Por Ulises Bosia. En un discurso transmitido por cadena nacional Cristina Fernández anunció ayer una serie de medidas encabezadas por la creación del Ministerio del Interior y Transporte y el restablecimiento de aranceles de importación para los bienes de capital extra Mercosur.
A más de tres meses de la tragedia de Once, las respuestas a nivel político del Gobierno Nacional siguen apareciendo de a poco, aunque disimuladas por su habitual tendencia a esquivar la autocrítica pública. Al alejamiento de Juan Pablo Schiavi de la Secretaría de Transporte y la quita de la concesión de las ex líneas Mitre y Sarmiento a Trenes de Buenos Aires, se suma ahora la creación del Ministerio de Interior y Transporte. Con el anuncio se oficializó el traspaso de la Secretaría de Transporte desde la órbita del Ministerio de Planificación conducido por Julio de Vido, a la del nuevo Ministerio que seguirá siendo dirigido por Florencio Randazzo. Según las palabras de la presidenta se trata de un “rediseño de las áreas” del gobierno. “Hemos decidido transferir el sector transporte al Ministerio del Interior y junto con la Secretaría también transportamos al secretario, transferimos todo, va todo junto: Secretaría y secretario”, afirmó la primera mandataria.
La pérdida de la Secretaría de Transporte para el Ministerio de Planificación supone un recorte de su influencia, e implícitamente también un cuestionamiento de la responsabilidad de sus principales funcionarios en la política ferroviaria, en momentos en que se desarrolla el juicio por el fatal accidente. Sin embargo Cristina prefirió poner en otros términos el anuncio: “la necesidad que vamos a tener de abocarnos desde el ministerio de Planificación Federal a una tarea muy importante y nueva, con nuevos componentes por esta incorporación que se hace a un instrumento de decisión política nacional como es contar el Estado con el 51 por ciento de las acciones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales”. Al mismo tiempo defendió la política de subsidios al sistema ferroviario donde se ha hecho mucha inversión, según sus palabras. La presidenta atribuyó un deterioro formidable al sistema ferroviario, aunque aclaró que las causas se encuentran en que desde los años 60 que no se hacían obras. La suma de dinero girada en términos de subsidios a las empresas concesionarias de los ferrocarriles metropolitanos asciende a la suma de 4.582 millones de pesos por año, para un total de 356 millones de pasajeros anuales. Conociendo los balances altamente positivos de todas las empresas concesionarias, que año tras año declaran la obtención de ganancias millonarias, y el estado real en que se viaja en tren, es muy difícil sostener la evaluación de la presidenta.
Además ella anunció la intención de crear un organismo de transporte del área metropolitana, es decir “un órgano tripartito que convoque de una buena vez por todas al Estado nacional, que es el que pone la plata para todos los transportes, y convocar al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires”. Aunque fuentes de la Casa Rosada aclararon que esto nada tiene que ver con el conflicto del subterráneo porteño, que desde el Gobierno Nacional consideran irreversible.
Por otra parte, asumiendo la complejidad de la situación económica nacional y la influencia de la crisis mundial en nuestro país, la presidenta anunció el restablecimiento de aranceles externos a la importación de bienes de capital de un 14% para los productos que tienen un sustituto local y de un 2% para los que no se ofrecen en el país. Estos aranceles no afectan el comercio con los países del Mercosur, que tienen un tratamiento preferencial desde el punto de vista del comercio exterior. La medida, que revierte una vieja disposición tomada por Domingo Cavallo, tiene como objetivos en primer lugar apuntalar el equilibrio fiscal y en segundo lugar sostener con los recursos públicos la actividad industrial que se desarrolla en nuestro país, amenazadas ambas cosas por el enfriamiento de la economía previsto por todos los analistas para este año. Además el gobierno prorrogó la vigencia del llamado bono fiscal que reciben los productores locales de bienes de capital, equivalentes al 14% del valor de sus productos. Las medidas afectarán especialmente al sector de maquinaria agrícola, equipos de elevación y manipulación, motores, generadores, transformadores eléctricos, estructuras metálicas, maquinaria de uso especial y general, acoplados y remolques, según el anuncio oficial. Como contrapartida, exigirá a los empresarios mantener los niveles de empleo de diciembre de 2011 y el mantenimiento de precios a niveles de competitividad internacional, de manera que no se encarezca el producto final por el aumento del proceso productivo.
Estas políticas replantean las que fueron llevadas a cabo durante el año 2009, cuando se sintieron especialmente los efectos de la crisis internacional en el nivel de la actividad económica. En un contexto determinado por las ganancias millonarias de una industria con altos niveles de concentración y extranjerización y por niveles salariales de la clase trabajadora que de conjunto no superan los de la década del noventa, las políticas anunciadas por el gobierno nacional expresan su determinación de no alterar estructuralmente la distribución del ingreso nacional, en el marco del intento de recrear un “capitalismo serio”. Por eso no sorprende la alegría de los industriales del sector al recibir los anuncios.
Finalmente la presidenta anunció su decisión de pesificar sus ahorros en dólares, como “testimonio y prueba” de su respaldo a las políticas adoptadas en el terreno cambiario. En los últimos días habían sido divulgadas desde los medios de comunicación las declaraciones juradas de distintos funcionarios públicos de alto nivel que mostraban la posesión de ahorros en la moneda norteamericana, mientras públicamente llamaban a la población a ahorrar en pesos. Además se refirió especialmente a todos “los funcionarios que tengan algunos dolarcillos”, para que sigan su ejemplo, en especial a Aníbal Fernández, quien había hecho alarde en una entrevista radial de su decisión de mantener en dólares sus ahorros. Desde el llano, no deja de ser chocante que la clase política argentina en sus diferentes vertientes partidarias, esté encabezada por personas con cuentas millonarias en los bancos.