Por Gonzalo Penas. Pez cerró el año en el Teatro de Flores volviendo a las cavernas de su historia.
Con el nuevo mecanismo para nombrar los días claves para eventos o fechas importantes, el 8D estuvo desde hace meses en la agenda de todos los fanáticos de Pez. La banda cerró el año -el primero después de 8 sin grabación de disco nuevo- en El Teatro de Flores que cerca de las 21 se llenó de golpe para ver al ahora formato trío con Ariel Minimal (guitarra y voz), Fósforo García (bajo) y Franco Salvador (batería) solos en el escenario como en las cavernas de su historia como grupo.
Cuando el año pasado salió Volviendo a las Cavernas el nombre parecía anticipar la noticia: Pez iba a volver al ruidoso grupo de los noventa. Cuando Pepo Limeres dejó los teclados de la banda, la noticia se confirmó y sólo bastaba verlos en vivo.
El sábado hicieron un show donde si bien en las más de dos horas que tocaron atravesaron toda su historia, se nota una vuelta a los primeros discos más punks, más sucios, más distorsionados que a las épocas más experimentales.
El comienzo con “Último acto” y “Cabeza de departamento” potenciado con “Ahogarme”, “El desengaño” y “Vamos”, hicieron del arranque un recital cercano a lo punk. Se vislumbraba lo que se presuponía: Pez como trío volvió a las cavernas. Entre los viejos escuchas y los nuevos hay una diferencia: el pogo y el mosh que hacen en los temas más duros de la banda. Pez nunca fue una banda de mucho pogo. Ahora con la renovación de público, los chicos poguean cada canción y los fans más entrados en años se corren un poco hacía atrás aprovechándose del tamaño del Teatro, mayor en capacidad que los lugares donde Pez siempre hizo de local los últimos 5 años: Trastienda, Niceto, ND Ateneo.
Con el correr del recital, sonaron otros viejos temas como “Miedo”, “Siesta” y “Espíritu Inquieto”. Cuando el público pedía por canciones, Minimal respondió: “¿Ustedes no saben que nosotros tenemos tapones para el oído arriba del escenario? No escuchamos nada de lo que nos piden”. Siguiendo la senda de los primeros discos, la tripleta “Rompe el alba”, “Lo que se ve no es lo real” e “Introducción-Declaración-Adivinanza” -los primeros tres temas del primer disco (Cabeza, 1994)- mostró una versión más cruda de la banda, con Minimal pifiando en alguna parte de la letra pero mucho más rocker que otras veces.
Hubo pocas canciones de los últimos años: “Roma”, “De cómo el hombre perdió” y “Aferrándose desesperadamente a lo poco bueno que queda” –con imágenes de dibujos sensuales en la pantalla, haciendo honor al ritmo de la canción- fueron deslices de temas de los últimos discos mezclados con “Ya nadie lee en estos días”, aclaración incluida de Minimal mencionando que la letra era un chiste y no están a favor de la violencia de ningún tipo, y “El cantor” como para seguir con clásicos más viejos.
Hubo un momento de respiro para Minimal y Fósforo cuando Franco presentó a su banda “Franco y los Crudos” y tocaron tres temas de su nuevo disco. La banda suena con tintes de grunge y también de stoner pero la voz de Franco suena más suave que las bandas de esos géneros, lo que da como resultado un combo atractivo de escuchar y el público los retiró con fuertes aplausos. Hubo otro momento de respiro pero esta vez para todos: se cortó la luz durante unos 5 minutos en el lugar. No obstante, nadie gritó nada ni se movió.
Al regreso, Minimal mostró el camino hacia la “tiendita” donde estaban los discos y las remeras de la banda y repitió como en cada recital que “un disco sale menos que un trago y el disco queda para siempre”. En varias ocasiones, el guitarrista y cantante se manifestó como un romántico a la hora de gastar la plata: siempre en discos. Entre una eléctrica “Toda la mañana” y una fogonera “Campos de inconsciencia”, Minimal sentenció que todavía quedaba mucho para cerrar la noche. Expresó que “mejor que tres tipos haciendo rock, son cuatro tipos haciendo rock” y presentó a Pablo Puntoriero, saxofonista de Pez de fines de la década del noventa, con el que tocaron “Haciendo real el sueño imposible” que se escuchó como sonaba allá por el año 2000 cuando salió Fragilinvencible. Grata sorpresa para los fanáticos de la banda en un recital tan especial que llegó a su final con “Fuerza”, “Desde el viento en la montaña hasta la espuma del mar” y la maravillosa “Caballo loco”.
Pez es una banda que nunca defrauda en vivo. Tiene 12 discos de estudio y ninguno se le parece al anterior. Tiene un público que en los últimos años creció a tal punto que es el tercer año consecutivo que cierran en un Teatro. El año que viene cumplen 20 años como banda y prometen una caja especial con libro incluido. Si hay algo que queda claro al ver a Pez en vivo es que son melómanos y amantes de la música. No sólo por el cuidado de sus melodías ni porque Minimal haga cuatro cambios de guitarra en el recital, sino también por la importancia que le dan al objeto físico de su trabajo. El público que lo sabe, se retiró del recital fantaseando en la caja con fecha de salida en 2013.