La conducción de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) convocó a una multiplicidad de organizaciones políticas y sociales a sumarse a las medidas de protesta contra el aumento del viaje en subte en Buenos Aires. Levantarán los molinetes durante toda la semana.
A última hora del viernes, tras una jornada en la que los trabajadores y trabajadoras del subte levantaron los molinetes en las cabeceras de cada línea, una heterogénea concurrencia se reunió en el local del gremio para discutir cómo se podía seguir con la medida. El “Beto” Pianelli, referente del subterráneo, arrancó la reunión planteando que el sindicato había decidido convocar a una reunión amplia para buscar mayores apoyos para enfrentar el aumento de 127% en la el boleto, en lo que calificó como un verdadero “tarifazo”.
Se trató de una reunión excepcional, en la medida en que logró unificar a actores políticos y sociales muy diferentes y a menudo hasta enfrentados en otros ámbitos. Estuvieron presentes representantes de la Juventud Sindical y del Sindicato del Peaje dirigido por Facundo Moyano, del Frente para la Victoria, de Nuevo Encuentro, dirigentes gremiales de las dos fracciones de la CTA, referentes de los partidos del Frente de Izquierda, militantes de la COMPA, miembros de comisiones internas bancarias opositoras, de telefónicos, estatales y docentes, de Proyecto Sur, de organizaciones de la villa 21-24 y de COB La Brecha, entre otros. Tanto el mismo Facundo Moyano como los diputados nacionales Claudio Lozano y Víctor De Genaro saludaron la reunión. Este colectivo heterogéneo se puso de acuerdo en conformarse como una multisectorial contra el aumento del pasaje del subte, organizada en torno a dos reivindicaciones puntuales: en primer lugar, el rechazo al aumento decidido por el gobierno de la Ciudad sólo dos días después de realizado el traspaso, sin haber hecho ningún estudio serio que pudiera determinar los reales costos de la empresa Metrovías y, en segundo término, la exigencia de cumplir con la legislación de la Ciudad que establece para estos casos la obligación de pasar por una audiencia pública antes de cualquier modificación de las tarifas. Como acción concreta se decidió, también a propuesta de la conducción del sindicato del subte, que durante toda la semana los trabajadores y trabajadoras levantarán los molinetes en las cabeceras y en distintas estaciones durante los horarios pico con el apoyo de todas las organizaciones presentes.
El aumento, que lleva el boleto de $1,10 a $2,50, afecta principalmente al bolsillo de los pasajeros de menores recursos que utilizan el servicio para viajar a sus trabajos, los que, según distintas encuestas, conforman la gran mayoría de los usuarios. Al mismo tiempo es necesario tener en cuenta que se discuten límites y “techos” para los aumentos paritarios que se vienen para los trabajadores en blanco y sindicalizados mientras que el casi 40 % de la clase trabajadora que se encuentra en negro o precarizada recibe incrementos mucho menores o inexistentes. Contrastando con estos elementos, el balance anual 2010 de Metrovías arroja una ganancia neta de 35,9 millones de pesos y su directorio decidió a fines de 2010 la distribución de dividendos en efectivo entre los accionistas por un total de 149,5 millones de pesos. Lo que está en discusión, sostiene el gremio de trabajadores del subte, es si la administración de un servicio público se rige según las reglas del mercado o según las necesidades de los usuarios.
Por otro lado, la medida impulsada por el sindicato del subte pone en discusión el rol de los trabajadores de los servicios públicos. Ellos, que viven todos los días la realidad del subterráneo y conocen mejor que nadie los problemas del servicio, no se limitan a reclamar por sus condiciones salariales y de trabajo sino que apuntan a ser una voz a tener en cuenta en la misma gestión del servicio. A partir de este ejemplo, es posible imaginarse la incidencia de los trabajadores en un servicio reestatizado, junto con usuarios y funcionarios estatales.
No es casualidad que sean los trabajadores del subte los que impulsen estas discusiones y los que hayan logrado reunir a un arco muy importante de organizaciones en función de una lucha común. En los difíciles años previos a la rebelión popular del 2001 lograron organizar un cuerpo de delegados representativo, democrático y combativo que consiguió conquistas importantísimas tales como la jornada de seis horas y más tarde la incorporación al convenio subterráneo de los trabajadores y trabajadoras de limpieza y seguridad que estaban tercerizados. Mientras tanto, la lucha por el sindicato propio para separarse de la Unión Tranviario Automotor (UTA) siguió avanzando y hoy continúan reclamando la personería gremial para el sindicato. Es una experiencia con pocos parangones en el panorama del movimiento obrero argentino actual.