Por Dafne Melo, desde Brasil. La entrada de Palestina en la ONU no llegó a sorprender la mayoría de los participantes de Foro Social Mundial Palestina Libre (FSM-PL). Para algunos, una posibilidad de negociar desde otro lugar; para otros, solamente una resolución más a ser ignorada por Israel.
“Estoy seguro de que Palestina será un Estado en cinco horas”, aseguró el embajador de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Brasil, Ibrahim Alzeben, durante la mañana del jueves, 29 de noviembre, en la ciudad de Porto Alegre, donde se realizó – hasta el 1 de diciembre – una edición especial del FSM.
Alzeben integró la primera conferencia de apertura del evento. Casi enteramente dominada por voces alineadas al Fatah – partido que hoy hegemoniza la ANP en Cisjordania –, el tono general de la primera mesa fue marcado por la exaltación en relación al cambio de status del territorio en la ONU.
Los palestinos obtuvieron la mayoría en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, con un apoyo de 138 países. Se abstuvieron 41 países – Alemania, Inglaterra, Colombia y Paraguay entre ellos – y nueve votaron en contra. A los EEUU e Israel se sumaron Canadá, Panamá, República Checa, Nauru, Palau, Micronesia y las Islas Marshall.
“Nuestro territorio ocupado pasa a ser ahora un territorio de un Estado soberano ocupado. No es más un territorio en disputa como Israel y los colonos hacen parecer, sino un territorio ocupado de un Estado ya reconocido, y para eso existe arbitraje, existe [la Corte Internacional] de Haya y otros organismos internacionales para tratar de otros temas”, defendió el embajador.
La respuesta israelí
El embajador de Israel ante Naciones Unidas, Ron Prosor, criticó a los palestinos por nunca haber reconocido “la existencia de Israel como el Estado del pueblo judío”. Afirmó que su país quiere “acabar de una vez y para siempre con este conflicto”, que se resolverá no “con resoluciones en Nueva York sino con conversaciones en Jerusalén”.
Otro integrante de la mesa de apertura en Porto Alegre, Nabil Shaath, un histórico negociador de la ANP, reafirmó el derecho de los palestinos a recurrir a la ONU. “Lo que es acordado no es implementado. No tienen sentido [las negociaciones]. Vamos a negociar, sentamos en una mesa, negociamos, hacemos un acuerdo y ellos no lo implementan. Entonces, ¿por qué negociar?”, cuestionó.
Shaath también criticó la exigencia del gobierno de Benyamin Netanyahu de que los palestinos reconozcan a Israel como un Estado judío. “Ahora ellos nos imponen nuevas condiciones. Quieren que les reconozcamos como un Estado judío, aunque haya 1 millón y 500 mil palestinos – musulmanes y cristianos – viviendo en territorio israelí. Nosotros reconocemos Israel como un Estado, pero no como un Estado judío. Así como reconocemos Brasil como un Estado y no como un Estado cristiano. No aceptamos eso. Pero exigen que reconozcamos eso para seguir con las negociaciones. Negociar de esa forma es imposible”.
No tan simples
Entre los palestinos que viven en Israel, está la joven palestina Thaira Zoabi, moradora de Haifa. En el medio de la primera conferencia, Thaira se sentó adelante de la mesa y levantó un pequeño cartel. “Palestina es la de 1948”. “Mahmoud Abbas no representa al pueblo palestino”, decía el cartel improvisado allí mismo.
Para muchos palestinos, como los que viven dentro de Israel, o los 5 millones de refugiados, la idea de dos estados – uno para israelís y otro para palestinos – termina por reforzar la política de apartheid llevada a cabo por Israel. Política ésta que termina por tratar a los palestinos dentro de Israel como ciudadanos de segunda clase e impide el retorno de los refugiados expulsados de sus tierras, un derecho asegurado por una resolución de la ONU nunca respetada por Israel.
Para el periodista palestino Khaled Barakat, actualmente refugiado en Canadá, la separación de los dos estados da por cierto que no hay posibilidades de coexistencia en la región. “Es la oficialización del apartheid como solución”, opina. “Cuando veo a judíos en contra del Estado de Israel y dispuestos a luchar con nosotros contra el sionismo y el racismo, entonces, veo un futuro, una alternativa de sociedad en relación a la que está siendo pensada ahora”, afirma Barakat.
El palestino también cuestiona la eficacia de la medida votada el 29 de noviembre en Nueva York. “Israel nunca implementó ninguna de las resoluciones de la ONU desde 1948 ¿por qué ahora va a respetar esa? Vamos a tener un asiento en la ONU, una bandera, un cartelito con el nombre del representante, pero en la realidad concreta, está la ocupación, el apartheid, la violencia de siempre”.
Las últimas noticias parecen corroborar los argumentos de Barakat. El 2 de diciembre, Israel anunció la construcción de 3 mil nuevas viviendas en Jerusalén y Cisjordania y afirmó que irá congelar el repase de 92 millones de euros correspondientes a la cuota mensual que transfiere a la ANP en concepto de impuestos recaudados.
Teoría y realidad
“El estado de Palestina va a ser, teóricamente construido en la región de la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén. En el papel parece perfecto, pero cuando se intenta aplicar esto a realidad, cuando vas a estos lugares, uno se pregunta: ¿es posible, realmente, físicamente, construir un Estado palestino acá?”, cuestiona.
Para él, hacer con que Israel pare de construir y retire sus colonias de Cisjordania sería una medida más efectiva que la declaración de un Estado. “Además de ilegal según las leyes internacionales, es una reivindicación que uniría todas las organizaciones y sería una medida real de descolonización de Palestina”.
Para los defensores de la creación del Estado palestino al lado de lo de Israel, la decisión en la ONU es una primera etapa para, en el futuro, poder luchar por otras conquistas. “La creación del Estado palestino es un paso para poder negociar entre iguales, entre dos Estados”, afirmó el embajador palestino en Brasil, Alezeben.
“Todo tendrá que ser negociado y vamos a tenemos que nos basar en el derecho internacional. Vamos a negociar todo e Israel tiene que negociar todos los temas pendientes para que podamos alcanzar una paz duradera. Ya veremos que la lucha va a llegar a la otra etapa”, prometió.