Por Dolores Liaudat, Julia Varela y Gonzalo Armua. Segunda parte de la entrevista exclusiva que Fernando Lugo concedió a Marcha. Los liderazgos de un proyecto popular. Las perspectivas para Paraguay y la integración latinoamericana.
– ¿Qué perspectiva ve de acá a un futuro, por un lado en el plano electoral pero también en términos de proyecto estratégico para el campo popular en Paraguay?
Paraguay nunca tuvo una gran articulación de los movimientos sociales, campesinos, obreros, movimientos de izquierda y yo creo que se me ha dado una gran oportunidad. Una oportunidad que no se debe perder. Yo creo que el golpe ha hecho recapacitar a la izquierda paraguaya y se tiene que dar una gran alianza estratégica entre los movimientos, partidos. Que sea no excluyente y que podamos apostar todos juntos hacia un proyecto común inspirado en los ejes programáticos que hemos recogido de la ciudadanía para poder hacer nuestro programa de gobierno.
Una oportunidad sobre todo. Una oportunidad desafiante que no es fácil, por lo menos en Paraguay. La coordinación, la articulación, aglutinar, consensuar no es fácil cuando muchas veces la misma sociedad paraguaya esta polarizada en diferentes facciones.
– En el marco de esta proyección, ¿qué figura podría encarnar ese proyecto? ¿Usted, algún otro referente?
Nosotros sabemos de experiencias muy negativas de liderazgo y algunos de los partidos tradicionales siguen todavía con esa mentalidad. La famosa frase del “único líder”, que tenía una solución a todo, que era el que dictaba lo que había que hacer. El que decidía por los demás, que era el único que pensaba y tenía poder para decidir. Nosotros estamos ensayando, de hace mucho tiempo, desde que estamos en el gobierno, la experiencia de un liderazgo colectivo. No es fácil, pero nada dice que es imposible.
Yo creo que el Paraguay ya tiene en los movimientos sociales grandes líderes, y que lo único que falta es sentarnos y poner las cartas sobre la mesa en términos de proyecto, en términos de programa, en términos de personas inclusive, y poder consensuar ese frente grande de movimientos progresistas dentro del país. Y sobre todo creo que debe ser en torno a un proyecto de liderazgos colectivos, que se puede ensamblar un gran proyecto de país.
– En este proyecto de país que está esbozando el Frente Popular Paraguayo, ¿qué lugar tiene la integración latinoamericana? Por ejemplo el caso del ALBA.
Recién estaba leyendo el origen del Foro de San Pablo, en donde después de la caída del muro de Berlín, después de llegar a una etapa del socialismo real, Lula y Fidel dan la idea de abrir el campo de encuentro de los movimientos progresistas, de izquierda, de matriz socialista, donde en América Latina hay mucha divergencia.
Creo eso mismo, nosotros lo valoramos mucho en Paraguay. Paraguay es geográficamente mediterráneo y no queremos ser mediterráneos culturalmente. Menos aún económica y políticamente. Nuestro gobierno se basó y apostó fuertemente por la integración latinoamericana. Por un MERCOSUR social que se encuentre con sindicatos, con los movimientos sociales de la región. Y creo en que lo que decía Tabaré del Mercosur, que tiene que estar imbuido de ciudadanía. Tiene que estar lleno de experiencias que realmente puedan tener el rostro latinoamericano
Creo que experiencias como el ALBA son experiencias gérmenes en las que se puede leer no solo la carga ideológica sino también la carga de un proyecto regional. Nosotros hemos dicho en las grandes cumbres que hay problemas comunes que no afrontamos comúnmente todavía. La criminalidad, el narcotráfico, la ilegalidad, las migraciones, son temas a los que cada país está intentando dar respuestas parciales y creo que proyectos políticos comunes de la región deberíamos afrontar también de manera colectiva la respuesta a este interrogante que nos da la sociedad moderna.
– Estas problemáticas que usted nombra (el narcotráfico, la criminalidad), muchas veces se han usado para llevar a cabo políticas que afectan a los sectores populares. ¿Cómo entiende estas luchas desde la perspectiva del pueblo? Con el ejemplo de la aprobación de leyes antiterroristas.
Yo creo que el punto de origen es muy cuestionable. ¿De dónde salen estas leyes? De organismos internacionales, son requisitos para garantizar préstamos. Creo que tienen que tener la otra versión, lo que dice nuestra constitución nacional. Todas las leyes deben tener origen ciudadano, popular, de la gente. Que sea la ciudadanía la que pueda presentar proyectos de leyes y que no sean solo los parlamentarios los que tengan el poder de dar la ley que el país necesita. Yo creo que esa es un veta que no se ha explotado lo suficientemente. Muy pocas leyes han tenido origen popular, y esa es la mejor garantía de que las leyes no sean aplicadas en contra de la ciudadanía, que tiene derecho de una vida digna y de sobrevivir.