Los presos Bilal Diab y Thaer Halahla, en ayuno hace 70 días, tuvieron sus peticiones de liberación negadas por el Supremo Tribunal israelí, el lunes, 7 de mayo. Otros 10 presos, entre los 2 mil que están en huelga desde el 17 de abril, fueron transferidos para hospitales.
Tanto Diab como Halahla, supuestos integrantes de la Yihad Islámica, decidieron empezar el ayuno el 29 de febrero. Según el informe médico de la organización israelí Médicos por los Derechos Humanos, ambos están gravemente debilitados y corren riesgo inminente de muerte.
Para los abogados y médicos de Diab y Halahla, la decisión del Supremo israelí fue una “condena de muerte”. Según informaciones de la agencia de noticias Ma’an, los detenidos asistieron a una audiencia el jueves, 3 de mayo, en sillas de ruedas. Ambos visiblemente frágiles y muy flacos. Diab sufrió un desmayo durante la sesión y fue trasladado al hospital.
Los dos son presos administrativos, es decir, Israel los encarceló sin presentar cargos por un periodo máximo de seis meses. Sin embargo, la orden de detención puede ser renovada innumerables veces, sin que el preso o sus abogados sepan los motivos de su detención, ya que Israel se reserva el derecho de mantener las acusaciones en secreto. Bilal Diab está preso hace 10 meses, y Thaer Halahla, hace 1 año y 10 meses. Además de ellos, hay otros 306 presos administrativos.
La Addameer informó en un comunicado que las autoridades israelíes afirmaron que “las huelgas de hambre no son relevantes en la decisión acerca de la cantidad de tiempo de las detenciones administrativas”. En el caso de Halahla, declararon que, como ya está hace casi dos años en la cárcel, “el Servicio de Seguridad Israelí deberá investigar con más profundidad antes de extender su detención”. Añadieron que, en caso que la prisión sea extendida, un nuevo interrogatorio deberá ocurrir.
Para Bilal, también recomendaron un nuevo interrogatorio en caso que se renueve su detención. Las recomendaciones fueron consideradas como una provocación por muchos activistas de derechos humanos, ya que ambos detenidos están al borde de la muerte.
Intifada de los estómagos vacíos
Desde que el palestino Khader Adnan se declaró en huelga de hambre el 18 de diciembre del año pasado, una serie de otros presos palestinos se sumaron a la movilización.
Adnan ayunó por 66 días. El 21 de febrero, hizo un acuerdo con las autoridades israelíes y dejó la huelga, bajo la condición de que su detención no fuera renovada y que su liberación se diera 4 meses después del día de su prisión. Adnan fue liberado el 20 de abril.
El segundo caso que tomó repercusión internacional fue el de una mujer, Hana Shalab, que se mantuvo en huelga por 43 días. Tras negociaciones con Israel, aceptó interrumpir la protesta. Activistas acusan a Israel de haberla forzado a exiliarse en Gaza después de su liberación. Shalabi tendrá que quedarse por tres años allí, y sólo después podrá volver a su ciudad, Jenin, en Cisjordania.
Por fin, el 17 de abril, presos palestinos mantenidos en cárceles israelís declararon una huelga de hambre colectiva. Según la agencia Ma’an, actualmente 2 mil presos estarían en ayuno. La protesta habría empezado con 1200 participantes, pero parece haber ganado nuevos adeptos en las últimas semanas.
De estos, otros 10 fueron llevados el 7 de mayo a hospitales militares israelís. Lo cierto es que, tarde o temprano, la situación podrá tornarse insostenible para Israel, ya que muchos de los huelguistas empezarán a completar un mes de ayuno en algunos días, y las internaciones deberán continuar.
Entre los huelguistas está Ahmad Saadat, ya transferido para un hospital. Saadat es el secretario general de la Frente Popular por la Liberación de Palestina, y miembro del parlamento da la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
En octubre de 2011, durante la primera etapa del canje de presos por el soldado israelí Gilad Shalit, centenas de detenidos hicieron una primera huelga de hambre para exigir el cumplimiento de sus derechos, el fin de las torturas, aislamientos, prohibición de visitas y otras violaciones de derechos humanos. Saadat fue uno de los participantes, bajó 10 quilos y tuvo que ser hospitalizado. La respuesta de Israel, el 27 de octubre, fue renovar su orden de aislamiento por un año más. Al completar 3 años de aislamiento, optó por retomar la huelga de hambre, el 17 de abril.
La principal acusación en contra de Saadat es por el asesinato del ministro de Turismo de Israel, Rehavam Zeevi, conocido por sus declaraciones racistas hacia los palestinos, en 2001. Sin embargo, Israel no pudo probar su participación y lo condenó formalmente a una pena de 30 años por incitación a la violencia y por pertenecer a una organización política.