Marcha dialogo con Jesús F. Galaz Duarte, sociólogo y periodista mexicano que actualmente se encuentra en Estambul, dónde es profesor de inglés. El académico hizo un repaso de los motivos del conflicto que se desarrolla Turquía y analizó el devenir de esta movilización popular.
Jesús F. Galaz Duarte es sociólogo recibido del Colegio Pitzer de California (Estados Unidos), a su vez se recibió de la carrera de Periodismo en la Universidad Iberoamericana de Tijuana, México. Actualmente es profesor de inglés en Estambul, Turquía y escritor de ficción y no ficción, con cuentos publicados en España y México. También es colaborador esporádico en periódicos y revistas en línea.
-¿Cuál fue el detonador de las manifestaciones que actualmente se están desarrollando en Turquía?
-El detonador de estas protestas fue el violento desalojo por parte de la policía hacia manifestantes ambientalistas que intentaban detener la construcción de un centro comercial en el parque de Gezi, en el centro de Estambul. Cuando la noticia se hizo pública, vía redes sociales, salió a la calle tal cantidad de gente que después de casi 24 horas de enfrentamientos lograron hacer retroceder a los antidisturbios más de dos kilómetros fuera de Gezi.
El parque de Gezi está junto a Taksim, la plaza principal de Estambul y es un lugar cargado de historia política y cultural para el país, testigo de los movimientos sociales más importantes de Turquía.
Después de la ocupación del parque por los manifestantes, se ha descubierto que el contrato para desarrollar el proyecto del centro comercial en Gezi es para un yerno de Tayyip Erdoğan, el primer ministro turco, quien es considerado responsable directo de la violencia policial y censura que se ha registrado en las últimas semanas.
-A partir de la masividad y extensión en el tiempo que ha tomado el conflicto podemos suponer que existen causas más profundas. ¿Qué cuestiones de fondo considerás que se están expresando en estas manifestaciones? Es decir, ¿qué sectores sociales son los que se oponen al gobierno y por qué?
-A mi modo de ver, las cuestiones de fondo se pueden resumir de la siguiente manera: para los ciudadanos las libertades individuales que deben ser defendidas por el Estado están siendo amenazadas por el partido político en el poder, el Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) y, principalmente, por el primer ministro y líder del partido, Tayyip Erdoğan, un conservador islámico y liberal económico que ha logrado concentrar la mayor parte del poder.
En una de las entradas del blog donde he estado publicando mis impresiones (www.ciudadsomnolienta.org – 13/06/13) escribo que el conflicto se basa en la lucha por la libertad individual. “Al final de cuentas se ha intentado defender —y se ha defendido— el derecho a ser diferente, el derecho a decir que no, el derecho de protestar por algo mal visto por [y para] una comunidad, en fin, el derecho a pensar lo que uno quiera, y no lo que otros le impongan”.
La percepción de la gente inconforme es que Erdoğan busca convertirse en figura totalitaria en al país empleando métodos fascistas.
Por lo que he podido investigar y ver, la gente que ha salido a la calle pertenece, en su mayoría, a la parte “ideológicamente occidental” de Turquía; gente que valora un Estado laico y la libertad de expresión, incluyendo a la preferencia sexual, el derecho a decir lo que se piensa y el derecho a elegir qué hacer en su tiempo libre.
Sin embargo me han dicho, aunque no los he podido localizar, que también hay grupos nacionalistas radicales en el movimiento de Gezi, sólo que con un nacionalismo distinto al de Erdoğan, más basado en las ideas de Kemal Atatürk, fundador de Turquía a principios del siglo XX y un tipo que miraba hacia Europa en todo lo que hacía, chocando de esta manera con el nacionalismo del AKP, más basado en el Islam y en la identidad otomana.
Esto no quiere decir que no haya religiosos musulmanes en la revuelta o gente de otro tipo: en Gezi pude ver un campamento islámico y a mujeres con velo, a grupos LGBT, a ambientalistas, a estudiantes de universidad, a madres urbanas, a músicos, a fanáticos de fútbol, a adultos mayores, en fin, todo un abanico de seres urbanos. Eso sí, la gran mayoría jóvenes entre 20 y 35 años.
-¿Considerás que este conflicto se enmarca en los movimientos de la denominada “Primavera árabe” o creés que tiene características diferentes?
-No creo que la ocupación de Gezi sea parte de la Primavera árabe, en primer lugar porque Turquía no es una dictadura. Erdoğan ha sido elegido democráticamente por una realidad que también existe en el país: el otro 50% de la población. También me parece que la sociedad turca que ha salido a la calle es mucho más occidental y moderna que la sociedad árabe que salió a la calle en 2011.
La verdad no tengo mucha información de los contextos y realidad de los países que participaron en la Primavera árabe, pero a como recuerdo haber leído hace dos años no pondría a Turquía en la misma casilla.
Creo que Turquía es mucho más cercano a occidente que Egipto y el resto de países de la “primavera” y en este sentido lo que está pasando tiene mucha más relevancia para Europa y América. También es diferente porque hay mucha gente de democracias occidentales siendo testigo de lo que está pasando y me parece que en los países árabes no había tantos ojos europeos y americanos viendo, a nivel de calle, lo que pasaba.
Me parece que la percepción de la Primavera árabe era: eso es problema de ellos y nada más. Ahora creo que el problema es más compartido, precisamente porque es más cercano. En occidente también está esta idea de que nuestra representación democrática es poco más que un acto en escena y que las libertades individuales peligran o chocan con los intereses del Estado.
-Teniendo en cuenta las experiencias de otros países árabes donde el resultado de la amplia movilización popular fue capitalizado por organizaciones políticas históricas como el caso de la Hermandad Musulmana en Egipto ¿Existe alguna organización u organizaciones políticas nuevas que puedan emerger de estas luchas o considerás que la salida al conflicto se va a resolver dentro del sistema político actual?
-Durante la primera semana de la ocupación de Gezi pensé que eso pasaría, que los viejos partidos políticos de izquierda (por ser los más cercanos a los manifestantes) capitalizarían el gran esfuerzo de la gente en haber sacado a la policía de la plaza más importante de la ciudad y del país, sin embargo, conforme se fueron desarrollando los días me fui convenciendo de que esto no pasaría. Creo que la izquierda está tan desorganizada en Turquía (como en tantos otros lados) que la única manera de llevar este movimiento es haciendo una especie coalición o frente común para enfrentarlo al AKP en las próxima elecciones, que serán dentro de siete meses, las locales, y en 2015, las nacionales. El problema es que el AKP tiene ya toda una maquinaria, apoyada por el Estado (que son ellos mismos), para conseguir el voto de la gente. Me ha recordado a estrategias de acarreo del PRI mexicano.
Por el momento no se ve ningún partido político o asociación que pudiera tomar control del movimiento, para bien o para mal. Todo parece ser bastante honesto, bastante improvisado.
No obstante, en las dos semanas que duró la ocupación de Gezi, la gente pudo organizarse y hacer varios centros médicos, una guardería, múltiples centros de recolección de basura, de abastecimiento de alimentos, de información, una televisión desde el parque, una radio desde el parque, una “esquina internacional”, varios jardines botánicos, y varias cosas más que seguro se me escapan ahora mismo.
Creo que la moneda sigue al aire.
-¿Querés agregar algo más?
-Sí, me parece importante decir que el abuso de poder por parte de Erdoğan, utilizando a la policía y al ejército como medios, ha sido totalmente desproporcionado y vil contra los manifestantes. Esta gente es pacífica, a pesar de haber construido barricadas, y ninguna de las cinco personas que han muerto en el conflicto, todos jóvenes, merecían morir por un capricho de poder.
El uso del gas lacrimógeno ha sido exagerado, se han arrestado a periodistas, abogados y médicos partidarios de la protesta, y ahora mismo se pretende ir tras personas consideradas peligrosas por incitar al desorden vía redes sociales.