Tras ocho años al frente de la Secretaria de Comercio Interior, Guillermo Moreno presentó su renuncia y cesará en sus funciones el 2 de diciembre. En el camino cosechó fuertes críticas tanto de la oposición como de los grandes medios de comunicación. Sus presentaciones en las asambleas de Papel Prensa, sus declaraciones explosivas y la intervención al INDEC completan el panorama de un funcionario que dejó su marca en estos años.
Un día después del regreso de Cristina Fernández a sus funciones presidenciales y de los cambios de gabinete propiciados en el Ejecutivo nacional, Guillermo Moreno presentó su renuncia tras 8 años como secretario de Comercio Interior. Dejará su cargo el 2 de diciembre de 2013 para continuar sus funciones como agregado económico en la embajada Argentina en Italia.
Del INDEC a Clarín
Guillermo Moreno asumió su cargo en el año 2005. Venía de trabajar para el gobierno del entonces presidente Eduardo Duhalde en la secretaría para la Defensa de la Competencia, y a partir del año 2003 se había acercado al electo presidente Néstor Kirchner, quien lo llevó a la Secretaría de Telecomunicaciones, antes de recalar definitivamente en Comercio Interior.
Una de sus primeras polémicas la levantó a partir de la intervención que sufriera el organismo público nacional encargado de la producción de estadísticas y censos, el INDEC, en diciembre de 2006. Allí Guillermo Moreno buscó controlar la construcción del Índice de Precios al Consumidor (IPC), el principal indicador sobre el nivel de inflación. Las denuncias sobre la manipulación del índice no tardaron en llegar. Medidas de lucha como abrazos simbólicos por parte de los trabajadores y trabajadoras se comenzaron a suceder a lo largo del 2007. La respuesta del secretario fue la persecución gremial y la presencia de patotas en el organismo.
La intervención al INDEC llevo a la elaboración de un Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), encargado de medir la inflación, bastante por debajo de lo que consultoras privadas y organismos provinciales obtenían como resultado de sus propias mediciones, lo que permitió ahorrar cerca de 6 mil millones de dólares en pago de bonos ajustables por CER. Aunque tuvo como contraparte pagos elevados del llamado cupón PBI, atado al crecimiento, debido a la manipulación de este índice.
Luego de los conflictos y críticas recibidas por la intervención al INDEC, vendrían roces con funcionarios del gabinete nacional como el sostenido con el ex ministro de Economía Martín Lousteau y otros de menor rango en medio del conflicto con las patronales agrarias, que lo tuvieron como uno de los animadores centrales en las marchas realizadas a favor del gobierno.
Sus tareas al frente de Comercio Interior lo llevaron a enfrentamientos con los sectores agrarios por su defensa de la inspección y control a las exportaciones, así como también despertó críticas al momento de imponer un riguroso control a las importaciones para frenar la sangría de divisas.A su vez, se enfrentó a las asociaciones de defensa al consumidor y a las consultoras privadas que miden la inflación, lo que le terminó valiendo en este último tiempo un procesamiento judicial.
Sin embargo su pelea más emblemática llegaría de la mano de la disputa que el gobierno nacional abrió con el multimedios Clarín a partir del año 2009. Moreno fue el encargado de acudir en representación del Estado Nacional a las asambleas de accionistas de Papel Prensa, donde el propio Estado tiene participación como socio minoritario. Allí el polémico secretario desparramaría toda su verborragia y discursividad acusando a los accionistas de los diarios Clarín y La Nación de sobre-ganancias, y exigiéndoles rendiciones de facturación. Sus carteles de “Clarín miente” se convertirían en un clásico del Mercado Central.
Por otro lado, el secretario de Comercio sería el encargado de llevar adelante la investigación acerca del proceso de adquisición de las acciones de Papel Prensa S.A que La Razón, Clarín y La Nación realizaron durante la última dictadura. Como resultado de la investigación se publicó el 24 de agosto de 2010 el informe titulado “Papel Prensa: La verdad”. El mismo fue posteriormente enviado a la justicia y pasó a formar parte de una causa que hoy transita por tribunales.
Dólar blue y acuerdo de precios
Los últimos años de gestión de Moreno estuvieron marcados por el rol que le tocó cumplir frente a los problemas centrales que comenzaba a mostrar el modelo económico. Fue el encargado de efectuar todo tipo de presiones para que el dólar blue bajara, una vez impuesta la restricción a la compra de dólares para atesorar. Los llamados cotidianos a los grandes cueveros y las reuniones como titulares de bancos y casas de cambio fueron moneda corriente en estos dos últimos años. Los resultados conseguidos fueron cada vez más magros.
Por otro lado y en vías de combatir la inflación el secretario de Comercio Interior lanzó este año primero el acuerdo de precios y posteriormente la Supercard. El acuerdo de precios alcanzado en marzo, y postergado en junio, consistía en mantener congelados los precios de 500 productos básicos. A pesar de las intenciones de Moreno, las grandes cadenas de distribución y comercialización hicieron en gran medida oídos sordos del acuerdo y la escalada de precios continuó su camino sin atenuantes.
En busca de frenar la inflación también lanzó la Supercard, una tarjeta de crédito para comprar en supermercados con bajas tasas de financiación, aunque la misma todavía no llegó a implementarse.
Guillermo Moreno se convirtió en la expresión de las dificultades del gobierno para sortear problemas como la inflación y la sangría de divisas en el frente externo. En el camino quedaron los CEDIN, el blanqueo de capitales y el “mirar para cuidar”, todas medidas de las cuales el funcionario fue partícipe o autor.
Su salida, como no podía ser de otra manera, fue festejada por los editorialistas de los grandes medios de comunicación y por el conjunto de los partidos de la oposición. “Hay un fascista menos en el Gobierno”, apuntó la electa diputada por UNEN, Elisa Carrió. Desde el Frente Renovador señalaron que la renuncia de Moreno es “para la felicidad del pueblo” y desde el PRO: “Moreno es una persona que hizo mucho daño a la economía de nuestro país, su prepotencia, su improvisación y sus aprietes a empresarios son una forma de hacer política que los argentinos queremos dejar atrás”.
Mientras para algunos Guillermo Moreno fue un patriota y un leal al kirchnerismo, para sus detractores se convirtió en todo lo negativo que puede simbolizar el gobierno. De lo que no quedan dudan es de que el llamado en algún momento “super-secretario” fue un emblema de 10 años de políticas kirchneristas.