Por Colombia Informa. Centrales sindicales, acompañadas por organizaciones indígenas y estudiantiles, se movilizan este miércoles en Quito en rechazo al Código Laboral y al TLC con la Unión Europea. Otros movimientos rechazaron la protesta y el presidente Correa llamó a una “contramarcha” oficialista.
La movilización, convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), tiene como reclamos principales el rechazo a las modificaciones del Código Laboral y al Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea, las reivindicaciones de los derechos indígenas y el pedido de libre ingreso a la Universidad Pública. Colombia Informa dialogó en Quito con los dirigentes sindicales que convocan a la movilización. “Esta lucha está empezando”, declaró Mario Morales, secretario general de la Federación de Trabajadores Libres de Pichincha (Fetralpi) y uno de los voceros del FUT.
Los reclamos son lo suficientemente variados como para agrupar a un espectro amplio de organizaciones populares. Desde el sindicalismo se oponen al anteproyecto de Código Laboral que promueve el gobierno, ya que entienden que “quita derechos a los trabajadores y atenta contra la organización sindical”. Por su parte la Conaie rechaza la resolución de la Corte Constitucional -CC- sobre la aplicación de la justicia indígena, que “a pesar de esta resolución se seguirá aplicando en las comunidades”, y rechazan además el Acuerdo Comercial con la Unión Europea porque, afirman, “no es otra cosa que la adhesión al TLC firmado por Colombia y Perú, el cual se pretendió firmar años atrás pero la unidad y lucha de los ecuatorianos lograron frenarlo”. La Federación de Estudiantes Secundarios de Ecuador -FESE- suma su reclamo de ingreso libre a la Universidad Pública. Y todos coinciden en rechazar las enmiendas constitucionales que promueve el oficialismo, la Ley de Recursos Hídricos y el alza del transporte que, dicen, es inminente.
Sin embargo la agenda no es compartida por otro conjunto de organizaciones que desconfían de la movilización y prefieren seguir defendiendo el rumbo del gobierno de Rafael Correa.
La Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras -Fenocin- descalificó la convocatoria de protesta, a la que definió como parte de los “intentos desestabilizadores de la oposición conservadora” y anunció, en cambio, su participación en la concentración de apoyo al partido en el gobierno, Movimiento Alianza PAIS, que realizará un festival artístico al mismo tiempo de la protesta sindical. Mientras la protesta partirá de la Caja del Seguro Social, en el centro de Quito, a las 4 de la tarde, el festival oficialista se instalará desde la 1 de la tarde en la Plaza Grande de la misma ciudad. La movilización sindical e indígena tendrá además sus propias convocatorias en otros puntos del país, como Cuenca, Guayaquil, Riobamba, Portoviejo y Loja.
Al igual que sucede en otros países con gobiernos neodesarrollistas en la región, en Ecuador resulta difícil a los sindicatos y movimientos sociales instalar una agenda de reclamos populares que no sea tildada por los abundantes medios oficialistas como “funcional a la derecha” o “desestabilizadora”. La descalificación, improcedente en la mayoría de los casos, alerta sin embargo sobre el aprovechamiento de la lucha popular que realizan sectores conservadores y reaccionarios en frontal oposición a los aspectos más progresivos de gobiernos como el de Ecuador. Ya sea por la solidaridad con procesos más radicales como los de Venezuela o Cuba, ya sea por una retórica y algunas medidas que efectivamente desafiaron los pilares más crudos del neoliberalismo que lo precedió, Rafael Correa se legitima con facilidad ante los ojos “progresistas” de quienes valoran estos aspectos de su gobierno aunque, como contraparte, queden invisibilizadas las denuncias contra el extractivismo que afecta a pueblos enteros y comunidades originarias, las luchas por los derechos de las mujeres, las situaciones represivas que terminan con encarcelamiento de dirigentes sociales o, como en este caso, las agendas de reclamo ante medidas de gobierno que debilitan la organización sindical y vulneran los derechos indígenas.
Colombia Informa visitó la sede sindical de la Federación de Trabajadores Libres de Pichincha -Fetralpi- en Quito, y allí dialogó con el secretario general de la entidad y vocero del Frente Unitario de los Trabajadores -FUT-, Mario Morales, sobre esta complejidad que atraviesa a los movimientos populares en Ecuador.
C. I.: ¿Qué esperan lograr a partir de esta movilización?
Mario Morales: Nosotros estamos muy animados, porque la gente se ha sumado al llamado a la movilización. Además el gobierno ha cometido varios errores, uno de ellos pretender elevar las tarifas del transporte. Por otro lado, está incrementando la tarifa de la electricidad. Esto, al pueblo ecuatoriano, le ha caído de sorpresa. No es que nosotros queremos oponernos a que haya empresas hidroeléctricas, pero sí estamos indignados porque esos beneficios van a ir solamente a familias que ya tienen bastante dinero y bastante poder en este país.
C. I.: ¿Cree que ahora hay más motivos para la protesta de los que hubo en movilizaciones previas?
M. M.: Yo creo que cada mes, cada día que pasa, la situación del trabajador ecuatoriano y del pueblo ecuatoriano se va agravando. Porque los empresarios pueden subir los precios sin pedir autorización a nadie. Uno va al mercado y ve una inflación terrible. Tal vez dirán que eso sucede este mes porque entran los niños a clase, pero eso es una mentira. Pretenden quitar también los fondos previsionales perjudicando a quienes han venido ahorrando para tener un futuro mejor cuando sean más viejos. Eso indigna al pueblo del Ecuador.
C. I.: El Frente Unitario de Trabajadores, la Conaie y otros sectores convocantes muestran una postura muy crítica hacia el gobierno de Correa. ¿Como actores sociales están pensando en una proyección política propia a futuro?
M. M.: Políticamente nosotros consideramos que la lucha está empezando. Para los trabajadores y el pueblo en general vemos que la única posibilidad para que no se implementen más leyes en contra del pueblo es una movilización permanente, continua y a largo tiempo. Los partidos políticos en este momento están desarticulados, el gobierno ha hecho eso. Sólo unos cuatro partidos van a tener la oportunidad de ir a las elecciones del 2017. En esas circunstancias los trabajadores no tenemos ninguna esperanza. En la Asamblea Nacional el gobierno tiene 100 votos, mientras los trabajadores tienen 5 voces apenas. En esta situación no van a permitir que hayan mejores leyes. Un ejemplo de leyes que están modificando en este momento: La Ley Orgánica Integral Penal, con eso se encarcelará a los trabajadores que hagan huelga. La Ley de Empresas públicas, la Ley de Productividad, donde hay normas laborales que nos perjudican a los trabajadores. Allí se habla del salario digno, verdaderamente no sé por qué lo llaman así. Porque dignidad significa que una familia pueda vivir decentemente, con una vivienda, una educación, recreación, pero si no hay eso, de qué dignidad estamos hablando. Yo le preguntaría a todos los trabajadores de este país si con 340 dólares mensuales [el salario mínimo fijado por decreto presidencial] hay la posibilidad de vivir dignamente. Imposible. A nosotros nos cobran el 12 % del IVA en todos los productos que compramos. Entonces el obrero de este país no gana 340 dólares, sino mucho menos, y así no se puede vivir. Nuestros derechos no pueden ser quitados, por eso vamos a movilizarnos.
C. I.: ¿Cómo esperan que reaccione el gobierno ante la movilización?
M. M.: Sabemos el riesgo que corremos. En respuesta a la movilización anterior, el 17 de julio, hubo tres detenidos por un operativo que ni a los delincuentes les hacen. Esas circunstancias nos hacen pensar mucho, pero hemos perdido el miedo y vamos a enfrentar la arremetida de este gobierno. Nosotros vamos a ir pacíficamente a la movilización, a exponer nuestras necesidades, a pedir un aumento de sueldo para mejorar nuestras condiciones de vida. Pero si este gobierno pretende sacar a los militares, a la policía, este pueblo será mucho más peleador, mucho más rebelde.
C. I.: Los motivos de fondo de estos reclamos logran muy poca difusión en los medios de comunicación en Ecuador, y es muy difícil informarse al respecto en los países de la región. ¿Qué cambió a partir de la aprobación de la Ley Orgánica de Comunicación que promovió este gobierno?
M. M.: Esta es una ley mordaza realmente, no me gusta utilizar ese término pero creo que es el apropiado. Todo el mundo tiene que estar callado. Se conformó un organismo que vigila, controla y sanciona las interpretaciones que pueda hacer cualquier ciudadano sobre las medidas del gobierno. Y si uno lamentablemente se equivoca, tendrá que ir a la cárcel. Los medios de comunicación no le publican, no hay la posibilidad de que nos den cobertura, pero de todas maneras decimos que los obreros tenemos nuestros propios mecanismos de hacer propaganda: las hojas volante, las pulguitas, las paredes, son nuestros recursos para hacer enterar de nuestras necesidades a todo el pueblo ecuatoriano.
C. I.: ¿Entonces esa Ley no favoreció a radios comunitarias o proyectos populares de comunicación, no abrió espacios de mayor participación?
M. M.: Verdaderamente, no. Lo que ha dado es más frecuencias, pero sólo con eso uno no hace nada si no hay la libertad para expresarse. Sí ha dado a algunos movimientos sociales frecuencias para que puedan poner sus radios, pero eso no dio ningún resultado porque ante la situación más general el pueblo ecuatoriano lo que ha hecho es quedarse en silencio.
C. I.: Desde la década del 90 con los levantamientos indígenas, y de allí en adelante, los gobiernos ecuatorianos padecieron una inestabilidad crónica. ¿No cree que, en ese aspecto, el gobierno de Correa es distinto a los anteriores, que cuenta con un apoyo en la población que otros gobiernos no tuvieron?
M. M.: En las décadas pasadas estábamos en la boca de todo el mundo, que botamos gobiernos y poníamos gobiernos, pero yo creo que no era así, los propios políticos se encargaban de todo eso. El pueblo ecuatoriano simplemente lo que quiere es mejores condiciones de vida y de trabajo, nada más. Este gobierno cogió grandes aliados, gente de izquierda. La gran mayoría de ministros estuvieron junto a los trabajadores, los indios, los campesinos, y ahora son parte de este gobierno. Pero esa cuestión no nos ha permitido mejorar. Lo que ha hecho este gobierno es que la nueva oligarquía de este país esté tranquila sin que el pueblo reclame. Porque nos han callado la boca. Pero ahora hemos despertado. Somos gente que ha nacido de este pueblo y va a luchar por este pueblo.