Segunda parte de la entrevista a Sergio Fernández, vocero de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil de Colombia, acerca de la actualidad política de su país y los modelos económicos instalados en los últimos años.
Luego del análisis de los modelos de salud y educación colombianos, Sergio Fernández, vocero de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) analizó para L’Ombelico del Mondo, informativo internacional de Radionauta FM, la situación política y económica de su país. “Nosotros entendemos que un modelo de educación ideal, el de los sueños todavía no lo conocemos. Pero si entendemos que en América Latina se están dando pasos enormes hacia la construcción de modelos educativos que garanticen que la educación sea realmente una condición para el desarrollo de nuestras naciones y que, en segundo lugar, garanticen el derecho de las personas a desarrollar todas sus capacidades. Esperamos que algún día los jóvenes colombianos puedan, como lo manifestaba el manifiesto de Córdoba, disfrutar de muchas vergüenzas menos y muchas libertades más”, ejemplificó para referirse a la complejidad de la visión de la Mane acerca de la situación social colombiana. Visión que trasciende lo puramente educativo.
– ¿Cuáles son las características de las reformas sociales que se están llevando a cabo en Colombia?
– A comienzos de 2011 hubo una visita del Fondo Monetario Internacional a Colombia. Luego de esa visita, cuya recomendación fue priorizar el pago de la deuda pública, en el congreso de la nación se tramitó una reforma llamada de la regla fiscal. Esta dice que el Estado no puede acrecentar su déficit, y que todos los gastos que se hagan deben ser evaluados en términos de impacto sobre el presupuesto en relación con la posibilidad de pagar la deuda pública. Incluso, se señala que esa regla fiscal será un principio constitucional, y que regirá absolutamente todos los gastos del Estado. Lo que se busca con las reformas apoyadas por Santos, como la de Salud, es que mecanismos como las tutelas de la corte constitucional puedan ser revisadas por el gobierno. Es decir, la corte constitucional no podrá ordenar, como lo hace ahora, tratamiento de enfermedades de alto costo, si esos tratamientos impactan negativamente en el fisco. Es decir, un afán permanente por parte del gobierno nacional de ver como no le incumple al capital financiero, con los compromisos de la deuda pública, y como es que pone a pagar los platos rotos de la crisis a los ciudadanos comunes, mientras otros engordan sus bolsillos de una manera enorme.
– ¿Cuales son las diferencias que notas entre los gobiernos de Santos y Uribe?
– Entre los gobiernos de Juan Manuel Santos y Alvaro Uribe Velez son infinitamente mayores las coincidencias que las diferencias. Santos es un tipo que ha estado en todos los gobiernos de los últimos veinte años. Fue ministro de Comercio en el gobierno de Cesar Gaviria en 1990, que es el que hizo la apertura económica al neoliberalismo en Colombia. En 1998 fue ministro de Hacienda del gobierno de Andrés Pastrana y firmó los primeros acuerdos de Stand-by con el Fondo Monetario Internacional en los que Colombia se comprometió a privatizarlo absolutamente todo. Y desde el año 2002 hasta el año 2010 estuvo íntimamente ligado a los gobiernos de Alvaro Uribe. Fue su ministro de Defensa, el de los ‘falsos positivos’. Santos es el que bombardea Ecuador para matar al número dos de las FARC. La estrategia de la oligarquía colombiana ha consistido en pintarlos como diferentísimos a estos dos que son en última instancia pulgas del mismo perro. Sin embargo son infinitamente mayores sus coincidencias.
Por ejemplo cuando se desarrolla el paro agrario, el Centro Democrático que es el grupo político de Uribe, jamás discutió los Tratados de Libre Comercio porque ellos fueron quienes los negociaron y Santos fue quien los aprobó. Jamás se han puesto en desacuerdo en materia de la ley 100, que esa ley de la salud que ahora se quiere reformar. Es más, el principal defensor de esa ley de 1992 fue Uribe y el principal defensor de las EPS creadas con esa ley es Juan Manuel Santos. Jamás han estado en desacuerdo en materia de privatización de la educación superior. Jamás han estado en desacuerdo sobre ese modelo de extracción minero energético al que tienen sometido al país. Son idénticos en absolutamente todo.
Ahora tienen una diferencia con respecto al proceso de paz que a mi juicio no es una diferencia sustancial. Es una diferencia que tiene que ver con cuantos años van a pagar unos y con cuantos años van a pagar otros. Creo que Santos y Uribe han demostrado ser lo mismo y el país debe entender eso. Incluso en materia internacional son lo mismo. La política extranjera de Santos sigue girando en torno a la Casa Blanca, e incluso le ha hecho enormes daños a la integración latinoamericana.
Los Tratados de Libre Comercio convierten a Colombia en un vehículo de inversiones y exportaciones hacia los países vecinos que afectan su agricultura, su industria y las relaciones políticas y económicas con otros países. Pero además, esa tajada del imperialismo gringo, de montar esa Alianza del Pacífico entre México, Perú, Chile y Colombia, no es más que una forma de ver cómo le ponen el palo en la rueda a los procesos de integración que desde el Mercosur se han ido profundizando con la Unasur, la Celac, y todo ese tipo de experiencias a las que Colombia debería apostarle y que sin duda alguna Santos no le ha aportado. Recordemos incluso que Santos pone a Maria Emma Mejía como su punta de lanza en Unasur, y es al mismo tiempo la que más obstaculiza la idea propuesta en su momento por Brasil de que hubiera acuerdos de cooperación militar entre todos los países de América Latina, con el propósito de ponerle un freno al imperialismo en el continente. Y fue Santos el principal opositor a eso. Si se mira bien, sólo se encuentra una diferencia, y no es una diferencia de fondo, que no es sobre los asuntos fundamentales del país.