Por Carolina Zanino y Sebastián Tafuro. Diputado nacional por el Frente para la Victoria, Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores de los Peajes y Afines (SUTPA), y líder de la Juventud Sindical recientemente relanzada en un acto en el estadio Luna Park. Facundo Moyano fue entrevistado por Marcha acerca del desarrollo actual y los desafíos de la juventud y el sindicalismo en la Argentina de hoy.
– ¿Qué le imprime la juventud al sindicalismo argentino en este momento?
– Nosotros creemos que no solo la juventud sino el movimiento obrero en general tiene que plantearse un nuevo rol, no solo en Argentina sino en el mundo. Y en ese replanteo la juventud cumple un papel fundamental como en todos los aspectos o estamentos de la sociedad. La juventud le puede aportar dinámica, por una cuestión biológica, puede contribuir con una cuota de rebeldía, de iniciativa propia, de retomar una agenda que plantee cuestiones superadoras.
Me parece que históricamente los procesos de transformación tuvieron una participación muy importante de la juventud y es lo que hoy está faltando. Nosotros claramente tenemos ese objetivo y de hecho venimos avanzando sobre muchas discusiones que para nosotros son trascendentales para este cambio que necesita el sindicalismo: cuestiones relativas al modelo sindical, cuestiones relativas a modificar viejas prácticas del sindicalismo en cuanto a la democracia sindical y en cuanto a la libertad sindical, que son cosas diferentes. Por eso creemos que en ese sentido estamos cumpliendo de alguna manera con el rol que nos demanda la circunstancia histórica, ahora tenemos que tratar de hacer llegar este mensaje a muchos más sectores de trabajadores.
– ¿Cuales son los principales desafíos del modelo sindical en nuestro país?
– Nosotros creemos que hay que avanzar hacia encontrar la forma para la mayor participación de los trabajadores. No entendemos que la libertad sindical sea un fin en sí mismo, sino que es un instrumento. He participado en foros internacionales, el año pasado estuve en Frankfurt debatiendo y discutiendo sobre la forma de la organicidad de los trabajadores y me he encontrado que nosotros tenemos ventajas con respecto al mundo en cuanto a esa organicidad en términos formales. Las comisiones internas de delegados en el ámbito de la empresa, la participación efectiva de los trabajadores en su organización sindical.
Es claro que de nada sirve un modelo sindical que sea de plena participación o por ejemplo un modelo sindical como el de Chile o Colombia donde hay innumerables centrales sindicales y un nivel bajísimo de sindicalización. Esto muestra que nuestra concepción no es equivocada, que la libertad sindical no es un fin en sí mismo, sino que es instrumental. La concepción liberal individualista la concibe como un fin en sí mismo. Más allá de que entendemos que se tienen que modificar algunos aspectos de la ley sindical argentina, creemos que en esencia la organización por ramas de actividad pone en mejor situación en cuanto a la negociación y la discusión salarial con respecto a la empresa.
– ¿Cómo definirías a la burocracia sindical?
– La burocracia sindical por no tener como finalidad la defensa de los intereses de los trabajadores termina evitando el avance de los trabajadores para mantener los privilegios que alcanzan, en principio como dirigentes gremiales y después se transforman en otra cosa. Dejan de tener un sentido de la defensa de la clase y pasan a ser empresarios o políticos que usufructúan a los trabajadores para satisfacer sus intereses personales o de las corporaciones en que transforman a las organizaciones libres del pueblo.
Tenemos un claro ejemplo de la burocracia sindical con estos sindicalistas que hoy avalan la ley de reforma de ART (finalmente aprobada el miércoles) que lleva consigo una concepción totalmente empresaria. Esos justamente son los dirigentes gremiales que ejemplifican lo que es la burocracia sindical, tipos que han sido parte de la mayor entrega de la Argentina, han sido cómplices de la dictadura, la democracia condicionada de los ‘80 y el modelo neoliberal de los ‘90. Avalaron toda ley que iba en contra de los trabajadores siendo representantes de los trabajadores. Ese es el paradigma de la burocracia sindical, no se si es necesario dar nombres…
– ¿Cómo intentan resolver dentro de la JS o del SUTPA las tensiones que pueda llegar a haber entre lo político y lo gremial?
– Yo entiendo que la organización sindical o la lucha sindical tienen límites. Lo decía el mismo Perón: “si no hay solución política no hay solución gremial”. Tiene que ver con lo que hablábamos recién del modelo sindical; por más que nosotros tengamos libertad sindical plena y 8.000 sindicatos por empresa, si las políticas que se instrumentan desde el gobierno son contrarias a los intereses de los trabajadores, vamos a tener la situación que tiene Chile, que tiene libertad sindical absoluta y un 8% de sindicalización. Nosotros creemos que inevitablemente los trabajadores a través de sus organizaciones sindicales tienen que avanzar hacia la política. Esto es una concepción revolucionaria en algún sentido, pero es lo que nosotros concebimos como la esencia de un movimiento nacional. Un movimiento que se vertebra con el movimiento obrero organizado. Ese movimiento obrero organizado tiene que estar consustanciado con la política.
No puede existir un sindicato que no tenga aspiraciones políticas porque hoy estamos viendo claramente que no habiendo respuestas a muchas cuestiones que dependen de decisiones políticas, la lucha gremial está totalmente limitada. Porque vos negocias una paritaria de un 24%, alcanzando la inflación o le ganas por un punto, pero si no te modifican el mínimo no imponible, vas a perder poder adquisitivo. Y la modificación del mínimo no imponible depende de una decisión política. Uno tiene que avanzar inevitablemente hacia la política para discutir los temas que atraviesan a todos los trabajadores. Los trabajadores se organizan gremialmente pero están atravesados por la política.