Por Adrián Heredia. La represión a Alberto Lebbos y a familiares de víctimas agrava la situación de impunidad en Tucumán. Se mantiene intacto a 7 años el pedido de justicia y el reclamo por Paulina.
Es el séptimo año de las marchas contra la impunidad en Tucumán. Las convocan Familiares de las Victimas todos los martes, contando unas 450 vueltas a la plaza Independencia. Allí se leen los nombres de las víctimas y se grita por justicia. También es un himno lo que este 9 de julio cantaba la Comisión en las cercanías de la Casa Histórica: “Se va a acabar/ se va a acabar/ la impunidad en Tucumán”. Esto momentos antes de los golpes y los gases de la policía provincial.
Esta Comisión aglutina decenas y decenas de casos donde los familiares de las víctimas se organizan para luchar por justicia. El drama social, familiar y subjetivo atraviesa a cada uno de ellos. “Son el Estado, el gobierno, las instituciones policiales y judiciales, las que controlan y tienen en el poder respecto de cómo se lleva adelante el control político e institucional. Sobre eso se monta el proceso criminal que desde el poder político busca establecer el control social para preservar privilegios, de ahí la impunidad en Tucumán. Y ante esta impunidad: la lucha frente al régimen político del Alperovichismo”, explicó José, militante de Derechos Humanos de Tucumán.
La impunidad en la provincia es “brutal”, como suele decir de forma insistente y precisa Alberto. No sólo por los acontecimientos del “Día de la Independencia”, en los que su cuerpo ajustó el sentido de sus palabras, sino también porque la Comisión es vigilada, controlada y objeto de reiterada represión. “Quieren que la Comisión sea negada, la regla es la impunidad. Pero ahí está la noticia sacudiéndose en cientos de medios, y ahí está la lucha y quienes la acompañan”, sostuvo Jorge, otro de los militantes de Derechos Humanos de este espacio.
El 26 de febrero se cumplieron 7 años del asesinato de Paulina, más de 6.000 personas se movilizaron en la séptima “jornada provincial contra la Impunidad” a la Plaza Independencia. La marcha fue acompañada con referentes nacionales de la lucha por los DD.HH. como Luis Bordón, Leonardo Santillan, Eduardo Trasante, entre otros.
Después de esta movilización, se habilitó desde el gobierno nacional, a quien Alberto Lebbos pide audiencia, la “revisión técnica del expediente” sin levantarse el secreto de sumario de la causa. Alberto allí tomó contacto con el informe del expediente realizado por el Abogado Lobo Bugeau. A partir de ello, se acentúan con elementos e hipótesis de trabajo las denuncias de involucramiento de los “hijos del poder”, denunciados políticamente desde un primer momento.
“Sobre el poder se asienta todo un sistema oscuro de impunidad y encubrimiento, que va desde las primeras etapas del proceso de investigación hasta la actualidad, donde hubo involucrados desde policías, fiscales, jueces, miembros de ministerios y secretarias, pasando por las declaraciones de Alperovich, que sabía quiénes eran los culpables”, sostuvo una fuente que, frente a una situación de peligrosidad, pidió reserva de identidad.
En el 2006, en el marco de la Constituyente que le habilitó nuevo mandato al Gobernador, un bloque de dos constituyentes del Partido Obrero pidió una “declaración” sobre la responsabilidad política del Estado sobre el caso Paulina Lebbos a la Asamblea Constituyente: la mayoría Alperovichista la desestimó.
Siete años es mucho para quien demanda justicia. Máxime si es un padre que pide castigo para los asesinos de su hija, peor aún si durante todo el proceso el gobierno local obstaculiza para sostener no solo la impunidad sino garantizarla.
Una fecha agitada
Los de ayer –la repreisón sufrida por el padre de Paulina Lebbos en su intento por llegar a la catedral donde se oficiaba el Tedeum con la presencia de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Gobernador José Alperovich, no fueron hechos aislados ni desconectados en el tiempo. En tres ocasiones los festejos por la fecha patria trajeron a Tucumán un movimiento que puso en complicaciones al poder político:
Con Menem en el gobierno, Cavallo en el Ministerio de Economía, y Bussi en el gobierno de la provincia, ese día de 1995 la “Patota de los Ale”, luego de que todos los organismos de “seguridad del estado” liberaran la zona, golpearon a manifestantes opositores al genocida y a las políticas económicas en los albores del “neoliberalismo”.
En 2004 Néstor Kirchner no pudo hablar, porque a la plaza Independencia concurrieron trabajadores y organizaciones sociales con sus reivindicaciones. Fueron reprimidos por la policía y midieron fuerza con los manifestantes pro-gobierno. Con gesto adusto, Alperovich decidió no hacer más actos públicos los días en que Tucumán es capital de la Argentina. El próximo acto se hizo en la cancha de San Martin, policía y barrabravas en poder de la institucionalidad del club garantizaron la seguridad. Últimamente los actos pasaron a los predios del hipódromo.