Por Martín Trombetta. (Segunda parte de la entrevista). Unos días después del show de Shaila y Smitten en The End, revivimos algunos momentos de la charla con Santiago Tortora, guitarrista de Shaila. Acá Santiago nos cuenta un poco más sobre su visión de la escena hardcore-punk argentina y también comparte con nosotros algunas de las miradas de la banda sobre la relación entre Argentina y otros países de la región en los que Shaila ha tocado a lo largo de los años.
-El año pasado, en vísperas de las primarias, Shaila hizo dos fechas seguidas en Groove. En ambas presentaciones, la banda habló sobre las elecciones y explicó que creen en formas de construcción política distintas a las elecciones. Sin embargo, en ambas ocasiones recomendaron votar al FIT. ¿Qué balance hacen hoy de las elecciones?
-A lo que nos referíamos ese día es a que esta estrategia política de las primarias es una nueva estrategia para dividir e impedir el acceso a algunos partidos, y también para que ciertos partidos políticos en Argentina no se hagan cargo de lo que tienen que hacerse cargo, que es presentar un solo candidato, y en lugar de eso tiren todos los candidatos encima de la palestra, prácticamente como una política sin partidos. En ese juego, para ingresar a las elecciones había que superar un umbral, eran las reglas de juego. En ese contexto, me parecía que lo más pluralista posible era darle tu voto a determinados grupos para que puedan tener una voz, un discurso, una presencia en los medios, darles un espacio como actores sociales para que puedan manifestar sus inquietudes. En ese sentido, para mí la izquierda es muy importante. Te guste o no, la votes o no, la entiendas como posibilidad de gobierno o no, es importante la voz de la izquierda.
Los fanáticos de la banda conocen de sobra las profundas inquietudes políticas de estos músicos, sin embargo, Santiago advierte que, en su opinión, la banda no tiene que ser militante. “Sí tiene que ser política, pero no militante de un partido”, precisa.
-¿Cómo ven hoy la escena hardcore-punk en Argentina?
-Hay un antes y un después de Cromagnon. Esto a veces se olvida, pero es claro que cambió todo. Para bien en algunos casos, para mal en otros. Cerraron muchísimos lugares, que aún hoy no han abierto. No hay lugares under para tocar y eso hace que falten muchísimas bandas. Los lugares más chicos en Capital están coordinados por usureros, lo cual hace muy difícil cubrir los costos del lugar y hace que muchas bandas vayan a pérdida aún con la capacidad del lugar completa. Por supuesto que eso no ayuda, porque tocar en Capital es muy importante. A contramano de esto, internet y las redes sociales hicieron que aparezcan bandas de otras formas. Bandas que no tienen experiencia en vivo o en estudio de grabación pueden conseguirse buenas máquinas (mucho mejores que las que nosotros conseguíamos antes) y grabar buenos discos, subirlos y moverse, y eso está buenísimo. Creo que las bandas de ahora son mucho más profesionales que las bandas de antes, suenan mejor que las de los ’90. El gran problema es tocar, que pasa a un segundo plano. Antes había que tocar para después llegar al disco y ahora es al revés. Es distinto, ni mejor ni peor. Para mi gusto, es una mejora en lo profesional, pero se pierde ese potrero que las bandas tenían arriba del escenario y que también es necesario.
-¿Cuál es el siguiente paso para Shaila?
-A mí me gustaría que la banda tenga un peso propio en todo el territorio argentino y en toda la región latinoamericana. Es difícil que pase, hay cada vez más barreras, pero nunca dejamos de tocar, en Perú, en Chile, ahora se viene Colombia. Es muy lindo sentir que se puede trascender fronteras, llegar a otras culturas diferentes a la nuestra y descubrir las similitudes que tenemos como región, encontrar que la misma música puede formar parte del circuito en otros lugares. Uno se da cuenta de que la escena es mucho más grande de lo que pensaba. Es impagable.
-¿La experiencia de haber tocado en otros países tuvo una influencia importante en la banda?
-Definitivamente. Mi generación creció en un ambiente en que la percepción de Chile era la de un país enemigo, invasor, que quería ocupar la Patagonia y que había apoyado a Inglaterra en Malvinas. Yo me crié en medio de eso. En algún momento de la vida de uno, uno se empieza a preguntar si realmente es así. Pero después de haber estado en Chile, dijimos “che, los chilenos son iguales a nosotros”. Empezamos a leer y entendimos que no solo son iguales, sino que soportaron las mismas dictaduras, los mismos hijos de puta, las mismas reivindicaciones, algunas hasta peores. El pueblo chileno llegó a soportar cosas peores que el nuestro. Lo mismo pasa con el pueblo peruano. Ir a esos lugares y palpar esto en carne propia, entender que son iguales a nosotros, que escuchan la misma música, se divierten de la misma manera, soportan las mismas opresiones que nosotros y quizás tienen otras inquietudes que son interesantes. Todo esto influenció muchísimo a la banda y eso se nota en muchas canciones.
-¿Qué mensaje tenés para los pibes que están empezando con su banda?
-El mensaje que tengo, que va más allá de la música, es “hagas lo que hagas, hacelo con pasión”. Si no te genera pasión, no lo hagas, estás perdiendo tu tiempo. Lo tuyo será otra cosa, no la música. Si hacés algo sin pasión, te vas a aburrir. Si lo hacés con pasión, quizás algunas veces te aburras, pero en general no te va a pasar. Y si algo te genera pasión, tené perseverancia. Yo me metería en el circuito al que yo quisiera pertenecer, con una banda, con un fanzine o lo que sea. Si te genera pasión, vas a encontrar las herramientas.
-¿Se puede ser independiente?
-No existe otra alternativa. Desde todo punto de vista.
Santiago explica que todavía no hay nombre para el próximo disco de Shaila, que saldría antes de fin de año. Ya es casi costumbre elegirlo sobre la hora. Entre más chistes y analogías futbolísticas, nos despedimos. Shaila sigue tocando este año en distintos lugares del país, manteniendo viva la impronta hardcore-punk tradicional de Buenos Aires, ciudad en que los Ramones hicieron su último recital e inspiraron a tantas bandas, como Shaila, a largarse a tocar.