Por Noelia Leiva. El presidente de la Falgbt cuestionó los dichos del papa Francisco sobre el matrimonio igualitario como elemento “colonializador” de la familia y pidió que la Iglesia se posicionara en contra de la discriminación que atraviesa el colectivo.
Las iglesias fueron, históricamente, rectoras de la conducta social de los pueblos. Por temor, por obediencia, por culpa, la palabra del referente de esa institución tuvo el peso de la verdad para la comunidad creyente. En pleno siglo XXI, y con un papa argentino que construyó una imagen populista, las ‘opiniones’ del Vaticano todavía aspiran a conservar el dogma al punto de meterse en la vida privada de las personas: la institución religiosa aseguró que el matrimonio igualitario es un arma de “colonización ideológica de la familia”. Eso fue lo que cuestionó la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgbt). Esteban Paúlón, presidente del colectivo diverso, dialogó con Marcha sobre esa nueva expresión de violencia.
“Otra vez Francisco, que es Bergoglio, insulta a lesbianas, gays, bisexuales y trans, adjudicando los avances recientes en todo el mundo a una pretendida corriente ‘colonialista’, lo que no hace otra cosa que promover el odio y la xenofobia, así como la discriminación”, sentenció un comunicado de la Falgbt, fuerte impulsora de la ley que erradicó la asignación femenina y masculina obligatorias de la norma que establecía el casamiento. La polémica se avivó luego de que el vocero papal, Federico Lombardi, asegurara que el máximo referente católico “tenía en su mente” a las personas no heterosexuales que deciden casarse cuando se refirió al supuesto ataque al vínculo familiar primario, la semana pasada en Filipinas.
-En el comunicado que emitió la Federación hacen hincapié en que el Papa “es (Jorge) Bergoglio”. ¿Cuál es la importancia de aclarar eso en el contexto de las últimas declaraciones?
-Tiene la importancia que él viene de un país que aprobó el matrimonio igualitario y que vivió aquí tres años después de eso, por lo que no puede argumentar que la ley provocó alguna conmoción social o catástrofe. Se puede tener más o menos afinidad con el Gobierno, pero ninguna situación de crisis a nivel estatal se puede adjudicar al matrimonio igualitario. Al contrario, tuvo un impacto positivo y lo destacaron tanto allegados al oficialismo como a la oposición. Esa medida le dio una muy buena proyección internacional a Argentina como modelo de respeto de la diversidad sexual.
-Que Bergoglio acuse a otra institución de “colonialista” desde la Iglesia Católica, ¿resulta paradójico?
-La Iglesia es la institución colonialista por excelencia. Se dedicó a colonizar ideas y pueblos, incluso por la fuerza, a través de la violencia. Por el contrario, si algo tuvo el movimiento por los derechos relativos a la diversidad sexual es una perspectiva de la inclusión, la igualdad, mostrar que existen distintas realidades y todos tenemos la posibilidad de la coexistencia. El líder de una institución que a sangre y fuergo atropelló culturas milenarias e impuso su mirada intenta imponerla también en la vida privada de todo el mundo. Sí, es paradójico y hasta puede sonar gracioso. Hasta ahora no se había escuchado este argumento, sí otros. El argumento de que la diversidad termine por degradar a la familia es ridículo, sobre todo porque nuestro movimiento sirve para ampliar libertades y mejorar las condiciones de vida. Lo que conquistamos luego tiene un efecto multiplicador hacia otros colectivos que están oprimidos.
–Durante el debate de la modificación del Código Civil para que se estableciera el matrimonio igualitario los sectores opositores señalaban que permitirlo era corroer la base de la familia, ese factor sagrado para el catolicismo. ¿Por qué, sin embargo, sostenés que este argumento es nuevo?
-La justificación que se usó siempre es que la familia natural, entre comillas, es mamá, papá y los hijos. La Iglesia centró su discurso en que veníamos a degradar el orden natural, lógico y establecido. Sin embargo, cada vez hay más evidencias de que no es cierto y que Bergoglio provenga de un país con matrimonio igualitario hace que su argumento pierda legitimidad. También se aprobó en Sudáfrica, en Canadá, y no le es adjudicable ninguna situación de conmoción social. Muy por el contrario, fortalece los lazos sociales, reconstruye familias a partir de darles visibilidad. Con estos nuevos dichos de Francisco aparece un discurso muy tentador que es el de la imposición cultural: decir que nuestra cultura tiene tradiciones y hay fuerzas que vienen a avasallarlas. Es un discurso chauvinista. Este argumento de la imposición cultural no se aplica, sin embargo, desde esos sectores cuando las fuerzas económicas generan modificaciones para precarizar a los trabajadores y restringir las libertades. Pero sí aparece respecto de esta ley, que amplía derechos. Existimos en todos los países, esto no es una moda. No venimos a destruir nada.
–Si fuera posible una audiencia con el papa, ¿qué le plantearías?
–Sería interesante escuchar una palabra de condena a estas formas de violencia, porque parece que las únicas situaciones condenables son las derivadas de la discriminación religiosa: los cristianos perseguidos en Siria, los misioneros desplazados de África. También nuestras vidas merecen dignidad y respeto, y merecen una acción global. Entre tantas declaraciones, esperamos que en alguna ocasión pudiéramos escuchar de su parte una condena fuerte y firme contra la violencia, la discriminación y los asesinatos cometidos a personas de nuestro colectivo.
–¿En Argentina hay situaciones de discriminación que impidan que, incluso con la ley aprobada, las personas se casen?
-Al principio hubo algunos impedimentos pero más que nada burocráticos. Hay situaciones derivadas del matrimonio, que tienen que ver con la visibilidad. Cuando uno está en pareja puede ocultarlo ante la sociedad, pero al casarse ya se muestra, ya no está reservado al ámbito de la intimidad, que servía de protección. Muchas veces eso es causal de despido, o de que te saquen de un lugar porque a alguien le molesta verte de la mano con tu pareja.
-¿Cómo se avanza en la erradicación de la cultura heterosexista?
-Desde la educación, en la calle, el club, desde los medios. En nuestros procesos sociales, donde parte del proceso educativo pasa por la escuela, no es un dato menor que la Ley de Educación Sexual cueste que se implemente. Es necesario que se aplique con la perspectiva de la educación sexual para el placer, para la libre expresión de la sexualidad; no desde una mirada biologicista. En la televisión vemos que muchas ficciones ya incorporaron la diversidad lejos del estereotipo burlón que le dejaban hacía algunos años. Todavía quedan algunos espacios (por modificar), como los programas de chimentos y el show bussines.
-Si hubiera que definir en un término cuál es el objetivo discursivo a alcanzar mediante los medios y la escuela, ¿cuál sería?
-Cotidianeizar, hacer cotidiana la diversidad. Hay curiosidad porque se habla de esto hace poco tiempo, pero existimos hace mucho tiempo. No hay una orientación sexual normal y una anormal, son formas de vivir la vida.