Rafael Correa

Una gran incertidumbre atraviesa la coyuntura política ecuatoriana. Trascurridos menos de tres meses desde que Lenín Moreno asumió la presidencia en un ajustado triunfo del oficialismo de Alianza País, se desconoce el rumbo que tomará la continuidad del proyecto político que articuló la Revolución Ciudadana desde hace 10 años. Si al inicio dio señal de apertura hacia las organizaciones, movimientos y fuerzas políticas de oposición por el espectro de las izquierdas, luego varios hechos concretos expresaron un peligroso acercamiento a los sectores de poder económico tradicional del Ecuador. En el límite, las declaraciones sobre la situación económica responsabilizan a la Revolución Ciudadana por la crítica situación de la economía y llama al pueblo ecuatoriano a la austeridad.

Ecuador se juega una pulseada continental: si Lenín Moreno gana las elecciones, los gobiernos pos-neoliberales en América Latina podrán recobrar un vital impulso; si pierde, la derecha regional insistirá con dar por cerrado el ciclo inaugurado por Hugo Chávez en 1998.