel nacional. Marcó once tantos hasta ahora en el torneo y tuvo un rendimiento superlativo.
En lo relativo a los números, a falta de una fecha para la culminación del campeonato, los rosarinos tienen 38 puntos, aventajando por seis a River y Lanús, una diferencia para nada exagerada por lo visto en el desarrollo del certamen. Además es el equipo con más cantidad de goles a favor con cuarenta, demostrando el potencial ofensivo de sus figuras, con Scocco a la cabeza. Fueron doce partidos ganados, dos empatados y cuatro derrotas, entre los que se destacan los triunfos sobre sus dos escoltas, además de vencer a Boca, Independiente, San Lorenzo y Racing. Es el sexto torneo local que logran los “Leprosos”, que ya habían dado la vuelta en 1974, 1988, 1991, 1992, 2004 y 2013.
Para el inicio de la temporada, Newell’s estaba en la misma situación que Independiente, con serios riesgos de perder la categoría. Las diferencias entre ambos procesos están a la vista. Mucho que ver en este presente también tiene el presidente de la institución Guillermo Lorente, quien encaminó una suerte de refundación desde que llegó a fines del 2008, dejando de lado la devastadora, mafiosa y corrupta gestión de Eduardo López, quien manejaba a placer el club desde 1994.
El festejo llegó minutos antes de salir a jugar con Talleres por la Copa Argentina, en lo que sería derrota por 1 a 0. Martino contó sus sensaciones: “No vi a Lanús. Bajé y estaban los jugadores gritando y saltando adelante del televisor, donde dimos la charla. Compartir eso fue un momento de inmensa felicidad. Me costaba ver el partido, no pensé que me iba a pasar. Y tampoco me podía enfocar en Talleres. No pretendemos ubicarnos en ningún lugar ni que nos miren de alguna manera, sólo nos dimos un gran gusto entre todos”. Además agregó: “Jugamos como nos gustaba jugar y además ganamos, así que la hemos pasado muy bien. Cuando termine todo voy a caer. Ahora es muy difícil hablar de sentimientos, de dónde estamos, de qué hicimos, me cuesta el análisis frío. Lo disfruto, pero todavía no puedo analizarlo. Lo quiero compartir con toda la gente que nos ha acompañado”.
El fútbol en Rosario sonríe, con grandes momentos para los dos clubes más importantes de la ciudad. Coincide la consagración de Newell’s en Primera con el campeonato y ascenso a la máxima categoría de Central. Ahora se verán las caras nuevamente en uno de los clásicos más atractivos del fútbol argentino. Los del Parque Independencia están dando el ejemplo y marcando el camino. Muchos clubes deberán imitarlo, en especial los denominados “grandes” que, con River e Independiente a la cabeza, vienen equivocando el rumbo.