Las tensiones entre Siria y Turquía se mantienen luego que Damasco derribara un avión de guerra que violó su soberanía. El presidente Al Assad reiteró la denuncia contra las potencias occidentales por lo que sucede en la nación árabe.
Nada está definido en Siria y cada día que pasa, los acontecimiento se precipitan con nuevas variantes y aristas. Esta vez se trata de lo sucedido el viernes pasado, cuando el Ejército sirio derribó un avión militar turco que había violado la soberanía de la nación árabe. El gobierno de Damasco denunció que la aeronave ingresó en espacio aéreo sirio, en tanto que Turquía rechazó esta versión. El lunes, el gobierno de Ankara redobló su postura y anunció que si las fuerzas militares de Damasco se acercan a su frontera común y representan un peligro serán tratadas como un objetivo militar.
Por su parte, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) y la Unión Europea (UE), condenaron la acción de defensa llevada a cabo por Siria.
Como contraposición, el gobierno ruso volvió a intervenir y rechazó el argumento de culpar a Damasco por el derribo del avión de guerra. El portavoz de la cancillería, Alexander Lukashevich, transmitió la postura de Moscú y agregó que el hecho no se trata de un provocación por parte de Siria.
“La escalada político-propagandística, incluido al nivel internacional, es peligrosa, cuando se realizan esfuerzos para movilizar a todos los factores externos en la búsqueda de una salida política al diferendo sirio”, aseveró Lukashevich.
Rusia reiteró su apoyo total al plan de paz acordado entre el gobierno del presidente Bashar Al Assad y el enviado especial de la ONU, Kofi Annan.
Este nuevo capítulo de tensión generado sobre Siria, provienen de uno de los países que se encuentra más implicado con lo que sucede en territorio sirio. Turquía ha reconocido que apoya a los grupos armados irregulares y les permite entrenarse en su territorio. Junto a las monarquías del Golfo Pérsico, el gobierno de Ankara mantiene una sostenida y abierta presión contra Damasco con el objetivo de que el presidente Al Assad abandone el poder. Igualmente, la administración siria ha recibido el permanente apoyo diplomático de China, Rusia, Líbano, Irán e Irak, naciones que rechazan la injerencia en Medio Oriente y sostienen que el conflicto sirio se debe resolver por la vía pacífica.
Siria, al servicio de la victoria
Durante esta jornada, el presidente sirio brindó un discurso en la asunción del nuevo gobierno, integrado por miembros del partido Baaz, organizaciones políticas aliadas y dirigentes de la oposición, donde remarcó que el país atraviesa “un estado real de guerra desde todas las perspectivas”. Al Assad afirmó que “cuando estamos en una situación de guerra todas nuestras políticas y todos los sectores deben ponerse al servicio de la victoria”.
El mandatario también criticó a los países occidentales, encabezados por Estados Unidos, por “pedir” sin “dar” nada a cambio. “Eso se ha demostrado en cada momento”, aseguró el jefe de Estado.
Mientras tanto, en diferentes puntos del país los enfrentamientos entre el Ejército y los grupos mercenarios se mantienen. Algunos hechos ocurridos ayer, según la agencia de noticias Sana, ocurrieron en las ciudades de Douma, Idleb, Al Hameh, Zabadani, Madaya y Al Hama. En estas localidad, fueron ultimados decenas de mercenarios y las autoridades comunicaron que se confiscaron grandes cantidades de armas de guerra en poder de los grupos irregulares, como ametralladoras, lanzadores RPG y morteros. En los combates, al menos 4 efectivos de seguridad sirios perdieron la vida y otros 15 resultaron heridos.