El día de ayer, Susana Trimarco comenzó su tercera jornada de declaraciones en el juicio por el secuestro y desaparición de su hija Marita Verón. Esta vez, amplió su testimonio y respondió preguntas de la defensa, brindando más detalles sobre el alcance de la red de trata y prostitución.
Durante esta sexta audiencia del juicio por el secuestro y desaparición de Marita Verón, nuevos cabos se empiezan a atar, al ir hilando cada vez más fino en las declaraciones de Susana Trimarco quien ha dedicado los últimos diez años a la búsqueda de su hija y a exigir justicia. El día de ayer, los abogados de la querella fueron quienes indagaron sobre las declaraciones anteriores de Trimarco.
La sexta audiencia empezó con demora por la llegada tarde de Azucena Márquez (“Doña Claudia”), una de las imputadas que era la encargada de “Desafío”, el primer prostíbulo al que habría sido llevada Marita. “Prefiero que me hagan preguntas porque es mucho lo que tengo que contar”. Así comenzó Trimarco su testimonio al sentarse en el estrado. Susana Trimarco narró en detalle sobre las pistas que le acercaron a lo largo de los años distintos testigos y sobre el vínculo entre Daniela Milhein y la enfermera Patricia Soria, quien habría sido la que vendió a Marita. Ellas dicen no conocerse pero Trimarco afirma haberlas visto caminando juntas por la calle. También aclaró más el mapa de conexiones de los secuestradores con el poder político en Tucumán. “Yo remé contra la corriente. Contra la Policía, el poder político, el poder judicial. Por eso hoy no está mi hija.”
Entre los datos que vinculan las redes de trata con el poder político, se encuentra el de Héctor Alberto Sosa, ex presidente del sindicato de petroleros y funcionario durante los años en que Miranda fue gobernador de Tucumán (1999-2003). Daniela Milhein, a su vez, lo mencionó como su amante y sostén económico. En su declaración, Trimarco comentó que el fiscal anterior, Baaclini mantenía una estrecha relación con Sosa, e incluso, cuando tuvieron que viajar a Buenos Aires, Baaclini y Jorge Tobar (policía que trabajó investigando el caso) para interrogar a Andrea Romero (rescatada de La Rioja, vendida y secuestrada por Milhein) Sosa se ofreció a pagar los viáticos. El fiscal intentó en diferentes oportunidades manipular las declaraciones de la joven Romero con lo que este dato cobra relevancia particular.
También fue muy clara cuando habló de las trabas que le pusieron a la investigación y al desarrollo de la causa judicial: “Pedí a la justicia que investigue las llamadas entrantes de mi hija, las de mi hija, las de Patricia Soria. Reclamé 10 mil veces por ese informe. En 2004 cuando cierran la causa y se detiene a Ramón Alcaraz en España, justo ahí llegaron los informes, la fiscal no los incorporó. Cuando voy al Departamento de Informaciones (D2) estaban los papeles tirados en el piso. Vi como antes de la desaparición, y ese día, cómo llamaban a mi casa, a la de Marita. Patricia Soria, el día de la desaparición de mi hija a las 4 empezó a hablar a la comisaría de la zona y a la maternidad. Ahí vi cómo prepararon el secuestro de mi hija.” Después de un cuarto intermedio, agregó que “me llamó mucho la atención que Soria llamaba mucho a la maternidad, a la Seccional 7ma y al pueblito donde después apareció.”
En el mismo sentido, afirmó que “Barría, [uno de los abogados de los Medina, ver Notas Relacionadas] le pagó a una chica para que hablara en la radio, diga que era Marita y que se prostituía por su cuenta. Actualmente, Barría es juez en La Rioja”
Llegando al cierre de la jornada, Susana planteó con la firmeza que la caracteriza: “Yo estoy aquí porque quiero a mi hija. La quiero viva o muerta. Si está muerta quiero los huesos de mi hija.”
Alrededor de las 14hs se decidió pasar a un nuevo cuarto intermedio hasta la mañana de hoy, donde continuará declarando Susana Trimarco, esta vez interrogada por los abogados de la defensa quienes intentarán hacer hincapié en deslegitimarla a ella, a Marita Verón y al resto de su núcleo familiar, incluso sembrando sospechas sobre sus respectivos esposos. Pero cada jornada que avanza el juicio va quedando más claro el funcionamiento de las redes de trata y prostitución, las responsabilidades políticas, particulares, policiales y el manto de impunidad que las recubre.
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