Por Javier Torres Molina, desde Río Negro. Marcha entrevistó a Julieta Vinaya, la mamá de Atahualpa Martínez Viñaya, un joven de 19 años que fue asesinado el 15 de junio del 2008 en Viedma. A cuatro años de ese hecho la causa judicial no avanza y no hay datos certeros sobre la identidad de sus asesinos.
“Atahualpa era un joven de 19 años como cualquier otro joven. Se iba a ir ese año a Cuba a estudiar medicina, tenía muchos sueños, muchos proyectos, él soñaba con ser médico, él soñaba con una sociedad más justa, más solidaria, y para eso él estaba trabajando y lo asesinan. Le pegan un disparo en la espalda, de un calibre 22, y no lo mata eso, ¿sabes que es lo que lo mata? la agonía” expresa Julieta Vinaya, mientras culmina con la organización de la serie de actividades previstas para conmemorar un nuevo aniversario de la muerte de su hijo.
– ¿En que estado está la causa? ¿Ha tenido algún grado de avance?
Hace cuatro años se viene trabajando en la causa que hasta el momento lleva 5 mil fojas y todavía no tenemos nada como para decir fue tal persona o creemos que fueron tales. El expediente se ha dividido en distintas líneas de investigación y lo que llama muchísimo la atención es que Viedma, que es una ciudad chica, como puede ser que nadie sepa nada. Estamos hablando de una persona grande de 1.80 mt, 100 kilos y ¿que no se sepa nada todavía?, se pone una recompensa de 100 mil pesos, ¿cómo puede ser que no haya personas que hablen?, ¿a qué tanto le temen? Todavía nadie habla, y la gente que ha hablado fue para desviar la investigación. Hay algo raro y ¿quienes son las personas que saben como hacer para no dejar huellas?: la policía.
– En estos cuatro años ha conocido otros casos en que ha estada involucrada la policía de Río Negro ¿Cómo caracteriza a esa fuerza provincial?
Lo que pasa es que en realidad han sido casi 30 años de impunidad, siguen quedando resabios de la dictadura, todos los años van ingresando policías y si uno ya viene con esto de la tortura, de golpear, de meter preso por el solo hecho de llevar el color de la piel, el que va a empezar va a ir aprendiendo eso. Se sacarán las cabezas con el cambio de gobierno pero sigue quedando el resto de los otros policías. Lo que ha pasado en Viedma, lo que ha pasado en Bariloche, lo que pasó con Guillermo Garrido, que iba a trabajar, lo detiene la policía y que casualidad que se ahorca. Los padres negaban eso e inclusive en la autopsia salía que se había ahorcado, se cierra la causa, pero la familia sigue peleando, sigue pidiendo justicia hasta que en una necropsia se descubre que en realidad el no muere por asfixia, el muere por un golpe en la cabeza. Si vamos al caso de Daniel Solano en el pueblo que desapareció debe haber 50 policías y de pronto hay involucrados más de 25 uniformados en la causa. Entre ellos hay un pacto de silencio y saben que si habla uno, empiezan a caer y se produce el efecto dominó.
– ¿Porqué existe la necesidad de juntarte con otras madres que han pasado por las mismas circunstancias?
Porque una sola no podría hacer nada. Una sola se desgasta, el poder vernos, el poder reconocernos, con otra mamá o con otro papá, y el hecho de acompañarnos. Cuando pasa esto tan terrible con Ata, vienen otros familiares que se enteraron y sin conocerme vinieron desde Buenos Aires, desde el Alto Valle y desde otros lugares a acompañarme, entonces yo ante eso me quede muy sorprendida: esto es solidaridad, una también ha acompañado, también ha estado en sus marchas, entonces el hecho de poder estar, abrazarnos, poder mirarnos y reconocernos en el otro.
– ¿Qué es la Comisión Atahualpa y porqué se conformó?
Se formala Comisión Atahualpaporque esto yo sola no lo puedo hacer, se empezaron a sumar otras personas que me fueron acompañando, son distintas personas que trabajan en el pedido de justicia. Algunos han puesto el auto, otros ponen la plata, el tiempo, el hecho de hacer los carteles, las pancartas, están en cada movida. Y el objetivo es que haya justicia, nosotros tenemos una oficina que se llamala Comisión Atahualpa, esta dentro de la casona de los DDHH y no estamos ahí gratis, ese lugar lo tuvimos que pelear, ese lugar lo tomamos porque dijimos que iba a ser para toda la comunidad, no es solamente para nosotros sino para todos los familiares que quieran venir de cualquier lugar y necesiten de nosotros, ese lugar es de todos. Cuando se entra a ese lugar te vas a encontrar con muchas fotos, impacta, y son en su mayoría jóvenes que fueron asesinados en la provincia de Río Negro y en distintos lugares. En los distintos lugares que uno va hacemos intercambio de afiches, de volantes, yo les entrego los de Ata y ellos me van entregando los suyos los vamos distribuyendo solidariamente los distintos casos. Eso también es acompañarnos.
– ¿Cómo te gusta recordarlo a Atahualpa a cuatro años de su asesinato?
Realmente lleno de vida, él cuando yo me voy un día miércoles para Rosario me despide desde la terminal y cada vez que viajo tengo esa sonrisa, esa sonrisa hermosa que tenia. El decía que si todos pudiéramos cambiar un poquito, si uno pudiera ser solidario con el otro, no necesitás plata, con actitudes, gestos, si uno pudiera compartir lo poco que se tiene esta sociedad sería distinta, el barrio seria distinto, Viedma, Río Negro, el planeta sería distinto.