Por Ezequiel Haro. Este jueves 31 de enero de 2013 será feriado nacional por única vez, por la celebración del bicentenario de la primera sesión de la Asamblea constituyente del año 1813, conocida popularmente como la Asamblea del año 13. ¿En qué consistió?
La misma es recordada y reivindicada debido a que por su intermedio se tomaron una serie de medidas de un impacto positivo en la vida de las clases populares: la proclamación de la libertad de vientres (la libertad para los y las hijas de los esclavos), la abolición del tributo indígena (tanto de la mita como el yanaconazgo), el fin de la jura de fidelidad a Fernando VII, la abolición de los títulos nobiliarios, el fin de la inquisición, la prohibición de la tortura, la declaración de la libertad de prensa y la eliminación de los mayorazgos. Además se tomaron medidas en pos de gestar una nueva identidad colectiva para la nación que comenzaba a nacer: se creó el Escudo nacional y se encargó la elaboración del Himno.
Pese a esto, el resultado de la Asamblea fue frustrado en sus objetivos máximos de declarar la independencia y sancionar una constitución. Hubo dos razones fundamentales para el fallido: una externa, el cambio de situación en Europa evidenciado por los reveses militares del ejército napoleónico que le dieron aire al imperio español y despertaron las dudas y la cautela en las filas criollas aquí en las provincias del sur; la otra interna, la falta de control de la Banda Oriental y una relación conflictiva con el artiguismo.
A esta altura el grupo hegemónico que encabezaba las acciones políticas más importantes era el de la Logia Lautaro, una sociedad secreta de inspiración masónica fundada por el prócer venezolano Francisco de Miranda, en 1797 en Londres, que tuvo por finalidad lograr la revolución de la independencia de Hispanoamérica de la corona de España. En América fueron miembros fundadores, San Martín y Alvear, quienes llegaron al sur del continente luego de pelear contra Napoleón al servicio de la corona. Su política no estuvo exenta de contradicciones y pese a impulsar una política radical que confluyó en buena parte con la línea de la Sociedad Patriótica encabezada por Moreno y Monteagudo, buscó concentrar el poder en un esquema de rígido centralismo aislándose de la base de apoyo popular y generando con el correr del tiempo un distanciamiento de San Martín y una fuerte concentración de poder en torno de la figura de Alvear. Así el objetivo original de construir un ejército capaz de llevar la guerra de independencia a toda América derivó en una lógica política autoritaria y opresiva para las masas pobres, sobre quienes recaían el grueso de las levas militares y los esfuerzos económicos. La hegemonía del grupo de la Logia se extendió entre octubre de 1812 hasta abril de 1815, periodo en el que se depone al primer Triunvirato y se instaura el segundo, se constituye la Asamblea del año 13, luego se liquida el triunvirato y se instauran los Directorios supremos al mando de Posadas primero, en un lapso corto, y Alvear después, quien a su vez cae por una revuelta interna al mando de Álvarez Thomas, que controlaba Santa Fé.
El saldo del gobierno de Alvear era sumamente negativo. Junto con el declive del grupo de la Logia, Buenos Aires veía en crisis su hegemonía y a esa altura el futuro de las guerras de independencia era muy incierto, abriendo la posibilidad a alternativas muy diversas: la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe formaban la liga de los Pueblos Libres bajo el mando de Artigas; el ejército del norte se autogobernaba apoyado por los pueblos del noroeste, San Martín desde 1814 se había establecido como intendente del territorio de Cuyo donde comienza a preparar la fuerza militar con la que liberaría a Chile y Perú. Mientras tanto, la elite porteña en crisis tras la caída de Alvear, llama a un nuevo congreso en la provincia de Tucumán en busca de nuevas alianzas en el interior para recuperar el rumbo.