Más de 100 mil personas se movilizaron en la capital chilena para apoyar el reclamo estudiantil. Desde el gobierno la respuesta fue, nuevamente, la represión.
Por una educación pública, gratuita y de calidad es la consigna principal que desde el año pasado los estudiantes chilenos mantienen en alto. Este miércoles volvieron con ese reclamo a las calles de todo el país y, como sucedió durante todo 2011, el cuerpo de seguridad de Carabineros desplegó una intensa represión con camiones hidrantes y bombas lacrimógenas. La represión comenzó cuando los estudiantes realizaban un acto, luego de la movilización que partió de la plaza Italia hacia la Estación Cultural Mapocho, de la capital del país. Reportes de prensa indicaron que las protestas, que reunieron a miles de personas, también se llevaron a cabo en las ciudades de Valparaíso, Concepción, La Serena, Osorno, Talca y Chillán.
La nueva marcha estudiantil, respaldada por sindicatos y organizaciones sociales, se desarrolló un día después de que el gobierno del presidente Sebastián Piñera enviara una iniciativa al Parlamento que permite que el 90% de los alumnos universitarios tengan accesos a créditos para financiar sus carreras. Desde ese sector, rechazaron el proyecto y demandaron terminar con el lucro en la educación pública, ya que Chile es uno de los países del mundo donde se vuelve más costoso estudiar.
Durante la movilización, la vicepresidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Camila Vallejo, llamó a la unidad de los sectores educativos para alcanzar sus objetivos. La dirigente declaró que el llamado “es a rechazar al gobierno, que lucra con nuestra vida, nos hacen parecer que nos da soluciones y nosotros bien sabemos que esto no es así. No hay voluntad política por cambios estructurales”.
Por su parte, el titular de la Fech, Gabriel Boric, manifestó que la movilización demostró que “hemos dado una muestra al gobierno y a todos los que pensaban que el movimiento estudiantil ya se había agotado, que no vamos a descansar hasta lograr los verdaderos cambios”.
Luego de las masivas movilizaciones de 2011, el gobierno de Piñera decidió enviar proyectos de ley al Congreso para buscar una salida al conflicto. Uno de ellos, que todavía se discute entre los parlamentarios, aumenta el número de becas para los universitarios, aunque para las federaciones estudiantiles la medida es insuficiente.
Las demandas estudiantiles han tenido un fuerte apoyo de la población en general, en contraposición a la cada vez más baja aceptación que tiene el Ejecutivo, centrada en la figura de Piñera. Los alumnos chilenos también han recibido la solidaridad desde diferentes partes del mundo. Desde el año pasado, los estudiantes fuerzan al gobierno para que anule las leyes que sostienen el actual sistema educativo, implementado por la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).