Por Martín Trombetta. Santiago Tortora, guitarrista de Shaila, recibió a Marcha en la previa de la presentación que hará hoy la banda en The End junto a Smitten, viejos compañeros de ruta y en esta primera parte de la entrevista cuenta sobre sus influencias, la inspiración para las letras y acerca del sello discográfico independiente que crearon en 1999.
La fecha es en realidad una excusa para empezar a conocer un poco a esta banda porteña de hardcore melódico, surgida en Flores hace ya casi 18 años. Shaila ya tiene editados seis discos de estudio y un DVD en vivo. Han realizado muchas giras por el interior del país y también por Chile, Perú y, próximamente, Colombia. Además, se han dado el gusto de tocar junto a varios grandes del hardcore-punk mundial, como Bad Religion, Pennywise y No Use For A Name. Actualmente, están trabajando en su próximo disco de estudio, que saldría antes de fin de año. Entre chistes de fútbol, opiniones políticas y anécdotas del ámbito del punk rock, Santiago Tortora cuenta de qué se trata todo esto.
-¿Cuáles son las influencias musicales de Shaila?
-Las influencias de toda banda hay que encontrarlas, primero, en aquellas bandas que te motorizaron a formar tu propia banda. Después, como todo, esas influencias se van renovando. Como pasa en el fútbol, uno tiene sus ídolos, pero después esos ídolos se retiran y surgen nuevos ídolos. Por supuesto, nuestras influencias primarias fueron las bandas de punk rock nacional de los ’90, muchas de las cuales por suerte siguen tocando, como es el caso de Flema, 2 Minutos, Fun People, Cadena Perpetua y, en general, los festipunks de Cemento, que estaban buenísimos. De afuera, al menos en mi caso personal, Los Ramones siempre fueron una referencia icónica. De hecho, todos nosotros nos criamos en la época de Ramonesmanía en Argentina, cuando ellos tocaban en Obras muy seguido. Por otro lado, creo que el aporte más interesante a la banda desde el lado internacional está dado por Bad Religion, NOFX, Pennywise, Millencolin, tanto en el sonido como en las letras.
-Le dedican mucho trabajo a sus letras y estas en general tienen mucho contenido político y promueven reflexiones críticas. ¿Cuál es la inspiración para las letras de Shaila?
-En primer lugar, la inspiración es el hecho de tener algo para decir, ser conscientes de que todos tenemos algo para decir y hacerse cargo de eso y decirlo. Aunque parezca una estupidez, esto no siempre es tan fácil, hay mucho de “y no, yo de eso no sé, no entiendo, para qué me voy a meter”. Tenés mucho para decir y, si te involucrás, vas a encontrar tus interrogantes internos. En segundo lugar, creo que está el espacio que se genera en una banda que, sin llegar a ser un representativo social, sí logra la capacidad de representar a un público y de utilizar ese escenario, ese lugar, como herramienta, para el bien o para el mal. Cuando hablo de mal quiero decir limitarse a ser meramente una banda de entretenimiento, cosa que en sí no tiene nada de malo, pero es mucho mejor aprovechar el escenario como un espacio para transmitir algo, para manifestar una opinión, una crítica. El rock es crítica. Y el punk rock, en particular, es antisistémico, se trata de mover un poco la estantería. Se trata de involucrarse en lo que nos pasa, como personas, como región, como país periférico.
-¿Cómo ven ustedes a su público? ¿A quién le hablan las letras de Shaila?
-El público del punk rock viene a entretenerse y a divertirse. Hoy, el punk rock es una alternativa de espacio recreativo. Un festival punk es un evento que puede estar a la altura de un Holiday On Ice o de un festival de cine. Quizás, antes sí el punk rock era contracultural, en Cemento los festipunks arrancaban a las 2 de la mañana, porque antes estaban las bandas de rock, después veníamos los punks, que nos íbamos a las 6 de la mañana. Era el único espacio que teníamos disponible. Hoy somos una alternativa y el sistema nos maneja como una alternativa. Entonces lo primero que quiere el público de Shaila es divertirse y pasarla bien, como el público de cualquier banda. Por otro lado, yo creo que el contenido de las letras y la bajada de línea que contienen es muy importante para la banda y que al shailero típico le encanta ese aspecto y es una parte fundamental de su relación con la banda. Después, como siempre, cuando tocamos para 3 mil personas, habrá algunos que se interesan más por las letras y otros que vienen solo a hacer pogo y divertirse, lo cual está perfecto.
En 1999, Shaila creó su sello discográfico independiente, Speed Power Emotion, que editó más de 25 discos contando no solo los de Shaila sino también los de otras bandas como Clinch, Jordan, Rodia y otras.
-¿Cómo fue la experiencia que los llevó a tener su propio sello?
-El primer objetivo era editarnos. Si no lo hacés vos, no lo va a hacer nadie, nadie va a venir a tocarte la puerta. Entonces ser independiente no fue algo que hayamos decidido, no nos quedó otra que ser independientes. La escena dominada por los sellos yanquis tiene otra escala, los sellos independientes de allá son multinacionales, pero así todo no dejan de estar coordinados por músicos de bandas como NOFX o Bad Religion, que editan sus discos y los de otras bandas. Uno tiene la idea de que un sello discográfico tiene que ser un edificio gigante y vidriado en Puerto Madero y eso no es así, un sello es algo mucho más chico, es puro corazón. Así que dijimos “editemos bandas”. Desde ese momento Shaila utilizó el espacio que fue ganando, chico o grande, para ayudar a otras bandas que lo necesitaran, sin fines de lucro. Fueron más las veces que perdimos guita que las que ganamos. Hoy es cada vez más difícil, el disco es un formato que se está perdiendo y cada vez las inversiones son más costosas, son ciclos que se van dando. Pero yo lo siento con mucho orgullo. Algunas bandas ya no tocan, otras sí, con algunas hemos hecho giras. Todos los discos suenan bárbaro y nunca nos quedamos con guita que era de una banda. Tuvimos la posibilidad de crecer mucho y eso hace a la identidad de la banda hoy en día.