Romina Tejerina fue puesta en libertad por “buena conducta”. Estaba detenida desde el 2003, luego de quitarle la vida al bebé que tuvo producto de una violación, cuyo perpetrador fue sobreseído de la causa. Un caso emblemático de la violencia de género en la Argentina.
El domingo Romina Tejerina cumplió 29 años. Luego de 9 años de prisión en la provincia de Jujuy, ese día fue puesta en libertad condicional, a la que pudo acceder por su “buena conducta”. Mercedes Ibarra, amiga de Tejerina contó a Marcha que Romina no iba a hablar con los medios para preservar su intimidad e intentar adaptarse a su nueva vida en libertad, conteniéndose así en su núcleo más cercano de la presión y el juicio social.
“Miré al bebé y vi la cara del hombre que me violó”, había declarado Romina en su momento. En agosto de 2002 se había producido la violación que generó el embarazo. Romina Tejerina se mantuvo en silencio por vergüenza y culpa, contraídas por la carga social que posee, en particular en sociedades conservadoras como la de Jujuy, para una mujer el haber sido violada. En ese silencio llevó en el vientre durante 7 meses a la hija de su violador. Cuando nació, en febrero de 2003, le resultó intolerable y terminó quitándole la vida. Inmediatamente la detuvieron y estuvo dos años en prisión antes de que el juicio comience.
En 2005 se la sentenció a 14 años de prisión. La condena fue apelada ante el Superior Tribunal de Justicia y llegó finalmente a la Corte Suprema de la Nación, donde fue ratificada.
El hombre al que Romina identificó como su violador, Eduardo Vargas, aseguró cuando se lo imputó entonces que tenían una relación amorosa y –palabra contra palabra- quedó rápidamente sobreseído y en libertad.
“En su cuerpo están representadas todas las formas de violencia que sufrimos las mujeres en la Argentina: diferentes formas de violencia institucional, feminización de la pobreza, el abuso, las violaciones y sobre todo la negación al derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos”, analizó Agustina Vidales Agüero, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, en diálogo con Marcha. Y agregó: “el caso llegó a todos lados y esto sirvió para que muchas mujeres rompan con esta culpa que silencia a toda mujer abusada. Y lo importante es ese camino que se abrió para revisar la historia de muchas mujeres y poder pensar colectivamente estos temas.”
Desde el 2003, cuando se dieron a conocer los hechos de Jujuy y la situación de Romina Tejerina, su nombre se convirtió en bandera para el movimiento de mujeres argentino. La hermana, Mirta Tejerina expresó que “la cara de Romina es la cara visible del dolor que les toca vivir a muchas mujeres”.
El abogado de Romina, Héctor Soria, por otra parte, también cuestionó la carátula con la que se la juzgó (homicidio agravado por el vínculo), y la exclusión en la reforma del código penal hecha en los 90 de la figura de infanticidio. En la propuesta oficialista de reforma del código actual, vuelve a estar presente.