Por Juan Estevez. El básquet nacional ha tenido una primera mitad de año repleta de situaciones inesperadas, con candidatos peleando abajo y aquellos equipos que partían como menos favorecidos en la previa, dando la nota en el tope de las posiciones. Regatas y Lanús, los más parejos.
Debido a la cantidad de regresos de jugadores de Europa (Van Lacke, Bulfoni y Diego García, entre otros), en la previa de la edición 2012-2013 de la Liga Nacional de Básquet se especulaba con vivir una de las competencias más parejas de su historia. Claro, cuando se repasaban los planteles se podían encontrar entre ocho y diez equipos con suficiente calidad como para ilusionarse con, al menos, entrar entre los primeros cuatro.
Sin embargo, tres meses más tarde, cuando estamos llegando a la mitad del torneo, muchos de esos equipos han decepcionado y otros que no eran tan tenidos en cuenta por la opinión especializada, han excedido el mote de sorpresas para llegar a una realidad que ya resulta innegable.
Dentro de ese sorpresivo panorama, hay un par de conjuntos que se han mantenido al margen y logrado una regularidad muy complicada de conseguir en una Liga tan exigente como la de nuestro país. Hablamos de Regatas de Corrientes y Lanús, quienes hoy en día se encuentran en la cima de la tabla, habiendo ganado nueve de diez partidos en esta segunda ronda.
Los correntinos tienen junto a Peñarol de Mar del Plata, el mejor plantel del certamen. Cuentan con dos jugadores de Selección como Paolo Quinteros y Federico Kammerichs, un base experimentado como Javier Martínez y dos extranjeros de calidad como Tony Washam y Jerome Meyinsse. Todo apoyado por un banco de suplentes que ofrece profundidad y recambio, con jugadores jóvenes y rendidores.
Lo de Lanús ya es un proceso de varios años, que en esta campaña ha saltado a otro nivel con la incorporación de mejores extranjeros como Robert Battle y BJ McFarlan, más la continuidad de uno de los mejores armadores del torneo (Nico Laprovittola) y sobre todo, un entrenador con una idea de juego que no se negocia: mucha defensa, contragolpe y ante todo, juego en equipo.
¿El resto? Inmerso en los vaivenes propios de una competencia extenuante que dura cerca de ocho meses. Peñarol, último tricampeón, comenzó con un paso arrollador pero ha perdido cinco de los últimos seis. Obras, finalista el año pasado, no ha podido reemplazar algunas piezas claves que perdió en la pretemporada (entre ellas su DT, Julio Lamas) y ha sido una de estas decepcionas de las que hablábamos. El “Tachero” hace rato que ha dejado de pensar en los puestos de arriba y de hecho, hoy la Liga lo encuentra ante-último y con riesgo real de pelear por el descenso. Otros equipos como La Unión (16°), Gimnasia de Comodoro (13°) o Weber Bahía (14°) tampoco han estado a la altura de las expectativas iniciales, mientras que históricos como Boca o Atenas se encuentran en mitad de tabla.
Por último, vale reconocer a aquellos clubes que aunque se armaron para mantener la categoría, han sorprendido a propios y extraños, colándose entre los puestos de vanguardia. Olímpico de La Banda ha sido el caso más notorio, mostrando una defensa dominante y una localía infranqueable (6-1 en esta fase) para hoy ubicarse en el tercer lugar. La otra gran sorpresa es Argentino de Junín, que llegó a tener el mejor record durante parte de la primera ronda y que si bien hoy ha decaído un poco (8°) sigue estando alejado de la zona de peligro.
La Liga es larga, cambiante y como marcan estos tres meses de juego, impredecible. Pero si hay algo que nos ha dejado como lección es que más allá de los nombres y las individualidades, este es un juego de conjunto, y en el que no hay nada más importante que encontrar una identidad, una manera, un estilo.