A veinte años de la primera Cumbre de Río, los Estados y los movimientos sociales vuelven a discutir el medio ambiente y el “desarrollo sostenible”.
Por medio de la resolución 64/236, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dispuso la realización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible. Esta Conferencia, que se celebrará en junio de 2012 en Río de Janeiro, se conoce como Río+20, en alusión a la desarrollada en 1992.
De acuerdo a la resolución, los Estados Miembros tienen como objetivo desplegar dos temas. Por un lado, la economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. Por otro, el marco institucional para el desarrollo sostenible.
Cuando a principios de los noventa los procesos económicos neoliberales imponían su receta en todos los países de América del sur, se desarrolló en Río de Janeiro, Brasil, la Conferencia de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente y el Desarrollo. Frente a la actividad de los Estados y en el marco de una gran movilización social, la Conferencia vio nacer a la Convención sobre Diversidad Biológica.
Hace veinte años, la Conferencia alertó sobre los peligros que corre “la vida humana y no humana si el mito del crecimiento económico indefinido continúa dominando las políticas económicas y si el consumismo irresponsable no es controlado”. Bajo formas protocolares y de convenios, los Estados parecieron tomar nota y se realizaron infinitas promesas. Las multinacionales, responsables directos de los inmensos problemas ambientales, parecían haber quedado bajo control. Pero pronto ese momento de reflexión y esperanza se diluyó. Hoy la ONU insta en sus documentos preparados para Río+20, a profundizar la “economía verde” y a convencer al libre mercado del lucro que puede obtener invirtiendo en el medio ambiente, “calculando los costos ambientales y atribuyendo valor mercantil a la naturaleza”.
Los movimientos sociales de cara a la Conferencia
Para contrarrestar la propuesta neoliberal, movimientos y organizaciones sociales y del medio ambiente vienen realizando diferentes actividades camino a la construcción de la Cumbre de los Pueblos en la Conferencia Rio+20 por Justicia Social y Ambiental, que se realizará también en Río de Janeiro, en el ‘Aterro del Flamengo’, del 15 al 22 de junio. Esta Cumbre de los Pueblos tiene una forma organizativa diferenciada y propia a partir de la definición de que no es sólo un evento sino que hace parte de un proceso de articulación de luchas y resistencias.
La Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA intenta reunir en la Cumbre de los Pueblos a los movimientos sociales y organizaciones populares “bajo una agenda de movilización que sirva para denunciar las ‘falsas soluciones’ a los problemas socio ambientales y económicos como la denominada ‘economía verde’, a través de la cual sólo se persigue aumentar riquezas y no resolver los principales problemas de nuestras sociedades”. El 5 de junio, una jornada mundial de movilización planteará la agenda de las fuerzas populares de cara a Río+20.
En ese marco, el Capitulo Argentino de los Movimientos Sociales hacia el ALBA viene desarrollando diferentes actividades, así como están haciendo organizaciones sociales de Brasil, Paraguay, Chile, Uruguay, Bolivia y países centroamericanos. José Seoane, del Grupo de Estudios sobre América Latina y el Caribe (GEAL-COMPA), en diálogo con Marcha, señaló la importancia de “ver a esta Cumbre de los Pueblos como un momento importante en el proceso de convergencias regionales de movimientos populares que enfrentan la ofensiva extractivista sobre los bienes naturales y de ajuste por desaceleración económica y para mostrar y reforzar las alternativas populares ante esta crisis que es también alimentaria, ambiental y climática”.
Seoane aclaró que “no se trata de una lucha solamente ambiental, como nos quieren hacer creer los grandes medios y los gobiernos, como si el ambientalismo fuera un lujo permitido para los ricos y contrario a las necesidades populares. Se cuestiona uno de los núcleos del capitalismo latinoamericano: el saqueo de nuestros recursos, la contaminación y la nueva dependencia que esto implica”.
Por su parte, Manuel Bertoldi, de la Secretaría Operativadel ALBA de los Movimientos Sociales, conversó con Marcha desde Brasil y destacó que “pueblos enteros vienen movilizándose en todo el continente en contra del modelo extractivista exportador que se ha venido instalando en los últimos años. Muchas de estas expresiones son frágiles, poco organizadas y están aisladas, pero claramente la perspectiva NuestraAmericana (sic) es cada vez más sentida en todos nuestros pueblos. La cumbre de los pueblos puede ser un aporte no solo para generar movilizaciones en contra del enverdecimiento (sic) capitalista, sino también para aportar a la rearticulación de esa patria grande que tanto soñaron Bolivar y el Che”.
Jubileo Sur, otra de las organizaciones que viene siendo parte del proceso haciala Cumbre de los Pueblos, explica que la llamada “economía verde” viene a “liberalizar la naturaleza y su acceso por parte de los mercados, dividiéndola en componentes -como el carbono, la biodiversidad o los servicios ambientales- para generar al mismo tiempo títulos de especulación financiera, el control corporativo, la pérdida de soberanía alimentaria y el vaciamiento de los territorios”.