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Está claro que cualquiera sea el gobierno que asuma en diciembre de este año, tendrá que lidiar con una deuda gigantesca, y la reestructuración –cuya llave guarda el Fondo- se impondrá por necesidad. La diferencia está en cómo se encare esa negociación.

La semana pasada se expresaron con total claridad las contradicciones y vulnerabilidades de la economía gestionada por Cambiemos. Las políticas de liberalización de la economía con énfasis en las cuentas externas dejan expuesta la economía argentina a los vaivenes internacionales.

El plan anunciado el miércoles de la semana pasada, llamado “alivio” por algunos analistas, es consecuencia directa de otra noticia de esa semana que fue la alta inflación de marzo.

El problema de la deuda externa es histórico en la Argentina y ha teñido las discusiones de política económica, sobre todo desde los cambios iniciados durante la última dictadura cívico-militar. La deuda funciona como mecanismo de expoliación del pueblo argentino y los países de la periferia.