Se cumplieron más de dos semanas desde que se produjo el shutdown o “cierre del gobierno” en Estados Unidos. Republicanos y demócratas siguen sin ponerse de acuerdo en el Congreso y este jueves vence el plazo para aumentar el techo de la deuda. El país podría entrar en default por primera vez en su historia.
El primer día de octubre de 2013 Estados Unidos sufrió un shutdown, también conocido como “cierre del gobierno”. En concreto, los partidos políticos no se pusieron de acuerdo en el Congreso para aprobar un presupuesto para el próximo año fiscal. Como consecuencia la Casa Blanca solo tiene fondos desde ese 1 de octubre para las actividades más esenciales de la primera economía mundial.
Unos 800 mil empleados federales están bajo licencia sin sueldo y hay menos dinero para los servicios sociales de salud, de seguridad social y alimentación que benefician a millones de niños, mujeres embarazadas, ancianos y veteranos de guerra. Sin embargo, los congresistas continúan recibiendo sus elevados salarios. Es la decimoséptima vez que pasa esto en la historia del país, pero no sucedía desde 1996.
Como se informaba anteriormente en una nota de Marcha “El punto clave de la negociación por el nuevo presupuesto entre demócratas y republicanos fue la entrada en vigencia de la Ley de Asistencia Asequible u Obamacare. Esta reforma sanitaria es uno de los principales logros de la gestión del presidente Barack Obama”. La historia del Obamacare viene desde hace varios años. “Fue aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado en 2010 y luego ratificado como constitucional por el Tribunal Supremo de Justicia. Este programa establece como obligatorios los seguros de salud y asigna fondos públicos para subsidiar a las personas que no tienen capacidad de adquirirlos en un país donde más de 48 millones de ciudadanos carecen de este beneficio. Los republicanos consideran que esta normativa incrementará aún más el déficit fiscal” y por eso se oponen a su entrada en vigencia.
Un acuerdo que no llega
En los últimos días se había abierto una luz de esperanza ya que parecía que en el Senado (dominado por los demócratas) se lograría un acuerdo entre los dos partidos hegemónicos del país. Sin embargo, la reticencia de la cámara de Representantes (dominada por los republicanos) dio por tierra con esta posibilidad.
El Senado había elaborado un plan que permitiría elevar el techo de la deuda hasta el 7 de febrero de 2014 y reactivar de inmediato las operaciones federales hasta el 15 de enero próximo. La iniciativa establecía, además, un comité de presupuesto con miembros de ambas cámaras del Congreso para buscar alternativas a los recortes del gasto público antes del venidero 15 de diciembre. Esta propuesta había sido elaborada por el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid (Nevada), y el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell (Kentucky).
Pero los republicanos en la Cámara baja planeaban votar una versión más conservadora que incluya un retraso de impuestos de dispositivos médicos de Obamacare y la poda de los subsidios a los miembros del Congreso y funcionarios del gabinete superior. La Casa Blanca rechazó esta propuesta.
“El presidente Barack Obama remarcó que los miembros del Congreso no pueden reclamar un rescate por cumplir con su responsabilidad básica de aprobar un presupuesto y pagar las facturas de la nación”, declaró Amy Brundage, portavoz gubernamental. La funcionaria indicó que el gobierno llamó a los republicanos a trabajar de buena fe y de forma bipartidista, tal como ya lo ha hecho el Senado.
Brundage anunció también que Obama se reuniría con líderes demócratas de la Cámara baja durante este martes mientras proseguían las negociaciones y se acerca el plazo para elevar el tope de deuda o caer en el impago de cuentas el 17 de octubre.
En este contexto la agencia de calificación crediticia Fitch amenazó hoy con rebajar la nota AAA del país norteamericano debido al estancamiento presupuestario, lo cual pone en riesgo la credibilidad en el mercado internacional. “Las prolongadas negociaciones por aumentar el techo de la deuda arriesga con minar la confianza en el papel del dólar estadounidense como la moneda de reserva global preeminente, al arrojar dudas sobre la completa confianza y crédito de Estados Unidos”, señaló Fitch en un comunicado.
La incertidumbre financiera en Estados Unidos encendió la alarma en la comunidad internacional porque podría afectar a los mercados emergentes, los sectores más vulnerables y la recuperación económica global. Los ministros de Economía y jefes de bancos centrales del G20 cerraron el sábado pasado tres días de debates con un llamado urgente a la nación norteña a actuar sin demoras para resolver su estancamiento político.