Por Marco Teruggi, desde Caracas. Durante 3 semanas tuvo lugar un conflicto que enfrentó a los trabajadores de Industrias Diana con el ministro de alimentación, evidenciando tensiones al interior del proceso bolivariano, tensiones en la transición que evidencian algunos aprendizajes.
Crónica de un conflicto:
Industrias Diana es quizás la principal referencia en Venezuela de una empresa recuperada por el Estado y puesta bajo control de los trabajadores. “Diana es parte de nuestros propios esfuerzos, Diana es parte hermosa, bonita, renaciente, como esa niña bailarina de nuestros propios recursos, de nuestros propios esfuerzos”, había dicho el Comandante Hugo Chávez.
En el 2008, antes de ser rescatada de la quiebra, Diana producía 27.500 toneladas de productos, principalmente aceites vegetales. A partir de su recuperación por el Gobierno y los trabajadores, diversificó su producción incluyendo, por ejemplo, manteca, jabón, mayonesa, y, para el 2012, ya producía un promedio de 89.976 toneladas de alimentos, es decir un aumento del 167%.
Del total de esa producción, el 80% va destinado a la red pública de distribución de alimentación con regulación de precio, es decir Mercal, Pdval, Abasto Bicentenario y Red Venezuela, mientras el otro 20% va a la red privada.
Las voces de los trabajadores dibujan de manera nítida esta historia: “Tengo 39 años en la empresa Diana, desde que era una empresa en la familia Lara-Fernández, luego se declaró en quiebra, y gracias a esa voluntad, a esa fe que tuvo el presidente Chávez en nosotros, nos otorgó esta planta bajo el control obrero”.
Hace 3 semanas atrás se desató un conflicto que enfrentó a los trabajadores de Diana con el ministro de alimentación, Félix Osorio, originado por el intento de parte del ministerio de poner como gerente general de la empresa a David Mendoza, acusado por los trabajadores de Diana de tener 3 empresas de maletín y 2 empresas quebradas.
La situación puso además sobre la mesa un debate sobre diferentes concepciones acerca de cual debe ser el rol de los trabajadores en la empresa. Así lo expuso uno de los obreros: “La situación con el ministerio de Alimentación es que no se ha entendido cómo es el sistema de trabajo del control obrero (…) él [el ministro] establece que el control obrero es sólo para la producción adentro, que nosotros no tenemos nada que ver con la distribución y con la administración, una cosa que va en contra de lo que nos dijo el comandante Chávez”.
Luego de 3 semanas de iniciado el conflicto y ante las respuestas negativas por parte del ministro, el martes 13, los trabajadores decidieron movilizarse desde Valencia –sede de Diana- hasta Caracas, a la Asamblea Nacional: “El ministro ha declarado un paro técnico en Industrias Diana, ciudadano ministro: sea usted responsable, sólo se le pide que haga acto de presencia. Estamos aquí en la Asamblea Nacional denunciando la criminalización, la judicialización de esta protesta, y el atentado del ministro Félix Osorio de trancar los suministros de aceites a todo el país al trancar la parte administrativa, al bloquear las cuentas”, afirmaba el comunicado leído por los trabajadores.
Ante esta situación, el ministro se acercó a los trabajadores dejó en claro su concepción: “El patrimonio de lo que es el Estado, los recursos, no lo pueden manejar un grupo de trabajadores, eso no es así”.
Esto chocó no solamente con la concepción de los trabajadores de Diana sino con la propia visión repetida en numerosas oportunidades por Hugo Chávez: “No se trata de un capitalismo de Estado, ustedes tienen un papel vital que jugar ahí en el tema del control obrero, la autogestión obrera, la cogestión obrera, socialista, en las empresas que no deben ser del Estado sino del pueblo, manejadas por los trabajadores”.
Hasta que el jueves 15 fue nombrado, por decisión de Nicolás Maduro, un nuevo gerente: el general Dester B. Rodríguez, lo que fue tomado como una victoria por parte de los trabajadores de Diana: “El consejo de trabajadores y trabajadoras nos encontramos muy contentos por esta decisión (…) con esta decisión se ha demostrado que es a través de la movilización y la lucha de los trabajadores que se pueden conseguir las victorias en contra del maltrato, las maniobras y las mentiras”.
Algunas conclusiones posibles:
El conflicto de Diana evidenció ciertos aspectos que deben ser anotados. En primer lugar la disputa ideológica que atravesó el conflicto, esto es, cuál es el rol de los trabajadores organizados, es decir, del poder popular, en el manejo de la empresa. En este punto se enfrentaron dos visiones: una, manifestada por el ministro, quien sostuvo que los trabajadores deben tener un rol secundario, menor, y la otra, fruto de la misma experiencia de organización, que afirmó que el papel de los trabajadores debe abarcar todos los planos (producción, distribución, administración).
Esta discusión, que se puso en evidencia en el caso de este conflicto, puede ser trasladada a diferentes experiencias de poder popular, como puede ser para los consejos comunales, en cuanto pone en tensión dos perspectivas de empoderamiento, de participación y alcance del protagonismo popular.
En segundo lugar, que la resolución del conflicto fue lograda en gran medida gracias a la movilización de los trabajadores (además de, por ejemplo, la gran legitimidad de Diana), evidenciando la posibilidad, y/o necesidad, que entre el Gobierno y las experiencias de poder popular exista la movilización como herramienta para conseguir demandas (en este caso centralmente políticas).
Esto también puede ser pensado para otras experiencias, como el caso, nuevamente, de los consejos comunales (la experiencia de organización de mayor extensión en Venezuela) que no tienen dentro de su práctica la de reclamar mediante la movilización, sino que por lo general, la falta de obtención de una demanda se traduce en parálisis del consejo comunal.
En tercer lugar que el tan nombrado “legado de Chávez” no es algo abstracto sino que puede oficiar como una herramienta central para fundamentar posiciones, y oficiar como “verdad” ante un conflicto como el que se presentó en Diana. Esto es, la palabra del Comandante como arma para enfrentar el intento del ministro de afectar la organización de los trabajadores.
El conflicto de Diana puede entonces, servir como modelo para pensar y profundizar acerca de las tensiones que enfrenta el proceso bolivariano en su interior, tensiones dentro de la transición al socialismo y del chavismo, un movimiento heterogéneo donde conviven diferentes perspectivas políticas, ahora sin Chávez.
* Licenciado en Sociología.