Por Iñaki Gil. En cada región montañosa del país las terrazas relucen el creciente y verde qat que pareciera ser el único denominador común entre Yemen del Norte y del Sur, que hoy se encuentran enfrentados y generando un creciente conflicto de gobernabilidad.
El qat es un estimulante vegetal legal en Yemen. Este representa un rol fundamental en la cultura del país. En primer lugar, es el protagonista de cada encuentro social, ya sea de carácter familiar, de negocios e incluso en círculos políticos. En segundo lugar, produce un estado de euforia y júbilo con sensación de creciente lucidez y excitación.
No resulta sencillo encontrar otros puntos de encuentro entre ambos Yemen, que hasta mayo de 1990 formaban dos repúblicas autónomas e independientes.
Yemen del Norte, es decir la República Árabe de Yemen, alcanzó su independencia en 1962 por medio de un golpe de Estado contra el entonces Imanato Zaydi. Seguido de una cruenta guerra civil entre los seguidores del Imán, respaldados por Arabia Saudita, y los republicanos, apoyados por el Egipto nacionalista de Gamal Nasser. No cesaban los golpes de Estado y asesinatos hasta que Ali Abdullah Saleh asumió el poder en 1978.
Se desarrolló desde entonces una economía de libre mercado y teóricas libertades políticas a pesar de la creación del partido llamado Congreso General del Pueblo que hegemonizaría (monopolizaría) el espectro político durante toda la era previa a la unificación.
El acceso a la educación y los servicios públicos era muy limitado, y los niveles de alfabetización y desarrollo muy bajos.
La República Democrática del Pueblo de Yemen logró su independencia del protectorado británico en 1962 y se autoproclamó un estado marxista. La economía era totalmente regulada por el Estado y la oposición política vedada. Las libertades de expresión y movimiento fueron limitadas, y las agrupaciones tribales prohibidas.
Los servicios públicos y las explotaciones de recursos naturales estaban fuertemente subsidiados. Había altos niveles de educación y acceso gratuito a la salud. La propiedad privada era inexistente.
Pero hacia fines de los ochenta, caía el bloque soviético debilitando la posición de la República Democrática cuya densidad de población era desérticamente baja, mientras que la población de la Republica Árabe era 10 veces mayor. Estos dos factores sumados al descubrimiento de petróleo en la región fronteriza entre ambos fomentaron los embates militares que forzarían la conciliación y unificación de ambas Repúblicas.
Sería solo el cierre de un capítulo de la historia y de los conflictos regionales. Hacia 1994 el Partido Socialista del Sur se sentía totalmente excluido del círculo de toma de decisiones nacionales, más de 150 lideres del mismo habían sido desaparecidos o asesinados, los sobrevivientes no eran respetados. La población austral no tenía acceso a cargos públicos cuyas oficinas habían sido instaladas íntegramente en Sana´a (capital del norte). Se sentían ciudadanos de segunda clase.
Hasta que estalló la guerra con un fin preanunciado, dada la posición y el tamaño de los ejércitos. Bastaron menos de dos meses y medio para que el ejército del Norte ocupara la ciudad de Aden, bastión sureño. La resistencia separatista se derrumbó y los principales líderes se exiliaron.
Actualmente, el Gobierno Central de Yemen se enfrenta a un difícil desafío de gobernabilidad cuyos principales ejes de desequilibrio son: los revueltas en el Norte con la minoría shia Al Houthis quien domina las provincias de Saada; el Conflicto del Sur y la presencia de grupos islamistas con base logística en el sureste del país pero que a pesar de su envergadura residual, no dejan de atentar en los centros urbanos más importantes del país.
A partir de las revueltas iniciadas en marzo de 2011 que desembocaron en la dimisión del entonces presidente Saleh, tras 30 años en el poder, una fase de transición se ha ido desarrollando apadrinada por los países del golfo. Este proyecto consiste en la dimisión del mencionado presidente, su inmunidad judicial, el traspaso del poder a su vice luego de elecciones que lo ratificaran, el establecimiento de un gobierno transitorio por dos años hasta reformar la constitución y finalmente el llamado a elecciones abiertas.
Para ello sería necesaria una amplia plataforma de diálogo entre todos los actores políticos y civiles de un país institucionalmente quebrado. Esta plataforma se empezará a discutir el próximo 15 de noviembre.
Previamente a las revueltas, en 2006 y 2007 un movimiento popular de carácter pacífico tomó forma en el sur, denominándose “Movimiento del Sur”. Estaba formado mayoritariamente por la clase media, empleados públicos, profesionales, profesores, académicos y estudiantes. Reclamaban mayor autonomía, respeto de la ley, distribución igualitaria de la tierra y los recursos, e igualdad en la asignación de los puestos gubernamentales. Pero el gobierno central respondía a sus demostraciones con represión y violencia.
La principal consecuencia fue el creciente consenso en el reclamo de soberanía política e independencia económica. Resonaban y resuenan los conceptos de “ocupación” y “liberación”. Pero todavía el debate y consenso en cuanto al esquema institucional, y el carácter ideológico – político, se encuentra inmaduro y fragmentado. Una corriente más conciliadora defiende un sistema federal con opción a referéndum luego de cuatro a cinco años para decidir acerca de la secesión; sostiene que la independencia es actualmente inverosímil. La segunda corriente es intransigente y defiende la secesión definitiva inmediata.
Ninguna corriente está dispuesta a formar parte de espacio de diálogo alguno con los representantes del norte, es decir del Gobierno Central, hasta que el conflicto del sur no sea debatido por separado y como eje central del mismo.
Sería sencillo diferenciar a los actores en una eventual mesa redonda. Los nórdicos visten de blanco y llevan una yambiyyah (daga tradicional) colgada de su cinto bordado a mano, los sureños visten una falda llamada futah.
De ser obligados a dejar las Kalashnikov fuera del salón, el qat sería el único rasgo en común.
Qat en números
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