Por Leonardo Candiano. La cuarta edición del Festival Internacional de Cine Político (FICIP) se inauguró oficialmente este jueves. Hasta el 14 de mayo se proyectarán films que narran y visibilizan problemáticas sociales, políticas y culturales a lo largo y ancho del mundo.
Con un encuentro realizado este jueves a las 18:00 horas en el Espacio INCAA Km 0 – Cine Gaumont, se dio por inaugurada la cuarta edición del Festival Internacional de Cine Político (FICIP) de la Ciudad de Buenos Aires.
Este evento, que se inició en el año 2011, selecciona películas producidas en cualquier lugar del mundo, del más cercano a nosotros hasta el más inhóspito visto desde estos lares, que den cuenta de las problemáticas, luchas y resistencias sociales, gremiales, políticas, de género y culturales, actuales e históricas, que distintos pueblos han logrado llevar adelante. Desde procesos colectivos hasta el recorrido de militantes populares se dan cita en diferentes espacios y cines argentinos durante una semana para conocimiento del público local.
En esta ocasión, el festival se desarrollará hasta el próximo miércoles 14 de mayo en el Cine Gaumont (Avenida Rivadavia 1635), el Cine Cosmos (Avenida Corrientes 2046), el Auditorio del Hotel BAUEN (Avenida Callao 360), el ENERC (Moreno 1199), el Auditorio Biblioteca del Congreso de la Nación (Alsina 1835) y el Auditorio de la Cámara de Diputados de la Nación Anexo A (Avenida Rivadavia 1865). En las dos primeras sedes, el costo de la entrada es de 10 pesos, mientras que en el resto se mantiene libre y gratuita como en las ediciones previas.
“Planteamos un festival de cine audaz, una mirada que amplíe el pensamiento, que nos nutra y nos identifique, haciendo puentes entre diferentes pueblos, problemáticas y culturas”, expresan los organizadores del FICIP. Ellos son muy claros en fundamentar el motivo de agrupar las obras cinematográficas por su mirada y objetivo netamente político al señalar que “el cine político nació con el mismo cine reflejando las luchas sociales -como por ejemplo, en Serguéi Mijaílovich Eisenstein o en David Wark Griffith-, y acompañó el nacimiento y desarrollo del cine argentino. Nos muestra la lucha del ser humano por vivir con dignidad, por la supervivencia de la especie, por las condiciones de sometimiento y de libertad. La lucha por los derechos, por la identidad, la complicada descripción de la validez desigual de las clases sociales, la crítica a las instituciones que ejercen el poder y la lucha llevada adelante por un individuo, o un grupo, para denunciar un orden político considerado injusto”.
El FICIP abarca diversas temáticas en las que subdivide sus proyecciones, como Medio ambiente, Arte y política, Crimen y política, Diversidad, Géneros, Historia militante, Juventud y educación, Medios, Historia, verdad y justicia, Migraciones y pueblos originarios, Mundo del trabajo, Organización social, Protagonistas y Trata de personas. Posee, a su vez, tres grandes secciones: largometrajes, mediometrajes y cortometrajes, ya sean de ficción o documental. Algunos de ellos participan en la “Sección Competitiva” -tanto Nacional como Internacional-, y otros se proyectan en la “Sección Paralela”. Además, habrá mesas redondas, debates, encuentros y actividades ligadas a la relación entre cine y política, y a las temáticas que aborda el Festival.
Quienes lo llevan adelante sostienen la plena vigencia de esta clase de películas en la actual coyuntura nacional y latinoamericana: “Hoy, el debate político ha renacido en Argentina y temas como la ley de medios audiovisuales, el fin de los monopolios, la distribución de la riqueza y los derechos humanos han cobrado protagonismo en el pueblo”. En este contexto, aseguran que “la falta de información planificada desde los grandes medios, hace que desconozcamos los procesos políticos de otros pueblos y podamos ver esa realidad sólo a través de los clichés mediáticos”.
El FICIP es, entre otras cosas, un buen antídoto para enfrentar esto último. “Intentamos brindarle a la sociedad una herramienta más para actuar en la vida política y ciudadana desde otro lugar, y así poder comprender las luchas y logros de tantos pueblos que se expresan a través de las artes audiovisuales”, proponen. Para ellos, “el cine político nos hace transitar y recorrer las distintas historias que va enmarcando, y nos permite democratizar la información, para dudar, discutir, aprender y observar desde lo más profundo, la problemática reflejada”.
Organizado por un colectivo de trabajadores y trabajadoras del mundo del cine y del periodismo liderado por la productora audiovisual Rosana Salas, la programadora de festivales Clara Isasmendi, la documentalista Celia Isasmendi, y el editor audiovisual y guionista Osvaldo Cascella, el FICIP viene en crecimiento desde sus inicios unos años atrás. Y todo parece indicar que esta semana, con más de un centenar de películas provenientes de 32 países, dará un nuevo paso hacia adelante.
Entre tantas películas que se podrán ver en estos días, no podemos dejar de recomendar algunas, como los documentales Carlos Fuentealba, camino de un maestro, de Luciano Zito; MORENO, de Ernesto Ardito y Virna Molina; ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?, de Alejandro Rath y Julián Morcillo; Maxi Kosteki. Constructor de caminos, de En Movimiento TV; ¿Dónde está Gabriel Solano?, de Leandro Aparicio; En Obra, de Damian Finvarb y Ariel Borenstein; Buscando al Comandante Andresito, de Camilo Gómez Montero y con la participación de Víctor Heredia siguiendo la huella del legendario líder guaraní; Uturuncos, de Claudio Beiza; Osvaldo Bayer. La Livertá, de Gustavo Gzaín, y El día que el Che estuvo en Gan Gan (Misiones Cubanas en la Patagonia Argentina), producida por Resumen Latinoamericano y Mascaró Cine, y realizada por María Torrellas y Mónica Simoncini.
Centrado en la temática de los medios de comunicación, se proyectará El Arte de Comunicar. El Periodista, de Marcos Alberto Pretti, con entrevistas a Osvaldo Bayer, Stella Calloni y Carlos Aznárez, y entre la mirada latinoamericana aparecen, entre otras, Roque Dalton, ¡Fusilemos La Noche!, coproducción cubano-salvadoreña, de Tina Leisch; la cubana El camino de Santiago; la venezolana Las Muchachas venezolanas, de Gabriela González; la colombiana Jardín de amapolas, de Juan Carlos Melo Guevara, la guatemalteca Iximulew, Tierra Revuelta, y la también venezolana Hierba originaria, estas dos últimas centradas en la perspectiva de los pueblos originarios de nuestra patria grande.
Con el correr de los años, el FICIP se ha convertido en una gran oportunidad de observar y disfrutar films de difícil acceso en otras oportunidades.
*El cronograma completo del Festival puede visualizarse tanto en la página oficial del FICIP como a través de su Facebook.