Un jugador de fútbol de la selección palestina completa 86 días en huelga de hambre, en protesta contra su detención por el Ejército israelí, hace casi tres años.
Mahmoud al-Sarsak, de 25 años, seguramente desearía ocupar un espacio en las secciones de deportes en los noticieros. Sin embargo, en las últimas semanas, el nombre del joven palestino ha aparecido -no mucho, es verdad- en algunas secciones de política internacional. El martes 12 de junio, Sarsak llegó a su 86º día de huelga de hambre en protesta contra su detención administrativa. Es el palestino que ha estado más tiempo en ayuno.
La Justicia israelí aceptó realizar en consecuencia una audiencia para el jueves 14 de junio. Según sus abogados, el palestino aceptó beber leche a partir del 12 para prolongar su vida hasta el jueves.
Sarsak, jugador de fútbol de la selección palestina y también de un equipo de la ciudad de Rafah, en la Franja de Gaza, fue detenido por el ejército israelí el 22 de julio de 2009 en la ciudad de Beit Hanoun, también en Gaza, mientras intentaba ir al entrenamiento con sus compañeros de selección en Cisjordania.
Sarsak salió de Rafah rumbo a Nablus, en Cisjordania, vía el checkpoint (puntos militares que controlan la entrada y salida en todo territorio de frontera) de Erez, el 22 de julio de 2009. Según un informe de Amnistía Internacional, el jugador preguntó cómo podría obtener un permiso para el viaje. Fue entonces detenido e interrogado por 30 días acerca de una presunta afiliación a la Yihad Islámica, que el futbolista negó. Sin embargo, las fuerzas israelíes continuaron privándolo de su libertad hasta hoy.
A raíz de estos episodios comenzó su ayuno el 19 de marzo, casi un mes antes del inicio de la masiva huelga de hambre que dos mil prisioneros palestinos declararon el 17 de abril pasado. Tras un acuerdo con el Servicio Penitenciario Israelí, el 14 de mayo los detenidos aceptaron levantar la medida. Mientras tanto Sarsak siguió con su protesta. Akram al Rejawi, otro prisionero en ayuno desde hace dos meses, también se negó a levantar la medida.
Detenciones administrativas
Tanto Mahmoud al-Sarsak como Akram al Rejawi son presos administrativos, un recurso utilizado por Israel que, en la práctica, permite la detención de civiles sin la presentación de cargos, por lo tanto sin demandas ni juicios por un período de seis meses. Sin embargo, pueden renovar la detención infinitas veces. Es lo que pasó con Sarsak, en la cárcel desde hace tres años. Su situación es más compleja, pues Israel posee una legislación todavía más rígida hacia los ciudadanos palestinos de la Franja de Gaza.
El futbolista -que vivía en un campo de refugiados en Rafah- no fue incluido por Israel en el acuerdo obtenido por los huelguistas el 14 de mayo. Según el informe de Amnistía Internacional, el Sistema Penitenciario Israelí ha intentado convencerlo de dejar la huelga, con la promesa de que será puesto en libertad el 1º de julio. Sin embargo, no aceptan darle alguna garantía, como un documento escrito.
Israel también le habría ofrecido un tratamiento médico en Noruega por tres meses. Sarsak no aceptó la oferta, por creer que su retorno no será permitido y que el tratamiento es, en realidad, una invitación al exilio forzado.
El 11 de junio, el centro médico israelí de Asaf Harofeh anunció que el futbolista corre el riego de muerte inminente. La organización israelí Médicos por los Derechos Humanos afirmó que Sarsak ya perdió veinticinco kilos y que sufre desmayos y arritmias cardíacas con frecuencia.
Desde Gaza, activistas han mantenido una campaña de solidaridad e intentan, por medio de las redes sociales y publicaciones palestinas y dedicadas al conflicto, romper el cerco mediático.
Una pasión
Seguramente el fútbol no es ni la primera ni la última cosa que viene a la mente al escuchar la palabra “Palestina”. Sin embargo, es el deporte más popular en el país. “Si los palestinos merecen ser llamados fanáticos por algún motivo, sería en referencia al fútbol”, escribió el columnista del portal Palestine Chronicle, Ramzy Baroud. La selección palestina figura en la 164ª posición en el ranking mundial. “Posición que no refleja la falta de pasión por el deporte, sino los constantes intentos de Israel de destruir incluso esa aspiración nacional”, opina Baroud.
“Cuando era un chico creciendo en Gaza, me acuerdo de jugar el fútbol por algunos minutos más, desafiando el toque de queda, arriesgándome a ser detenido, lastimado o muerto. De alguna manera, en un campo de refugiados tan lleno, el fútbol era equivalente a la libertad”.
El periodista comenta que las acciones de hostigamiento israelí contra el fútbol palestino son muchas. La más común: prohibir que los jugadores viajen de una ciudad a otra. Otro ejemplo fue el bombardeo al principal estadio de Gaza, en 2006 y nuevamente dos años después, en la Operación Plomo Fundido, en la cual tres jugadores fueron asesinados: Ayman Alkurd, Shadi Sbakhe y Wajeh Moshtahe.
Los tres vivían en Gaza y -superando las diferencias políticas existentes entre ese territorio y la Cisjordania- jugaban en la selección nacional, igual que Sarsak.