El sábado 19 tuvo lugar en el Hotel Bauen el lanzamiento de la revista “Mascaró”. Con la participación de periodistas y militantes de la comunicación, se dio a conocer el número 1 de este nuevo emprendimiento comunicacional.
El nombre de la publicación es en homenaje a Haroldo Conti, periodista y escritor detenido-desaparecido durante la última dictadura. Es que la memoria del autor funcionó como eje para la disertación de los distintos panelistas, entre ellos su hijo Marcelo: “Mascaró es un proyecto que se le fue de las manos a mi viejo, fue creciendo y ahora nos pertenece a todos”, enfatizó dando así licencia al nombre de la publicación.
En su editorial la flamante revista deja en claro de qué la viene. “Mascaró existe hoy porque existió el 2001 y porque ya no se puede vender la impostura de eso del periodismo independiente, pacato, imparcial y objetivo. Objetivos está bien, trataremos de serlo, pero conviene dejarlo claro: seremos parciales”.
Para De Santis –miembro del consejo editorial- “Mascaró expresa una nueva cámada de militancia política. Una generación que surge en aquel 2001”. Por ello Haroldo Conti no sólo fue un nombre asociado a la cultura imparcial, aséptica u objetiva: al momento de su desaparición militaba activamente y formaba parte de la conducción del Partido Revolucionario de los Trabajadores. “Haroldo era fundamentalmente un militante político comprometido con su tiempo”, afirmó De Santis.
La revista además se reconoce parte de una familia de publicaciones nuevas, orientadas a otra lógica de hacer comunicación. La Revista Sudestada forma parte de esas referencias. Se trata de colectivos comunicacionales alternativos al modo comercial de los medios. Hugo Montero, miembro de la redacción de esa publicación, estuvo presente en el panel. “Alegría por la salida de una revista del palo”, comentó. “Mascaró está por fuera de la trampa que ofrecen hoy los medios tradicionales de comunicación, es la búsqueda por expresar otra voz”, enfatizó.
“Hay que dar la pelea cultural. Esa pelea se expresa diariamente en los kioscos, en las redacciones y en las facultades”, concluyó Montero. Tal es la voluntad expresada en la editorial de la flamante publicación: “Mascaró no es un proyecto cerrado, sino que se mueve en la idea de construcción y cambio”.
Esa necesidad y desafío de movimiento, en función de generar un nuevo aporte y en sintonía con las experiencias comunicacionales, fue la sensación que reflejó el panel del que tuvimos la posibilidad de participar como colectivo de redacción de Marcha.