Se cumplen dos semanas de tomas en los colegios de la capital que, al día de hoy, suman 40. El problema apareció cuando por decisión del ministerio de Educación se decidió modificar las currículas de los colegios medios quitando contenidos básicos y hasta removiendo materias claves para la instrucción técnica.
Por esta decisión, los estudiantes denuncian un vaciamiento en los contenidos mínimos en las escuelas especializadas (técnicas, artes, etc.) y las resoluciones tomadas por el ministerio que no fueron consultadas ni con docentes ni con estudiantes.
Lautaro Podestá, militante de Lobo Suelto, del colegio Yrurtía comentó a Marcha cómo se desarrollarán las distintas actividades esta semana en el marco de las tomas. “La CEB (Coordinadora de Estudiantes de Base) se reunió estos días para hacer un balance y ver cómo siguen las tomas, está pensado hacer cortes programados durante la semana”, comentó Lautaro que además confirmó que el día miércoles los cortes serán en distintos puntos estratégicos de la ciudad con la intensión de hacer más visible el conflicto.
El jueves pasado se realizó la primera movilización desde el surgimiento de las tomas. ”Marcharon más de 40 colegios, el ministerio estaba cerrado como cada vez que hay una movilización. No hubo respuesta y por eso las tomas siguen. Estamos buscando por todos los medios posibles contactar a Bullrich pero no ha dado la cara todavía”, explicó el estudiante.
EL reclamo a medida que pasan los días se hace más masivo y ha sumado el apoyo de más colegios. Dentro de estos es importante la presencia de padres y docentes, en ese sentido Lautaro dijo: “Es entendible que se sumen más padres y docentes porque esto que se está haciendo con la educación nos va a afectar a todos de alguna manera, porque lo que se está haciendo es recortar contenidos, y nivelar para abajo la calidad educativa”.
Para esta semana está programada otra marcha que se espera que sea más grande que la anterior. Será este jueves y comenzará con un acto en el Palacio Pizzurno, donde se hará lugar al reclamo al gobierno nacional quién a través del Consejo Federal de Educación podría dar algún dictamen al respecto y aún no lo ha hecho. Luego estudiantes y docentes marcharan nuevamente al Ministerio de Educación porteño para pedir alguna respuesta de las autoridades correspondientes.
Una política poco pedagógica
La política educativa del gobierno de Macri es un tema de agenda común y no precisamente por dar buenas noticias. Desde que el PRO asumió la conducción de la Ciudad de Buenos Aires diferentes conflictos vienen afectando distintas áreas, problemas con el transporte público, los subtes, la policía metropolitana, emergencia habitacional, problemas edilicios, conflictos en los hospitales, el inminente cierre del Borda y tantos otros. Pero el problema entre Macri y la comunidad educativa es uno de los puntos donde más se hacen sentir las diferencias entre las políticas que propone el jefe de gobierno y lo que los docentes y estudiantes de la ciudad quieren.
En febrero de 2010 cuando asumió al frente del Ministerio de Educación, Esteban Bullrich, comenzó una nueva etapa para el sector educativo. El ministro llegaba con una imagen “dialoguista” y hasta fue saludado por algunos gremios docentes por ese perfil. El cambio de titularidad llegaba para poner fin a una gran polémica que se había generado con la designación de Abel Posse para ese mismo cargo al que sólo condujo por once días. Llegada la mitad de ese año el ministro recibió la primera protesta intensa en el conflicto por mejoras edilicias en los colegios porteños. En ese entonces se produjeron más de 40 tomas en establecimientos educativos que se sumaban a protesta universitarias en lo que se denominó “Estudiantazo”. Ese año, luego de la medida de fuerza, la comunidad educativa logró avanzar en mejoras para los colegios supervisadas por docentes, padres y alumnos.
El 2011 fue un año donde el conflicto entre la cartera de educación y los docentes vio su punto más álgido. En octubre de ese año se presentó un proyecto para modificar las Juntas de Clasificación Docente, donde se buscaba implementar un nuevo sistema de evaluación docente. Con este nuevo sistema se crearon las Unidades Únicas de clasificación docente, donde los profesores perdieron un peso significativo en su papel para la evaluación de sus tareas. Los docentes explicaban que estas juntas aseguraban que la educación no tuviera que estar atada la decisión de cada gobierno de turno, a la misma hora que abogaba por los derechos de los trabajadores de la educación. Además, explicaban, las Juntas de Clasificación sólo habían sido anuladas durante las dictaduras militares. Con toda la comunidad educativa en su contra, el proyecto finalmente fue aprobado.
Este año la relación tensa entre Bullrich y los docentes continuó, dos conflictos importantes se desarrollaron. En abril, 222 cursos y grados de primaria y secundaria, fueron cerrados aplicando un criterio “pedagógico” donde aquellos primarios con menos de 15 estudiantes y secundarios con menos de 20 no cumplían los requisitos para poder funcionar y de esa manera dejaban de existir. Meses más tarde, el 16 de agosto, seis docentes fueron suspendidos por el ministro Bullrich por haber realizado una “parodia” en donde se “ridiculizaba” al jefe de gobierno Mauricio Macri y al ministro de Educación, según decían los argumentos del sumario iniciado desde el ministerio. La situación, al igual que todas las anteriores, produjo gran cantidad de movilizaciones y un rechazo a la medida arbitrada contra los docentes de la Escuela N° 3 de Monte Castro.
La política poco pedagógica del macrismo continúa ahora con las tomas de los colegios. La intransigencia al diálogo por parte del gobierno porteño parece oscurecer una salida en el corto plazo a este conflicto.