Por Orlando Agüero. En Quilmes, un conjunto de organizaciones sociales presentarán en la Universidad local un proyecto sobre cómo resolver el problema de los Residuos Sólidos Urbanos en la ciudad.
Solo basta ir hasta Quilmes y transitar por calles y avenidas de los barrios y zonas céntricas, para darse cuenta de la verdadera dimensión del problema. Los canastos frente a las casas siempre llenos, los contenedores del centro de la ciudad permanentemente rebalsando, esquinas con montañas de residuos, basurales a cielo abierto y olores nauseabundos, completan un panorama que dan cuenta del verdadero calvario que vecinos y vecinas del distrito deben padecer a diario. Se suma a la lista el mal servicio en la recolección y la desidia de las autoridades comunales.
La basura configura uno de los problemas más importantes para los grandes centros urbanos. Se trata de un problema estructural. No es un conflicto que se pueda resolver con medidas parciales, sino que su solución amerita un involucramiento profundo e integral de todos. Es por eso que en Quilmes, un conjunto de organizaciones sociales, ambientales y vecinos independientes, formularon un proyecto integral para iniciar un proceso de solución al problema de la basura que denominaron Municipalización con Participación Popular. Este conjunto de organizaciones, integrado por el Frente Popular Darío Santillán, el Foro Regional en Defensa del Río de la Plata, la salud y el ambiente, la Asamblea No a la de Entrega de la Costa y la Corriente de Organizaciones de Base La Brecha, hará público este jueves 3 de octubre en el Salón Auditorio de la Universidad Nacional de Quilmes la propuesta.
Matías Márquez, uno de los referentes de este proyecto, en charla con Marcha señaló que el “proyecto integral que denominamos Municipalización con Participación Popular contempla la separación en origen y la recolección diferenciada de los residuos; es un plan que incluye campañas de concientización en instituciones de enseñanza, plantas de separación, reciclaje y producción de energía; que permite que conserven sus puestos de trabajo los actuales trabajadores de Covelia (empresa concesionaria de la recolección en Quilmes) e incluye a los cartoneros con un salario digno”.
Al ser consultado acerca del objetivo principal que persigue el proyecto, afirmó que “se trata de reducir al mínimo posible la cantidad de residuos que deba enterrarse, para aprovechar inteligentemente todos los materiales que en general consideramos basura, pero que en realidad son materiales recuperables y útiles”. La participación popular busca “aportar al mejoramiento del ambiente, generando un hábitat digno, alejado de la contaminación producto de los negociados, el mercado y las ganancias que hasta ahora vienen siendo la moneda corriente utilizada por los gobiernos y empresas”, comentó Márquez.
Siempre el financiamiento es un punto crítico de cualquier propuesta. Según Márquez “este plan debe ser financiado con penalizaciones para los que incumplen con el tratamiento adecuado de los desechos e impuestos a las grandes empresas e hipermercados, que son los principales generadores de residuos y los verdaderos responsables de costos ambientales, en lugar de aumentar las tasas municipales para que los vecinos financiemos los negociados millonarios”.
Quilmes y los números de la basura
La empresa de recolección de residuos Covelia, que es quien tiene a su cargo la responsabilidad de mantener libre de basura el distrito, le cobra al pueblo quilmeño, a través de la Municipalidad, la cantidad de 11 millones de pesos al mes por su pésimo servicio. La cifra asciende a más de 100 millones de pesos anuales.
Se suma a ese número el costo por enterramiento, trabajo que realiza el CEAMSE, y que cobra por este deterioro a la salud del ambiente unos 2 millones de pesos mensuales.
Quilmes hace ya más de un año que cada seis meses viene declarando, con el auspicio del Concejo Deliberante, que se encuentra en Estado de Emergencia Sanitaria. Esta situación le permite al ejecutivo contratar en forma directa a la empresa Covelia sin la necesidad de llamar a concurso ni licitación alguna, y mucho menos una audiencia pública para discutir democráticamente la solución al problema que tiene a la basura como protagonista.
Simultáneamente la intendencia gestionó un préstamo de organismos nacionales de 56 millones de pesos, para una supuesta municipalización del servicio, promesa que al día de hoy nunca se convirtió en realidad. Además, hace pocos días funcionarios responsables del área de medio ambiente municipal organizaron una presentación pública de su propuesta de instalar en el distrito una planta de reciclado con un costo de 10 millones y medio de pesos, propuesta que nunca se entendió dentro de qué proyecto se incluiría y donde se ubicaría, ni tampoco cómo se gestionaría. De más está decir que estas dos supuestas iniciativas municipales nunca dieron muestra de existencia real.
Los barrios pobres, los más perjudicados
Zonas como la Villa Itatí, donde al día de hoy la urbanización no ha llegado, los inconvenientes producto del mal tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos, se potencian gravemente. La falta de trazado urbano en la villa deja a miles de familias expuestas a las peores consecuencias sanitarias y degrada notablemente sus condiciones de vida, deteriora así el presente y el futuro de sus habitantes.
Esta es una realidad que se vive en los numerosos asentamientos y barrios pobres del distrito. Una situación que solo se va a superar con la participación activa de todos y cada uno de los habitantes de los barrios, en la exigencia del mejoramiento urbano y el involucramiento en la solución de un problema colectivo.
Si la solución es la reprivatización del servicio de recolección, los barrios más humildes van a seguir con la basura hasta el cuello. Esto es así porque si la ganancia está por encima de la necesidad social, la basura desaparecerá de los lugares céntricos y visibles, pero las zonas pobres, que no cotizan en el mercado, serán olvidadas. Por eso parece un paso importante este proyecto que propone la Municipalización con Participación Popular, que tiene como objetivo una solución integral que incluya al conjunto de la comunidad.